La beniana…


LA BENIANA…La Presi se despertó temprano y sin quererlo deseó payuje.

Su mente voló hacia lejanas mañanas de sol, desayunos en familia y un plato donde había masaco, un pedazo de carne, huevo frito y claro, una taza de humeante chocolate, hecho con el fruto sacado de la planta.

La Presi se sintió feliz por un ratito.



¿Y ahora?, el dilema menor del día: ¿Qué ropa usar?

Es la Presi, pero sigue siendo mujer.

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Se miró al espejo, se acomodó el cabello y recordó los mensajes de los radicales.

«India teñida» era el menos agresivo.

«¡prostituta!,» «¡asesina!»¡…!

La Presi entristeció; se sintió muy sola.

La Presi sabía que a unos metros había gente a su servicio, sabía que podía pedir, ordenar y tener lo que pida.Pero…

Ella solo quería payuje…

Otro día que empieza, otro día de lucha buscando el mejor camino para el país. Otro día para ver a los «chupas», a los «pidepegas», otro día para ver noticias y preguntarse:

«¿Quién será el nuevo candidato del día?, ¿A quién le entrará unas ganas locas de salvar el país?

La Presi sintió ganas de llorar, pero no podía sentirse débil en un país que necesita ser fuerte.

La Presi solo deseó estar en su vieja hamaca, subirse a su moto e irse al arroyo a refrescarse.Pero no…

Es la Presi y la mayoría del país espera mucho de ella; no puede, no debe fallar.

Pensó en su hija sabiendo que pronto empiezan las clases y necesita ropa: eso le recordó que los maestros precisan mejor salario, también los policías y los médicos, y los obreros…

Y claro, las elecciones en mayo, y los problemas con los radicales y las amenazas llegadas del Chapare y el problema de los niños con cáncer, y el reclamo justo de muchos sectores…

¡Tanto por hacer en poco tiempo.!

La Presi se vistió finalmente; se sentó en el borde de la cama mirando pensativa y lejana hacia la ventana.Otro día de trabajo.

De nuevo sintió las ganas de llorar pero se aguantó como pudo. Lentamente se levantó arrastrando el alma.

Fuera, los agentes que la cuidan nunca sabrán que detrás de esa puerta, hay una mujer de rodillas que ora entre lágrimas pidiendo sabiduría y fortaleza…

Al rato la puerta se abre y sale la Presi sonriente, menuda, elegante y fuerte.

Saluda a todos y luego se acerca al Chef que le prepara el desayuno.

– «¿Sabe hacer payuje?» -le dice casi en un susurro.

El Chef la mira atónito.

La Presi solo sonríe.

– «Cuando haya tiempo le enseñó» – le dice guiñando un ojo y luego se aleja…

La prensa espera y aparece la Presi sonriente.

Otro día de trabajo ha comenzado…EL ESCRIBIDORFuente: El Escribidor


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