La Caja Nacional de Salud (CNS) analiza comprar servicios de otras clínicas privadas para aliviar la sobredemanda de pacientes.
Los pacientes en el pasillo de Emergencias del Hospital Obrero. Foto: ANF.
La Paz, 6 de noviembre (ANF).– “Estamos rebalsando, no podemos atender pacientes estables”, dijo un internista de la Unidad de Emergencias del Hospital de Clínicas a una mujer que buscaba atención para su esposo, un hombre de 45 años con absceso pulmonar. En el hospital miraflorino, médicos y enfermeras se muestran afanosos por atender a decenas de enfermos que esperan atención en camas improvisadas. La misma escena se observa en Emergencias del Hospital Obrero.La situación es crítica en esas salas, donde los enfermos están abarrotados, incluso hay pacientes que reciben tratamientos en los pasillos, en colchones tendidos en el piso y hasta en sillas. Otros esperan varias horas para ingresar a urgencias; algunos por la desesperación del dolor deciden retornar a sus hogares o buscar atención en clínicas privadas.Hospital de ClínicasEmergencias del hospital miraflorino tiene unas 35 camillas, pero siempre es rebasada por la cantidad de pacientes que llegan cada día durante todo el año. Antes era común escuchar que la unidad colapsaba en fiestas de fin de año, pero ahora esta situación es común.Debido a la cantidad de enfermos que llegan a diario, los galenos tuvieron que improvisar y tender colchones en los pisos, habilitar banquetas, gradas y hasta sillas para atender a los pacientes que requieren atención médica o alguna cirugía de urgencia.La mayoría de los pacientes que acuden a esos servicios, según el personal de salud, son enfermos crónicos con patologías de base, enfermos renales, diabéticos y presión alta que necesitan ser monitoreados de forma continua.“Estoy viniendo de Coroico con mi papá, él ha tenido un accidente de tránsito y está sangrando mucho. Por eso he venido hasta aquí (Hospital de Clínicas), pero no quieren atendernos de emergencia, nos han dicho que están llenos y vayamos a consulta externa”, afirmó María Huarachi, familiar de un paciente.Al menos 15 personas hacían fila en Emergencias para ser atendidos, entre ellos Martín (55) que padece de cáncer de estómago y estaba acompañado de su esposa Julia (49) que relata que su pareja hace tres semanas dejó de alimentarse y su salud empeoró.La mujer buscaba de manera desesperada ayuda para su esposo y padre de sus cuatro hijos. Dijo que primero fueron a un hospital de El Kendo en El Alto, pero por falta de especialistas no fueron atendidos y los derivaron a Miraflores.“Nos han mandado aquí, pero no hay camas. Mi esposo está muy mal, ya no come ni siquiera toma agua. Quisiera que le pongan, aunque un suero para que se recupere”, indicó la familiar. La médica de turno le recomendó que vaya a Oncología del hospital para que los galenos determinen qué tipo de tratamiento debe recibir: quimioterapia o radioterapia.La galena aseveró que el colapso de urgencias es usual, y por la demanda masiva de pacientes se tiene que improvisar hasta banquetas para dar tratamiento. Indicó que hay algunos enfermos que están semanas internados porque no tienen familiares, y esta situación impide que las camas sean ocupadas por otros.Hospital ObreroLos enfermos del Hospital Obrero de la Caja Nacional de Salud atraviesan un viacrucis para ser atendidos en la Unidad de Emergencias, que hace más de tres semanas su capacidad sobrepasó los límites de atención del servicio. La sala de urgencias cuenta con 32 camas y la demanda es de 40 pacientes diarios.Los enfermos imploran por una solución y lamentan que el Gobierno, aun así, quiera implementar el Seguro Universal de Salud, cuando no hay infraestructura hospitalaria ni el suficiente personal médico para brindar una atención de calidad.Las camas en esa sala están unidas unas con otras, según el personal es para ahorrar espacio y atender a más enfermos, incluso hay pacientes que son tratados en los pasillos de la unidad; otros reciben suero en sillas de ruedas.“Es una verdadera pesadilla estar aquí (hospital). Lamentable, nosotros aportamos para que nos atiendan de la mejor manera, pero eso no se ve aquí. Tenemos que estar abarrotados, casi encima de otro para que nos atiendan. Claro que los médicos hacen los esfuerzos necesarios, pero las condiciones con pésimas”, se quejó Margarita Torrez de 62 años.Otra paciente cuenta que hace dos semanas uno de sus familiares también vino a internarse al Obrero, pero por la sobredemanda no pudo ingresar a la sala de Urgencias y se vio obligado a buscar atención en una clínica privada, pero su salud se complicó.“Mi sobrino hace dos semanas que quería entrar al hospital, pero le hacían esperar. Él tenía dolor de cabeza fuerte, pero como le dijeron que no era tan grave, no ha recibido atención y ahora le ha dado embolia y está en coma en una clínica privada”, afirmó.Irene Mendoza, familiar de uno de los enfermos, aseguró que el Gobierno se equivoca al querer implementar el seguro gratuito. Dijo que antes debería mejorar los hospitales.“Mire como estamos, totalmente llenos. Es una barbaridad que el Gobierno quiera imponer el seguro gratuito, primero debería ver la realidad de los hospitales y mejorar las condiciones. Imagínese cómo vamos a estar con más enfermos”, señaló.Ante esa crisis, la Caja Nacional de Salud (CNS) analiza comprar servicios de al menos diez clínicas privadas, entre ellos Los Pinos, Cies, San Gabriel, Metodista, Cotahuma, Nuestra Señora de La Paz y la Clínica del Sur, en las especialidades de Medicina Interna, Terapia Intensiva y Oncología para aliviar el colapso del servicio.