Darynka Sánchez
La familia de la mujer asegura que el feminicida también mató a golpes a dos de sus bebés, mientras aún estaban en el vientre de ella.
NATALY VERÓNICA BALLÓN GUZMÁN TENÍA 29 AÑOS CUANDO FUE ASESINADA A GOLPES.
Por el rostro cansado y sombrío de Genoveva Guzmán no dejan de correr las lágrimas. Para la mayoría de las madres, el perder a una hija causa un dolor sin nombre, pero, cuando la muerte de una hija podía evitarse y ocurre por la violencia machista, el sufrimiento es insoportable.
Nataly Verónica Ballón Guzmán, una mujer de 29 años, soportó demasiado. El silencio ante el maltrato la condujo hasta la muerte. Ella se casó muy joven, a los 17. Tuvo dos hijos con su primer esposo, un varoncito que hoy tiene 13 años y una niña de 11. La relación no funcionó por la inmadurez de la pareja. Solo ella trabajaba para mantener a su familia y la unión llegó a su fin cuando él vendió un auto que Nataly había comprado, sin avisarle. Tras la discusión, él se llevó a sus hijos a La Paz, donde le habían ofrecido empleo.
Nataly fue tras ellos, pero un juzgado le dio la custodia al padre porque ella trabajaba de 5 de la mañana hasta el final de la tarde, administrando una carnicería grande en Cochabamba y no podía encargarse de los niños en el día. Sin embargo, los veía constantemente y les compraba todo lo que precisaban. Después de dos años, su exmarido volvió a la Llajta y la relación con sus hijos se hizo más estrecha. Los llevaba al parque y compartía más con ellos.
Hace ocho años, conoció al mecánico Erlin Pabel L.S. (40) mientras trabajaba temporalmente en una estación de combustible. Se hicieron amigos y luego empezaron una relación sentimental. Pabel ya era divorciado dos veces. Su primera esposa y su hijo mayor están en España. Con su segunda esposa tuvo una niña que hoy tiene unos 12 años, pero también se habían separado. Nataly y Pabel enamoraron y luego convivieron juntos unos siete años. Carla, la hermana mayor de Nataly, cuenta que ella vivió engañada, creyendo que la pareja se llevaba bien.
“Vivíamos a una cuadra de distancia, en Quintanilla Con sus ahorros, mi hermana había logrado comprarse todo, cama, electrodomésticos, televisores, lavadora, mucha cristalería. Pabel llegó después a disfrutar de todo, pero era posesivo, y muy celoso. A Nataly le gustaba arreglarse y siempre estaba linda, se compraba ropa y eso lo molestaba a él porque creía que ella podía coquetear con otros”, rememora.
CICLO VIOLENTO Nataly era una mujer alegre, extrovertida, muy sociable y trabajadora, pero con el tiempo fue cambiando para complacer a Pabel. “Iban a reuniones y si ella saludaba a un amigo con efusividad, él la pellizcaba. Yo no sabía nada de esto hasta hace cuatro años, cuando mi hermana me llamó a su casa y me contó llorando que estaba embarazada. “Pabel le había dicho que no era su hijo porque él era estéril. Nataly, molesta, le respondió que entonces los otros dos hijos de él, los que tuvo con sus anteriores esposas, tampoco debían ser suyos. El hombre se enojó y le ordenó que no hable mal de sus mujeres, mientras golpeaba a mi hermana. Le dio con una botella tipo tomatodo en la cara y tenía su labio hinchado”.
Carla, y su hermano David fueron a hablar con Pabel y este les dijo que si ese bebé nacía le practicaría una examen de ADN porque dudaba de que fuese suyo. “Me enojé, le dije que se olvide de mi hermana, que ya no la perjudique y le di un plazo de 24 horas para devolver los cuatro mil dólares que Nataly le dio para comprar un auto”.
Después de unos días, Pabel convenció a su víctima de volver, y ella le entregó de nuevo su dinero. “Me enfurecí con mi hermana y no debí hacerlo. Le dije que no meta a terceros si pensaba volver con ese cobarde. No nos hablamos dos meses. Cuando ella tenía cinco meses de embarazo, él volvió a golpearla; se subió sobre su vientre, y la pateó. El bebé murió”.
