Aparecieron con las últimas lluvias y los vecinos del norte de la ciudad los denunciaron. El Senasag fue al barrio Ferbo a recolectarlos y estudiarlos y no encontró el parásito que vive en ellos y que provoca meningitis. Habrá minga
Belén (4), Naira (3) y Juley (2) juegan en la vereda de la barraca en donde su madre, Naidy Melgarejo (22), es la casera. A pocos metros, sobre la pared de ladrillo visto, hay una decena de caracoles de unos siete centímetros de tamaño. “Aparecieron ahí después de la última lluvia, nunca antes los habíamos visto”, cuenta la progenitora, que ya estaba prevenida, por mensajes en cadena de las redes sociales, de que es mejor abstenerse de tocarlos porque su baba podría ser responsable de la propagación de enfermedades.
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Los trabajadores de la barraca, que está en la avenida Alemania, entre sexto y séptimo anillo, limpiaron la maleza de la acera y una vez la hierba ya no estuvo ahí para cubrirlos, quedaron expuestos.
Jaime Rodríguez, presidente de la Sociedad Boliviana de Entomología (dedicada a los insectos), ha tenido experiencia en Brasil trabajando con malacólogos (especialista en moluscos) y su primera recomendación es que si un vecino ve estos caracoles africanos “lo que debería hacer es avisar a la autoridad competente”, en este caso el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag).
Esto por la posibilidad de que sean vectores (transmisores) de enfermedades, pues en Brasil se ha comprobado que un nematodo (gusano diminuto) que vive en el molusco es causante de meningitis.
“Hay que hacer más investigación para tener un panorama mejor para afirmar si es una amenaza epidemiológica. Pero cualquier precaución siempre es buena. Utilice guantes (para sacarlo del jardín) o llame a las autoridades. Pero no hay que satanizar a esta especie sin tener más elementos. Hay que saber hasta qué punto hay un problema o estamos cayendo en un alarmismo”.
El investigador echó de menos la falta de formación de recursos humanos en investigación en nuestro país, pues, hasta donde recuerda, no existe ninguno.
Fueron estudiados
El Senasag tiene previsto hacer una minga. La coordinadora de Sanidad Vegetal explicó que esta especie no es originaria de Bolivia, es invasiva y están analizando cómo llegó a la ciudad. “En las redes sociales se viene diciendo que son venenosos, aclarar que estos no son peligrosos, pero son vectores de parásito; sin embargo, es importante destacar que los caracoles que hemos recolectado fueron sometidos a estudios y se comprobó que no tienen nematodos peligrosos, pero por prevención se recomienda no manipularlos directamente”.
Fuente: eldeber.com.bo