Caso Scouts: víctimas denuncian que son amenazadas y perseguidas


Llamadas, mensajes, publicaciones en redes sociales, persecución, acoso y amenazas… este cuadro es el que a diario soportan las 17 víctimas que denunciaron a tres instructores de los Boy Scouts La Paz por abuso sexual.

Además, según relataron, en una audiencia cautelar, Hebert G., uno de los acusados, amenazó con una señal de muerte a una víctima.



“En el grupo de scouts comenzaron a  intimidar. Dijeron que nos denunciarían a nosotros por difamación y que seríamos nosotros quienes iríamos a la cárcel. Otros dicen que estamos haciendo estos problemas porque tenemos intereses económicos”, contó una de las víctimas.

Ramiro (nombre ficticio), otra víctima, relató que en las audiencias de medidas cautelares son amenazados por familiares de los acusados. “Nos agreden en todas las audiencias”, contó.

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Acoso permanente

En 2018 Hebert G., a quien las víctimas consideran uno de los más peligrosos, fue beneficiado con medidas sustitutivas, con restricción de acercarse a los denunciantes,  condicionante que no fue cumplida por el acusado.

El video de una cámara de seguridad muestra que Hebert G., su abogado y otras personas permanecieron el 17 de diciembre por la noche por más de media hora  fuera de la casa de Julián (nombre ficticio), otra de las víctimas.

Cerca de las 21:00, Julián llegó a su casa, reconoció a su agresor y tomó fotos para denunciar la irregularidad.

“Al día siguiente, el 18 de diciembre, vinieron a mi trabajo a hacer lo mismo. Cuando ves de frente a tu agresor, es difícil. No sabes qué hacer, cómo reaccionar”, expresó acongojada otra víctima.

Las víctimas y su historia

“Estamos tratando de sanar nuestras vidas”, con esa frase Ramiro comenzó a relatar lo que “uno de los mejores instructores (Henry A.)”, le había hecho.

Las víctimas apuntan al exdirigente Henry A. como la persona que abusó sexualmente de varios menores que formaron parte de los Boy Scouts La Paz.

“Todo el tiempo hablaba de sexo, generaba ambientes para compartir con nosotros y al final siempre terminábamos consumiendo bebidas alcohólicas. Uno de esos días el me abrazó y me besó de manera violenta”, contó Julián.

“Pasaron casi 15 años de lo que me tocó vivir, es confuso y difícil de entender. Siempre atacaba a los más vulnerables y a grupos reducidos. Nos hacía ver pornografía, sin sonido para que otros no se den cuenta, en un cuarto oscuro.

Nos decía que pensemos en una de las chicas de los scouts y nos masturbemos”, agregó.

“Si nosotros no hacíamos lo que él quería se acercaba y nos tomaba de nuestros penes y él nos masturbaba. ‘¿Entendiste, o te sigo explicando?’, preguntaba”, manifestó.

“A mí me mandó a echarme en un colchón y tuve que masturbarme para que él no me vuelva a tocar”, relató Julián.

UNA CONSTANTE REVICTIMIZACIÓN

“El sistema judicial es una tragedia”,  señala una de las víctimas al contar que, de manera constante, se les revictimiza, ya que en cada audiencia deben enfrentar a sus agresores.

“El sistema judicial no prevé  salvaguardas con las víctimas, lo ideal sería que nosotros no estemos frente a nuestros agresores”, dijo una de las víctimas.

El retraso en este proceso, cuentan las víctimas, se debe a que no existe un juez sexto de instrucción en lo penal y que su caso pasa de mano en mano y de juzgado en juzgado.

Fuente: laprensa.com.bo