Una mujer con sospecha de Covid-19 no es atendida desde hace 7 días en La Paz

Llegó de Argentina, deambuló por tres hospitales y denunció que el campamento de Yacuiba no fue un lugar de cuarentena, sino “un foco de contagio”.

Jaqueline Yazmin Antezana Meza se trasladó a Buenos Aires (Argentina) en febrero de este año para recibir una atención médica porque tiene un problema en sus riñones. Cuando terminaba su tratamiento en el país vecino, Bolivia ingresó en una cuarentena total para contener el avance del coronavirus, con cierre de fronteras. Entonces tuvo que quedarse en el exterior hasta que logró ingresar en mayo por tierra hasta Yacuiba (Tarija).



Recordó que entre marzo y mayo intentó por todos los medios retornar al país por su delicado estado de salud, pero ni en la Embajada de Bolivia en Argentina ni en la Cancillería en La Paz, su situación fue comprendida y como otros bolivianos tuvo que esperar las decisiones de las autoridades bolivianas para su repatriación.

En Yacuiba, Defensa Civil habilitó en abril un campamento para los bolivianos que regresaban al país por tierra y antes de que retornaran a sus lugares de origen, tenían que permanecer 14 días para que en ese tiempo las personas que pudieran estar infectadas por el Covid-19 puedan ser identificadas, luego quedar aisladas y recibir atención sanitaria. “Llegamos 372 personas al campamento, donde pensamos estábamos sanos y no fue así, fue un lugar de concentración”, dijo Antezana a Página Siete.

Recordó que el 12 de mayo llegaron los bolivianos procedentes de Argentina, los que en un 60% se habían trasladado al vecino país por situación de salud. “No estuvimos de paseo, fuimos por temas de salud”, dijo con voz entrecortada mientras conversaba con este diario. Incluso hizo un alto para después continuar hablando.

En el campamento, instalado en el Campo Ferial de Yacuiba, relató, “había un grupo de médicos que solo hablaban con las delegadas de los grupos, también tomaban temperaturas de las personas y nada más”. Afirmó que no tenían ningún medicamento, muchos menos proveían insumos para la limpieza de los ambientes donde pernoctaban y muchos menos para los espacios comunes y baños. “Todo teníamos que comprarnos y por eso me gustaría hacer conocer que el campamento de cuarentena es un foco de contagio y no un lugar de cuarentena para separar a las personas sospechosas con coronavirus”.

Ya en el campamento, continuó, “pensé que estaba resfriada, antes de partir de Yacuiba, pero después me di cuenta que no era un resfrío”. Recordó que varias personas en el campamento tenían síntomas de coronavirus, pero los médicos no tomaron ninguna muestra para aislarlos.

La noche del 26 de mayo los 372 bolivianos emprendieron el viaje de retorno a sus regiones. “Llegamos varias personas a La Paz en la madrugada del 28 de mayo”. Relató que una de las personas con la que llegó, días después se comunicó con ella para decirle que dio positivo y que ya estaba recibiendo atención médica.

Recordó que tiene dolores de cabeza, una especie de resfrío y dificultades para hablar. Por esta razón, continuó, se acercó el mismo día que llegó a La Paz a los hospitales para recibir atención, pero sin éxito. Antezana, casada y madre de cuatro hijos, dijo que primero acudió al Hospital de Cotahuma, donde le dijeron que vaya al Hospital La Portada, donde también le informaron que el lugar era para pacientes con coronavirus y por último acudió al Juan XXIII y allí no pudieron atenderla porque era un nosocomio privado. “Me dieron un calmante para los dolores de mis riñones”, dijo.

Aseguró que llamó al Servicio Departamental de Salud (Salud) de La Paz para exigir atención, pero le dijeron que le devolverían la llamada, pero aquello no ocurrió desde que arribó a La Paz, procedente de Yacuiba. “Quiero dejar en claro que si algo me pasa es culpa de este sistema de salud”, posteó el miércoles por redes sociales y al parecer por esta denuncia hizo que los sanitarios le tomaron una muestra mientras hablaba con Página Siete. Le dijeron que en 48 horas le darán el resultado.

“Día que pasa me siento más afectada”, dijo y “por mi riñón necesito tratamiento médico y mi situación se complica mucho más y mi vida corre riesgo”. Antezana teme que una infección pueda agravar su situación. “No tengo una fecha de morir pero en cualquier momento una infección, una sepsis me puede dar”.

Fuente: paginasiete.bo