Los españoles viven con el complejo de la conquista americana en sus espaldas, mucho más que los ingleses cuyo karma no tiene nada que envidiarle. Tal vez la herencia que dejaron los británicos en sus antiguas colonias les deja un consuelo, a diferencia de los ibéricos que acarrearon todas sus taras que todavía nos agobian. España siempre teme una nueva rebelión y aquel “por qué no te callas” que le clavó el rey en la bocaza de Hugo Chávez no le hizo nada bien al intento permanente de los españoles de aplacar a los insurrectos.
De vez en cuando mandan algún emisario a calmar a los soliviantados que siguen llorando por las heridas causadas por los conquistadores y atribuyéndoles a ellos todas las penurias que atravesamos. Hoy ese embajador se llama José Luis Rodriguez Zapatero, con la misión de amansar con un derroche de lisonjas y alabanzas al último de los herederos de Tupac Katari. A menos eso es lo que esperan los encomenderos y el ego del caudillo es su mejor cómplice.
Fuente: eldia.com.bo
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