«Me senté a su lado y, como tenía las manos atadas, le ayudé a preparar una pipa con tabaco. Me causó una impresión diferente de la que había imaginado. Vi a un Che que se veía completamente acabado, tal vez frustrado, decepcionado y completamente agotado, muy decaído físicamente. Estaba con barba y olía mal», relató en 2006 Niño de Guzmán, de acuerdo al reporte de la agencia DPA.Agregó que «el ‘Che’ me aseguró dos cosas: que era más valioso muerto que vivo, tanto para Castro como para la revolución y la guerrilla, y que estaba convencido de que no iba a poder ver el sol al día siguiente».El guerrillero argentino le regaló a manera de despedida su libretita de anotaciones. Contó por ese entonces que ese histórico objeto se encuentra en una cámara de seguridad de un banco y que una revista le llegó a ofrecer unos 20.000 dólares por ella.EL DEBER / Jesús Reynaldo Alanoca Paco