Loteadores, deforestación y falta de manejo, detonantes del desastre

La dramática historia de los desastres que soporta Tiquipaya desde 2016 está lejos de ser fruto del azar, sino es el resultado de los constantes atentados ambientales contra el Parque Nacional Tunari por la presión inmobiliaria que existe para urbanizar las torrenteras, franjas de seguridad y hasta acuíferos.Han pasado cuatro años desde la primera alerta del riesgo que corren las personas que viven cerca de los ríos Taquiña, Khora y otros de Tiquipaya. En 2016 murieron Alejandra Candia Granado (23), su bebé de nueve meses y Arthur Orihuela (4), por el desborde de las quebradas que un grupo de loteadores tapó para traficar con la tierra.Esa riada afectó a Linkupata, Retamas, Chilimarca, Trojes, Pucun Pucun, 26 de Febrero, Satélite y Lirios. Sólo en Chilimarca y Linkupata, al norte del municipio, hay 200 hectáreas urbanizadas sobre torrenteras, según datos del INRA. Pese a los intentos de desalojo la gente se queda, como condenada a vivir ahí, porque no tienen a dónde ir.En 2018 se volvió a repetir la historia; pero con más fuerza por el aluvión registrado el 6 febrero. Cinco personas murieron: Gamaliel Rojas (12), Héctor Torrico (77), Teodoro Acuña (78), Paulina Montaño (42) y Janeth Nina (37).El recuento de los daños fueron 122 casas destruidas, más de 300 dañadas y cerca de 30 familias que debían ser reubicadas. Durante todo un año se retiraron 560 metros cúbicos de material, se construyeron seis disipadores y faltan 15 más. Sin embargo, dos años después, en 2020, un nuevo desastre da cuenta de que el trabajo fue insuficiente, porque la deforestación y las quemas no paran en el Tunari, donde se originan los deslaves.En el cerro Linkupata, el sitio más cercano al deslizamiento que se registró el 6 de febrero de 2018, hay al menos 20 incendios al año.El terreno está erosionado, sin vegetación. Y con las lluvias se ha vuelto más frágil, por lo que  el riesgo de más deslizamientos sobre la cuenca Taquiña es inminente.Tiquipaya está otra vez en vilo por un deslave en el Tunari, porque hay dos fallas geológicas. La primera la de hace dos años por el desprendimiento de un talud y la segunda es una “fractura” que tiene una alta probabilidad de desprendimiento, explicó ayer el secretario de la Madre Tierra de la Gobernación Alan Lisperguer.Anoche la gobernadora Esther Soria alertó  de más deslizamientos y lluvias en el sector de la Taquiña, la cuenca que nace en el Tunari. En 2019, se quemaron 1.300 hectáreas del parque nacional, sobre todo, en el eje metropolitano, Sacaba  y Sipe Sipe.Sin Promic, ni manejo  Ya en 2016 se notó  la falta del Programa de Manejo Integral de Cuencas (Promic), que dejó de funcionar en 2012. Si bien fue reemplazado por el Servicio Departamental de Cuencas (SDC), de la Gobernación, no logró continuar con el trabajo de proteger las cuencas y tampoco pudo realizar grandes intervenciones, porque se le asignó un presupuesto ínfimo de 2,5 millones de bolivianos, cuando sólo para Tiquipaya se necesitan 25 millones.Ayer, el exprefecto Manfred Reyes Villa lamentó que estos años se haya descuidado el manejo integral de las cuencas y recordó que cuando funcionaba el Promic se le asignaba por lo menos 20 millones de bolivianos para trabajos de prevención.La exautoridad recorrió ayer algunos sectores afectados por el desborde de la cuenca Taquiña.

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Ministerio de  Defensa

El ministro de Defensa, Fernando López, dijo que la situación es compleja por la crecida constante del río Taquiña. Ayer, rescataron a 35 personas por tierra y aire.

Ministerio de Obras

El ministro de Obras Públicas, Iván Arias, dijo que ENTEL asumirá el costo de llamadas a 2 km del área afectada.

Ministerio de Salud

El ministro de Salud, Aníbal Cruz, se reunió ayer con la Gobernación para coordinar la atención a los afectados.

Áñez llegó a Tiquipaya; Murillo tras loteadores

La presidenta Jeanine Áñez recorrió ayer las zonas afectadas por la mazamorra en Tiquipaya junto a gran parte de su gabinete y se comprometió a trabajar en acciones preventivas. Asimismo, instruyó al ministro de Gobierno, Arturo Murillo, que minimicen los riesgos y luego se tomen medidas de prevención.El desborde del río Taquiña, que ocasionó grandes daños a viviendas en Tiquipaya, Cochabamba, es resultado de la deforestación que realizaron loteadores para vender terrenos sobre la torrentera, por lo que las causas del desastre serán investigadas a fondo, declaró Murillo.“El problema de fondo, todos lo sabemos, es la deforestación, los loteadores. Gente engañada a la que le han vendido terrenos dentro la torrentera, por encima de la torrentera, les hemos pedido a los vecinos que hagan comisiones, no podemos seguir viviendo así (…), los responsables van a tener que rendirle cuentas a la gente y a la justicia”, declaró el ministro Murillo, en su inspección en Tiquipaya.Por instrucción de la presidenta constitucional, la atención de la emergencia en Tiquipaya por la mazamorra ocurrida entre la noche del viernes y madrugada de sábado está encabezada por los ministros de Gobierno, Murillo; de Defensa, Luis Fernando López, y de Obras Públicas, Iván Arias.

Autoridades

Nos comprometemos a colaborarlos porque entiendo que hace dos años también pasaron por lo mismo, lo que tenemos que hacer son medidas preventivas.

Jeanine Áñez

Presidenta de Bolivia

El problema, todos lo sabemos, es la deforestación, los loteadores. Gente engañada a la que le han vendido terrenos dentro la torrentera.

Arturo Murillo

Ministro de Gobierno

Fuente: lostiempos.com