Gustavo Guzman es un periodista de conocida trayectoria en prensa, especialmente en medios autodenominados «progresistas» o de izquierda. Ahora esta probando la miel y la hiel de asumir un compromiso partidario y militante con el gobierno del MAS.Guzman, al que le queda algo del alma de periodista, habló y dijo que el presidente Evo tenía en su poder copias de los e-mails y otro tipo de correspondencia privada, de funcionarios y del propio embajador de los EEUU, y que las exhibió ante Shannon,como prueba de la»conspiración» del gobierno norteamericano contra el proyecto político del MAS.El ahora embajador de Bolivia en Washington, no midió las consecuencias políticas de su revelación. Con seguridad habló para reforzar la tesis de la conspiración y ayudar a su gobierno, pero dejó al descubierto una arista que,desde hace mucho tiempo se sospecha: el espionaje, incluido los pinchazos telefónicos y ahora las comunicaciones por internet, de los servicios de inteligencia del gobierno, bajo la tutela de cubanos y venezolanos.Es triste. Si Guzman quiere seguir en la pega de diplomático, deberá actuar y decir lo que marca el libreto elaborado por un grupito de neo-masistas,en una oficina de Palacio de Gobierno. Así lo hacen varios periodistas que hoy ocupan funciones diplomáticas y otros cargos en los poderes del Estado.