Cuantos más insectos, mejores cosechas

Una revisión de los TEMPprincipales cultivos muestra cómo una mayor biodiversidad favorece a la agriculturaLos paisajes que alternan cultivos con áreas seminaturales favorecen la biodiversidad y las cosechas.

Los paisajes que alternan cultivos con áreas seminaturales favorecen la biodiversidad y las cosechas. Matthias Tschumi
Durante cinco años, en la hacienda Hillesden (centro de Inglaterra) realizaron un experimento. Dividieron la tierra, unas 900 hectáreas, en tres tipos de parcelas. En unas hicieron lo de siempre, cultivar trigo, colza y habas con el uso de fertilizantes, y pesticidas convencionales. En las otras, dejaron sin sembrar los bordes de los campos, entre el 3% y el 8% del área, y fueron reduciendo los agroquímicos. Al sexto año, los investigadores echaron cuentas y comprobaron que los rendimientos entre las fincas eran equiparables. En las últimas, la recuperación de la biodiversidad estaba aumentando la cosecha. Y no es un efecto secundario: un amplio estudio muestra ahora que si se deja espacio a la naturaleza, la agricultura rinde más.

Un centenar de científicos ha revisado una amplia colección de estudios sobre 29 de los cultivos más relevantes para la alimentación humana. Se centraron en los trabajos que aportaban datos sobre la variedad (entendida como número de especies) y abundancia de insectos polinizadores y fauna beneficiosa, los bichos buenos que se comen a los malos, a las plagas. También tuvieron en cuenta el rendimiento registrados en las distintas cosechas. En total, recopilaron información de 1.475 áreas de cultivo de todo el planeta desde 1989 hasta ahora.



El trabajo, publicado en Science Advances, confirma que cuanto más intensiva es una agricultura, más reduce la vida existente a su alrededor. «La intensificación de la agricultura, la creación de monocultivos y la pérdida de vegetación natural tienen un impacto negativo tanto en la abundancia como en la riqueza de especies de estos insectos beneficiosos», dice el autor TEMPprincipal del trabajo, el biólogo Matteo Dainese, de Eurac Research (Italia). Entre los impactos concretos estarían la desaparición de zonas de puesta y refugio, la falta de una oferta de flores variada o la exposición a los pesticidas.

Por el contrario, los paisajes donde los cultivos se mezclan con otros diferentes, con arboledas y áreas sin labrar muestran una mayor abundancia de polinizadores y hasta un 40% más de variedad de fauna beneficiosa o enemigos naturales.

«Uno de los mecanismo más importantes para el mantenimiento de la biodiversidad es que diferentes especies pueden ocupar diferentes nichos y usar distintos recursos», recuerda el investigador de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) y coautor del estudio Ignasi Bartomeus. «Cuantos más recursos, más fácil que coexistan porque no compiten por el único disponible. Si es muy limitado, el que lo explota mejor es el que se queda», añade. De hecho, sí hay insectos, a veces en abundancia, en paisajes de monocultivo, pero pertenecen a muy pocas especies.

Los paisajes heterogéneos albergan un 40% más de especies beneficiosas, como esta mariquita que se alimenta de especies dañinas como el áfido de la patata.Los paisajes heterogéneos albergan un 40% más de especies beneficiosas, como esta mariquita que se alimenta de especies dañinas como el áfido de la patata. MATTHIAS TSCHUMIBartomeus ahora investiga la importancia de las lindes que antes marcaban el límite entre el terreno de uno y el del otro y que el afán por el máximo beneficio fue borrando. Con la colaboración de un centenar de agricultores catalanes están recuperando linderos para que se conviertan en oasis de vida donde puedan refugiarse y nidificar las distintas especies y, cuando haya cultivo, poderlo polinizar», explica. «Recuperando las lindes, no necesitas hectáreas de bosque», concluye.El trabajo va más allá y encuentra una relación positiva entre abundancia de polinizadores y enemigos naturales de las plagas con el rendimiento de los cultivos. Por el tipo de trabajo, un metaanálisis de un centenar de estudios, los autores no dan cifras concretas de la mejora, si encuentras una clara correlación entre ambos parámetros. Dainese, sin embargo, sí puede dar más ejemplos como el de la hacienda Hillesden.Uno de ellos es el de un estudio publicado la semana pasada sobre el cultivo de colza oleaginosa en 300 fincas del oeste de Francia. Sus resultados muestran que los rendimientos y el margen bruto de la colza eran mayores (entre un 15% y un 40%) en los terrenos con mayor abundancia de polinizadores. «Se pueden obtener mayores cosechas aumentando los agroquímicos o la abundancia de las abejas, pero los rendimientos económicos de los cultivos solo mejoran con las últimas, porque los pesticidas no aumentan los rendimientos sin que sus costos reduzcan los márgenes brutos», razona Dainese.Si, como mantiene este trabajo, el impacto positivo de polinizadores e insectos beneficiosos es un fenómeno global, esto podría explicar una tendencia que está desconcertando a muchos científicos. Según varios estudios, desde hace unas pocas décadas los rendimientos agrarios por unidad de producción se han estancado e incluso reducido a pesar de que la intensificación de la agricultura no se ha detenido. La clave podría estar en la pérdida de estos aliados naturales. Así que, como concluye Dainese, «la biodiversidad en torno a los campos es básica para asegurar y mantener una producción de comida estable y abundante».

Fuente: elpais.com