El MAS se relame

Es inaudito pero el Gobierno está haciendo todo lo posible para que el MAS descargue su mala conciencia de 14 años de despilfarro y latrocinio, imitándolo en sus artes perversas. A veces con nimiedades, como fueron esos vuelos extraños desde Tarija o Chiquitos, pero que llegaron al pueblo en forma de maliciosa comidilla, y otras con este sonado escándalo del negociado de los famosos respiradores españoles.

Sabemos que solo en la transacción de la compra sin licitación del lujoso avión presidencial Falcon, que le fascinó a Evo Morales, se ha podido doblar o triplicar la “comisión” por encima de los aparatos para combatir el coronavirus. Es decir que la adquisición de la vapuleada nave – uno solo de los negociados del MAS – pudo costarle al Estado mucho más que esta estafa en épocas de la peste china. O los más de 60 millones de dólares que despilfarró Evo Morales en la construcción de un enorme edificio para UNASUR que está tirado, sin haber sido inaugurado siquiera, en una zona desértica cercana a Cochabamba. Pero, justamente, porque este Gobierno no es masista, porque debe mostrarse ejemplar, y porque el robo se cometió en medio de la más terrible crisis sanitaria que se tenga memoria en Bolivia, no debió suceder. Impresionó por su suciedad.

Para la gente de la calle escuchar que los masistas metieron la mano en la lata de manera desvergonzada no es ninguna novedad. Todos lo saben y no necesitan oír a algún miembro del actual Gobierno diciendo que los “azules” se llevaron el santo y la limosna y que, por tanto, no tienen voz para acusar a la actual administración. Eso del Fondo Indígena y de las barcazas chinas ya se ha convertido en un cuento viejo, ya no sirve de disculpa. No existe forma de ampararse afirmando que los anteriores fueron peores. Solo hay que ser honrados y demostrarlo.



No se nos pasa por la mente, ni por un segundo, que la señora Jeanine Añez sea deshonesta. Su integridad se percibe fácilmente. Pero si no elige bien a sus colaboradores y si permite – como dijo algún colega – que su Gobierno “duerma con el enemigo”, se las va a ver en figurillas. Ya lo decíamos en alguna nota anterior, que el país es un territorio minado por el MAS. Hay que caminar con tiento porque dentro del aparato del Estado han quedado personajes peligrosos que pueden hacer detonar una bomba de muchos megatones de un rato a otro.

A raíz de este abominable negociado de los respiradores españoles han aprehendido al ministro de Salud, Macelo Navajas, hombre que sabemos probo. Tal vez no haya tenido ninguna participación en la estafa, pero está claro que el Gobierno no puede estar en las andanzas de antaño, cuando siempre que estallaba un escándalo había algún subalterno señalado para pagar los platos rotos.

El MAS ya venía haciendo marchas y bloqueos pidiendo elecciones rápidas. Eso creció con el repudio a la cuarentena y la incitación a desobedecerla. Y ahora crecerá más con el negociado de los respiradores. Pero, en el fondo, el ideal que se propone Evo Morales es que la señora Añez renuncie y así asuma la presidencia doña Eva Copa, para que sea ella quien convoque a elecciones y lo habilite a él como candidato. O por lo menos hacer que Jeanine Añez desista a su candidatura presidencial.

Está visto que las elecciones no serán inmediatas, que la “transitoriedad” no ha sido tal, y que, en el mejor de los casos, el nuevo mandatario (o mandataria) no asumirá hasta noviembre o diciembre. Simplemente, como van las cosas, no habrá tiempo para que eso suceda. Tendrá que pasar la peste china, reformarse la Ley Electoral porque es inaceptable, y entonces ver cómo queda el nuevo tablero electoral.

El MAS se relame porque las elecciones sean de inmediato debido a que el Gobierno ha perdido espacio en las últimas semanas. Y especula con que, tal vez, la señora Añez desista de su candidatura. De suceder el desistimiento el MAS saldría fortalecido por haber vuelto a doblegar a los “neo-liberales”; como seguramente también Carlos Mesa y Luis Fernando Camacho. A todos los adversarios de Jeanine les conviene su alejamiento. Y el MAS siente pasar la miel por los labios