El bloqueo se arraigó en la vida de los bolivianos

Medida. Desde cocaleros hasta policías han recurrido a este sistema de presión para exigir sus reivindicaciones. Los vecinos, gremiales, indígenas, obreros y cívicos también lo ven como un arma de lucha.

El Deber



Lo de siempre. San Julián se ha vuelto una población, donde constantemente se registran bloqueos de parte de los colonizadores afines al Gobierno

Roxana Escobar y Roberto Navia

En Bolivia bloquean los cocaleros, los campesinos, los indígenas, los gremiales, también los vecinos, discapacitados, trabajadores, transportistas, maestros y hasta los policías. Es que en este país bloquean todos: la oposición y también el oficialismo.

Para exigir un pupitre escolar, el arreglo de una barda, la definición de límites de tierras, pedir incremento salarial, o el cambio de una ley, la gente recurre a este viejo sistema de presión, que se ha agudizado en los últimos años, debido a la coyuntura política.

Y es que se ha vuelto tan común bloquear que cualquier día de la semana no es novedad encontrarse con alguna calle o avenida obstruida por vecinos, reclamando obras o pidiendo el cambio de un director de algún establecimiento. Por ejemplo, en febrero pasado, las juntas escolares, alumnos, maestros y directores de los tres turnos del establecimiento Carlos Vásquez, ubicado en el barrio Belén, realizaron un bloqueo para acelerar la dotación de mobiliario por parte de la municipalidad. Y lograron su objetivo.

Así como hay bloqueos pacíficos y provistos de ramas, piedras y llantas, también existen los ruidosos y temibles, como los que lideran los mineros a punta de dinamita. En julio de 2007, unos 5.000 mineros se instalaron en las localidades de Caracollo, Caihuasi y Machacamarquita, aislando así a siete de los nueve departamentos. En la oportunidad exigían al Gobierno de Evo Morales el incremento de salarios, mayor control militar del rico yacimiento de estaño que está en el cerro Posokoni, la construcción de un ingenio, mayor inversión económica y autonomía de gestión de la empresa minera de Huanuni.

Pero este año, a fines de julio, hubo otra medida de ese tipo, aunque esta vez con el saldo de tres muertos, después de que la Policía desbloqueó por la fuerza el cerco de los mineros en Caihuasi.

Los nativos y campesinos también figuran en la lista de bloqueadores. En julio del año pasado, la Asamblea del Pueblo Guaraní ejecutó un cierre de la ruta a Camiri. Pedía que la autonomía indígena sea incluida en la nueva Constitución masista, solicitud que fue concretada. Por su parte los colonos asentados en la reserva de Choré también cerraron la ruta a Cochabamba, a la altura de Yapacaní; demandaban la titulación individual de sus posesiones en esta reserva forestal. Simultáneamente en Oruro, El Alto y Potosí, sectores como los mineros de Huanuni, transportadores de garrafas de gas y universitarios también optaron por dicho sistema de protesta.

Los movimientos sociales se llevan la flor, entre ellos los cocaleros, que en julio de 2007, llegaron a instalar 15 puntos de bloqueo a la capital valluna, para pedir la renuncia del ex prefecto Manfred Reyes Villa. Esto dejó completamente aislado al departamento de Cochabamba tanto del oriente como del occidente y provocó duros enfrentamientos entre los seguidores del prefecto y los del Gobierno. Si bien no lograron sacar a la primera autoridad, se convirtieron en la piedra en su zapato.

La aprobación de los estatutos autonómicos en ‘la media luna’ y el apoyo a la nueva Constitución fueron otros de los motivos de bloqueo en mayo de este año. Los dirigentes y personas afines al Movimiento Al Socialismo realizaron cierres de ruta en distintos puntos. En el caso de Santa Cruz, se reportaron en Yapacaní, San Julián y El Torno. Tarija fue otro de los departamentos en resistir bloqueos de campesinos afines al Gobierno en contra de la Prefectura y del Comité Cívico, que decretaron un paro de actividades. A pesar de ello, las cuatro regiones aprobaron sus estatutos autonómicos.

Camiri, otrora capital hidrocarburífera del país, ha sido protagonista de varios bloqueos con enfrentamientos, que dejaron como saldo varios heridos. Sectores pedían atención a sus demandas petroleras y manifestaban el rechazo al saneamiento de las tierras que pretendía llevar adelante el Gobierno. Uno de ellos, el más duro, fue en marzo de este año. Se extendió más de una semana, y se decomisaron casquillos de balas militares que fueron usadas.