Nataly volvió a quedar embarazada, esta vez de una niña. A Genoveva Guzmán se le humedecen de nuevo los ojos al recordar lo que sucedió. “Este hombre la pegó de nuevo y la empujó a mi hija desde una terraza. Estaba de unos siete meses de embarazo. La llevó al hospital Solomon Klein y el médico quiso internarla, pero Pabel se opuso. Horas después mi hija empeoró y la tuvo que llevar al Viedma. Les dijo a los médicos que ella se había caído de una camioneta en movimiento y Nataly confirmó esa mentira, por miedo. La bebé falleció”. Genoveva cuenta que en otra oportunidad, luego de otra golpiza, ella habló con Pabel para reclamarle. “Siempre fue muy agresivo, me dijo que me la llevara a mi hija si no me gustaba lo que pasaba. Me la llevé, pero yo vivo en Irpa Irpa; era muy lejos para que ella vaya a su trabajo. La dejé en lo de su amiga y la llamaba a diario. Me decía que estaba bien y que seguía con Cecilia, pero era mentira, ya había vuelto con él. No nos dejaba denunciarlo”, llora arrepentida, por no haberlo hecho a tiempo, para evitar el doloroso desenlace.
Carla agrega que en unaocasión fue a ver a su hermana, pero ella no le abría la puerta. “Le toqué al dueño de casa que sí me abrió y cuando entré lo sorprendí a Pabel golpeando a Nataly en el piso. Yo tomé un vaso whiskero con agua y le eché el líquido a su cara diciéndole: ‘¿Quién te crees para tocar a mi hermana? Él quiso golpearme con su brazo en mi cara, pero yo me defendí y al poner mi mano le arañé cerca de su ojo. Le advertí que si me tocaba le rompería la cabeza con el vaso que era muy grueso. Me insultó y me dijo que solo se aguantaba porque yo estaba embarazada”.
Después de ese incidente, Nataly volvió con Pabel. Semanas después, Carla recibió la llamada de una vecina de El Castillo que le avisó que Nataly estaba en su casa y la necesitaba. Acudió y la encontró totalmente ensangrentada, con hematomas en todo el cuerpo y la ausencia de varios mechones de cabello. La vecina había tomado la placa del auto que la arrastró y era el de Pabel.
La testigo le contó que Nataly fue agredida por dos hombres. “Después, mi hermana me contó que fue con Pabel a una mojazón por carnaval y allí estaba el primo de Patricia, la exesposa de Pabel. Este hombre la siguió hasta el auto donde ella fue a cambiarse de ropa, y allí la golpeó. Cuando Pabel los vio, en lugar de defenderla, también la agredió y la arrastró con el carro”.
Esa vez, Nataly estuvo dispuesta a denunciarlos. “La acompañé a la FELCV, pero no había médico forense por el feriado. Les pedí que le tomen la denuncia, pero las policías dijeron que había procedimientos y que debía esperar al forense hasta el otro día. Después, Nataly ya no quiso denunciar”, contó.
Era un círculo vicioso. “La golpeaba, luego le rogaba, le enviaba mensajes por WhatsApp reconociendo su brutalidad y diciéndole que la amaba. Mi hermana estaba ciega, lo perdonaba una y otra vez. Después de aquello no me volvió a contar nada, se alejó de nosotros y nos decía que ya había decidido dejarlo, pero que primero debía recuperar el dinero que le prestó para comprar la casita en la que vivían, unos 30.000 bolivianos y 2.000 dólares. Pero él terminó matándola antes de que pudiera abandonarlo”, llora Carla Ballón.
GENOVEVA GUZMÁN, LA MADRE DE NATALY BALLÓN. DARYNKA SÁNCHEZ
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La noche del feminicidio
El 2 de noviembre de 2017, Pabel y Nataly fueron juntos a una fiesta de cumpleaños de un amigo de él. Allí, él la celó de nuevo, y al llegar a su casa en Quintanilla discutieron. Según el mecánico, Nataly se puso agresiva y él solo la detuvo, pero ella vomitó y se desvaneció. Un amigo al que llamó lo ayudó a llevarla al hospital Solomon Klein, pero la joven ya estaba sin vida. A los médicos les dijo que había caído de un taxi, luego cambió de versión y sostuvo que se cayó de la silla de ruedas en la que la recibieron. Según la autopsia, Nataly fue golpeada en todo el cuerpo. Tenía hematomas y excoriaciones en piernas, brazos, tórax, cuello y rostro. Perdió la vida por un golpe muy fuerte en la cabeza que le causó una hemorragia intracerebral. La joven tenía el cabello húmedo, por lo que se deduce que fue bañada para esconder evidencias como manchas de sangre y otras.
Juez de Sacaba ordena detención de Pabel en casa, pese a existir apelación pendiente
Pabel L.S. ya no es solo un imputado por el feminicidio de Nataly Ballón. La Fiscalía acumuló suficientes evidencias de su autoría y por ello ya presentó acusación formal contra él. Incluso ya se había fijado fecha de juicio oral para noviembre de 2018. Sin embargo, el mismo tuvo que ser postergado porque no se notificó con todas las pruebas al acusado.
