El equipo dirigido por Xabier Azkargorta se enfrentó a Alemania en el estadio Soldier Field de Chicago. En el país la gente vibró con la Verde mundialista.
Bolivia vs. Alemania. 25 años pasaron de aquel 17 de junio de 1994, un día histórico para el fútbol boliviano. La Verde inauguró el Mundial de EEUU y el orgullo estaba intacto en todo el país.Fue un viernes. El partido fue programado a las 15:00 en el estadio Soldier Field de Chicago. Toda Bolivia era una fiesta, los días previos al partido sólo se respiraba aire mundialista. El día del encuentro, el centro de La Paz amaneció embanderado con las tricolor nacional.La jornada de viernes parecía un domingo y el Prado paceño estaba inundado de gente con la camiseta, gorras, pitos, banderas y cualquier objeto con el que se respaldaba a la distancia a la Verde. Cerca al mediodía, a la Policía no le quedó otra que cortar el acceso vehicular en el centro de la ciudad ya que la gente llegaba de todo lado para expresar su apoyo a la Selección y tratar de “perder tiempo” mientras llegaba la hora del partido, con nervios, ansiedad y felicidad por tener a Bolivia en el Mundial de Estados Unidos.Cuando el reloj marcaba las 14:00, la gente comenzó a replegarse a sus hogares para ver la inauguración y media hora después las calles estaban completamente desiertas.
El partidoCarlos Mesa, expresidente de Bolivia, recordó en su página la Historia del Fútbol Boliviano que la Selección tuvo el privilegio de jugar el partido inaugural contra el campeón mundial de 1990, la selección alemana, ante 63.117 espectadores, el número más alto de espectadores en un partido mundialista jugado por el equipo nacional. Fue una tarde infernal por el calor (36 grados de temperatura).No ocurrió lo previsible. Alemania no fue una tromba y Bolivia no fue un convidado de piedra. En los primeros 25 minutos los germanos apostaron a un ataque vertical sobre la base de Klinssmann como un ‘panzer’ y apoyado por la técnica de Riedle. Los bolivianos tardaron en organizarse, pero en cuanto el balón fue trabajado con talento por Melgar (el mejor jugador de la cancha) los tiempos fueron de los verdes. El toque en un tic-tac perfecto llevó el juego al medio campo y fue administrado por Bolivia.En el intermedio la cancha fue abundantemente regada por el sistema de aspersión.En la segunda mitad el juego no se modificó sustancialmente hasta que a los 16’, Matthaus despejó con un pelotazo largo desde atrás, corrió Hassler y la pasó para Klinssmann en el límite de la posición adelantada, Trucco salió fuera del área ante la evidencia de una defensa desfondada y resbaló en la cancha mojada. Remate suave Klinssmann ante arco vacío y gol, el único de un encuentro que fue muy parejo. A los 34’ Azkargorta envió a la cancha al Diablo Etcheverry -en sustitución de Ramallo- quien había trabajado meses en recuperarse de la grave lesión de ligamento cruzado de su rodilla sufrida en el Colo Colo de Chile.El Diablo EtcheverryEl ingreso del símbolo de Bolivia generó mucha expectativa. Menos de tres minutos después, una jugada fuerte de Matthaus en su contra, provocó una reacción del Diablo. El árbitro, Arturo Brizzio de México, que como mucho debió sacar amarilla, expulsó al jugador nacional y le frustró el Mundial. El partido concluyó con triunfo alemán por la mínima diferencia.
El pospartidoTal como pasó durante toda la mañana, en cuanto el juez mexicano dio por concluido el partido, la afición nacional se volcó a las principales arterias del país a celebrar el debut del seleccionado nacional en el Mundial. Bolivia había caído por la mínima diferencia frente a los alemanes, pero el resultado pasó a un segundo plano.La gente estaba orgullosa de su equipo que en la cancha había mostrado su clase y en ningún momento del encuentro los germanos avasallaron a Bolivia, es más, nuestro elenco estuvo cerca del empate que habría sido lo más justo. Había pasado el debut, venían Corea del Sur y España, pero quien puede dudar que ese 17 de junio fue inolvidable para nuestro fútbol. ¡Qué tiempos aquellos!.
Minuto 90Marco EtcheverryExjugador de Bolivia
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Mis dos minutos en el MundialHay una sola persona del ambiente del fútbol con la que reaccionaría a las piñas si me lo encontrara por la calle. Arturo Brizio Carter, el mexicano que me dejó jugar menos de tres minutos en un Mundial, no sólo fue un pésimo árbitro sino también un cobarde. Pero vayamos por partes.La única clasificación de Bolivia a un Mundial fue la que conseguimos para USA 94. Antes, mi país había ido a dos Copas, las de 1930 y 1950, pero por invitación. Y no volvimos a ir después del 94. Lo logramos al mando del vasco Xabier Azkargorta, quien nos cambió la mentalidad. Incluso le ganamos 2-0 a Brasil en La Paz, fue su primera derrota en eliminatorias. Ese día yo abrí el marcador en el minuto 89, después de que Platini Sánchez errara un penal.Tras la euforia desatada en mi país, teníamos que ir a hacer un digno papel. Abríamos la Copa ante el último campeón, Alemania. Todo el mundo estaba pendiente de ese partido inaugural. Yo me había roto los ligamentos de la rodilla y mi recuperación tardó ocho meses. Pensé que no iba a llegar, pero al final lo hice. El técnico me dijo que su idea era que recién jugara el último partido, ante España, que podía ser decisivo para la clasificación. La verdad es que no estaba en condiciones para jugar pero la ansiedad y las ganas de estar pudieron más. Yo era el mejor jugador de Bolivia en ese momento y no quería fallarle a mi pueblo.Durante el partido, Brizio pitaba mucho para los alemanes. En el banco nos paramos varias veces a reclamarle al juez y también a insultar a los alemanes. Sentíamos una gran impotencia y también era una manera de apoyar a los nuestros. El cuarto árbitro se acercó un par de veces a decirnos que nos sentáramos porque si no, nos iba a expulsar. Al final, Klinsmann abrió el marcador por una caída de nuestro arquero y el vasco me hizo entrar en el minuto 79. Enseguida fui a disputar una pelota con Matthäus cerca del córner, chocamos, pensé que se venía con todo a hacerme algo y puse la pierna para protegerme. No hubo patada ni mala intención. Pero Brizio vino corriendo y me expulsó. Jugué dos minutos y medio. No lo podía creer. De hecho, mi DT no estaba enojado y me dijo, cuando salía: “Marco, ¿quién te quita lo bailado?” Me dieron dos fechas de suspensión, no pasamos a la segunda fase y no pude jugar más. Fueron mis dos minutos mundialistas. Increíble.
Pero no todo terminó ahí. Al poco tiempo jugamos contra Uruguay por las eliminatorias de Francia 98. En La Paz. El juez era otra vez Brizio. No me cobró un penal clarísimo, le fui a protestar y me dijo: “Seguí así que te voy a expulsar como en el Mundial”. Su amenaza me puso loco. Entonces, unos minutos después, en un tiro libre al lado del banco de suplentes, le dije en voz bien alta a nuestro entrenador, para que escuchara Brizio: “Profe, este árbitro está diciendo que soy un indio, está discriminando a mis compañeros, ¿por qué no le avisa al veedor?” Ahí nomás la cortó. Se cagó todo el mexicano. A Brizio le gustaba ser protagonista. Recuerden: fue el mismo que expulsó a Ortega contra Holanda en Francia 98. Columna publicada ensoho.coFuente: https://www.paginasiete.bo