Solo 9 días hasta el 20

Mauricio Aira

Cuando el sol se despide de Escandinavia y los días se hacen ostensiblemente más cortos por tanto la presencia de la luz se achica, nuestra mente está puesta en Bolivia que contrariamente a Suecia ve la proximidad del verano, lo que está marcando además la llegada de un renacimiento de la Democracia tan venida a menos durante el Régimen de Evo Morales que administra Bolivia desde hace casi 3 lustros.

¡Cuánta agua corrió bajo el puente desde entonces!. El muchacho joven que entrevisté por Canal 13 en varias oportunidades el 1992, lleno de furor para protestar contra la DEA, por la detención de sus c.c. productores de coca en El Chapare, no se cansaba del mismo discurso victimándose todos los días, recorriendo sin descanso los medios para reclamar contra la erradicación, por el derecho a producir coca, “único sostén de miles de relocalizados” a los que los vende patrias habían arrojado a la calle al cerrar las minas sus puestos de trabajo.



No pocas discusiones tuvimos con el jesuíta defensor del pueblo, siempre en favor de los originarios y confiado en las denuncias de exmineros “duchos en el discurso antiimperialista” de cuyas fuentes bebía el dirigente, empleado a tiempo completo para proclamar “la causa de los pobres”. No pocos simpatizaron con la causa y “la necesidad de un cambio”, los medios acompañaron el discurso y se dio el prodigio del triunfo electoral. Ganaron ellos. La gran mayoría votó por los productores de coca, fatigados por tanto bloqueo y desorden. Ingenuos creyeron que dotándoles de poder, se acabaría el calvario ciudadano y la paz volvería a la Nación.

Desde los primeros meses de su Gobierno mostró señales de un populismo arropado por el aparato estatal y por las FF.AA que secundaron sus planes. Adalid de reformas para mejorar la economía, la multiplicación de medidas asistenciales y enarbolar sagradas causas como la Justicia Social, la Reivindicación Marítima, el fortalecimiento de las Instituciones, se asemejó a un coloso de la bolivianidad, pero ay! por poco tiempo. Una tras otra fueron cayendo las caretas del disfraz hasta aparecer su verdadero rostro. Cruel. Mentiroso. Vengativo. Insensible. Tremendamente avariento, ahíto de más poder y de bienes como ninguno. Presa del lujo, de la alabanza propia, incapaz de perdonar al contrario, llegó a convertirse en depredador de la naturaleza para favorecer a los ricos, prohijó la quema de la selva (extensión de la frontera agraria), con la ofrenda de miles de seres vivientes y millones de árboles que marcarán por siempre su nefasto paso por la historia.