Pabel L.S., que estaba preso en una cárcel, aprovechó para pedir la cesación de su detención preventiva, argumentando que se habían desvirtuado los riesgos de fuga y de obstaculización de las investigaciones, ya que había vuelto con su segunda esposa, Patricia P.F., y por lo tanto tenía un arraigo natural. Luego del desprecintado de la casa donde ocurrió el feminicidio de Nataly, la exesposa se fue a vivir allí con su hija y administraba el taller mecánico, a la espera de que Pabel saliera de la cárcel para seguir trabajando ahí.
El 2 de agosto de 2018, los jueces del Tribunal de Sentencia 1 de Sacaba, David Gamón Nicolás; Rosmery Torrez Terrazas, y Aleyda Gómez Iporre llegaron a la conclusión de que Pabel “no es un peligro para la sociedad ni para la víctima”.
La abogada de la Oficina Jurídica para la Mujer, Jinky Irusta, interpuso una apelación a esa resolución, pero, antes de que el Tribunal resuelva dicho recurso, Pabel volvió a solicitar su libertad.
En audiencia del 24 de agosto, los jueces del Tribunal de Sentencia 1 le otorgaron el beneficio de la detención domiciliaria con custodio, pese a que estaba pendiente la apelación del anterior auto del 2 de agosto.
Según la sentencia constitucional 0552/2017-S1, no se puede otorgar estos beneficios sin resolver primero las apelaciones pendientes.
La familia de Nataly Ballón pidió la intervención del Consejo de la Magistratura y del Ministerio de Justicia porque considera que los jueces del Tribunal de Sentencia favorecieron a Pabel.
“Recién le han notificado con la acusación y ya van a fijar fecha de juicio. Si le dan 30 años de cárcel y él goza de detención domiciliaria, ¿acaso creen que se quedará? Se va a escapar”, protestó Carla Ballón Guzmán, la hermana.
TESTIMONIO Genoveva Guzmán, la madre de Nataly, agregó que 20 días antes del feminicidio, su hija la llamó por teléfono y le pidió llorando que vaya a verla. “Fui y la encontré en cama con su cara muy hinchada. Pabel la había golpeado de nuevo porque ella llevó a sus hijos al parque y llegó un poquito tarde. La pegó delante de mis nietos y eso no lo iba a soportar. Ella me prometió que lo iba a dejar, pero primero necesitaba que él le devolviera sus cosas, el dinero prestado, y una moto de varón que compró”.
Carla Ballón dice que se sienten impotentes. “Este maricón golpeador la mató a mi hermana y encima se quedó con sus cosas, con su dinero y la moto, que debía ser para los hijitos de ella. La exesposa se pone la ropa de Nataly. Y encima los jueces le dejan irse a su casa siendo un feminicida. ¿Qué clase de justicia es esta?”, cuestionó airada.
¿Por qué algunas mujeres soportan la violencia?
¿Por qué algunas mujeres aguantan tantas golpizas y hasta ponen en riesgo sus propias vidas al lado de personas que las humillan, las golpean y hasta las amenazan de muerte? La respuesta de los profesionales es: “Por falta de autoestima y gracias a un sistema patriarcal que les ha enseñado a soportar y a callar ante el maltrato. Piensan que si ese hombre las deja, nadie más las querrá. Esto responde a estructuras de pensamiento y de tradiciones que se heredan de generación en generación”, explica la psicóloga Ruth Quintanilla.
Las tatarabuelas siempre repetían que cuando te casas, es para siempre y si te tocó un hombre violento “hay que aceptarlo nomás y aguantarlo, tratar de no enojarlo”, pero, el problema no sólo radica en la aplicación de una enseñanza machista sino también en la falta de una autoestima saludable que es sembrada en primera instancia por el padre. Las mujeres que crecieron sin padre; al lado de un papá violento, o con uno que jamás les enseñó que ellas eran valiosas como seres humanos, son vulnerables a volverse dependientes de hombres que ejercen poder económico, afectivo, emocional o sexual, sobre ellas. Entrar al círculo de la violencia es fácil, pero salir es un proceso largo y difícil.
SEÑALES DE ALERTA La espiral de violencia comienza con la celotipia, un trastorno psicológico que surge cuando los celos de baja intensidad o temporales se tornan compulsivos y pueden derivar en problemas psicóticos y delirios. Estos hombres alejan a sus víctimas de sus familias porque imaginan infidelidades y hasta tienen recuerdos falsos. Golpean, piden perdón, prometen y vuelven a golpear con más fuerza, y el ciclo de la violencia está establecido. De allí al feminicidio, hay un paso. Estos agresores consideran a sus esposas objetos de su propiedad y creen que tienen el derecho de decidir si viven o mueren.
PABEL L.S. EN AUDIENCIA DE APELACIÓN EL 28 DE DICIEMBRE. BENJAMÍN JAMES
Fuente: www.opinion.com.bo