Los hombres del transporte pesado, en junio de este año, también recurrieron a este sistema de presión para resistir el pago de Impuesto a las Utilidades de las Empresas determinado por el Ministro de Hacienda.

Después de muchos años, los fabriles que integran la Central Obrera Boliviana hicieron temblar La Paz, cuando bloquearon la carretera que une esa región con Oruro. Pedían una nueva ley de pensiones. Aunque no lograron su cometido, consiguieron que se logre un compás de espera y que su proyecto sea analizado.

Chuquisaca, Santa Cruz y Tarija, los más afectados

Un repaso por las notas periodísticas permite notar que Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija son los departamentos que han sufrido más a consecuencia de los bloqueos en los últimos tiempos. Por ejemplo, en noviembre del año pasado, Sucre enfrentó el bloqueo de campesinos, alteños, cocaleros chapareños y colonos de San Julián y Yapacaní, que pretendieron asfixiar a la capital de la República. Este fue declarado por la dirigencia campesina masista de indefinido y su objetivo era dejarla sin alimento. Todo se originó por el pedido de capitalidad plena en la Asamblea Constituyente. Y recientemente (24 de agosto de este año) acaba de sufrir otro bloqueo. Esta vez por los campesinos afines al Movimiento Al Socialismo, que exigían a la nueva prefecta, Savina Cuéllar, reconocer como autoridad a los subprefectos de las provincias designados por ellos. Después de cinco días, los pobladores de la capital comenzaron a sentir los efectos del bloqueo.

 

UN MECANISMO LEGÍTIMO, PERO DEL QUE SE ABUSA

Cocaleros. Los bloqueos de Chapare en los 90 y a principios de 2000 son un referente de esta medida en el país

Bloquear en Bolivia ya es una costumbre. Es más, entre bromas, la gente dice que cuando un niño nace en este país, llega con su bloqueo bajo el brazo. El analista Carlos Cordero se ríe cuando escucha esta frase y afirma que le gusta. Pero claro, él es analista político y prefiere fundamentar su posición sobre este tema.

Para empezar, dice que el bloqueo viene de la mano de la democracia, que es una respuesta de la ampliación de las libertades ciudadanas y que por eso la gente participa políticamente, pero lamentablemente recibe poca atención y respuesta del Estado, lo cual conduce a incrementar el nivel de presión al Poder Ejecutivo.

Recuerda que en la década de los años 80, los movimientos sociales sólo marchaban o hacían grandes concentraciones y no bloqueaban porque todavía había un respeto por el otro, a las instituciones, al derecho de los demás. Recuerda que Evo Morales fue uno de los grandes promotores de esta medida, al igual que Felipe Quispe. Sobre el anuncio que hizo el Gobierno de aprobar una ley para sancionar a los bloqueadores, Cordero explica que es normal que los revolucionarios de antes se vuelvan conservadores. «Antes, para Evo, los bloqueos eran un instrumento legítimo de lucha y ahora se da cuenta de que es un instrumento no legítimo».

Rocío Llorenti, periodista boliviana que ha cubierto varios enfrentamientos, recuerda que los movimiento sociales del occidente, especialmente aimaras, fueron los primeros en ejecutar el bloqueo como una estrategia de lucha. «Utilizaron las ventajas de los paisajes andinos. Ellos ponían piedras y palos en los caminos; cuando llegaba la Policía se subían a los cerros y cuando los uniformados se iban, volvían a bajar y a bloquear», recuerda.

Wálter Guiteras, senador de Podemos y ex miembro de ADN, partido que soportó varios bloqueos en su contra, dice que de alguna manera hemos adoptado costumbres y prácticas del pasado.

«Evo y sus seis federaciones de Chapare, los grupos sindicales, la COB y la Federación de Campesinos han hecho del bloqueo un instrumento de protesta. «Es una especie de costumbre. A lo mejor por eso siempre se dice que las malas costumbres son más fáciles de adoptar».

Rodolfo Landívar, presidente de la Federación de Juntas Vecinales, cree que todo esto que se está dando es parte de la desesperación de los departamentos que el Gobierno no atiende. Afirma que se piensa en el bloqueo, porque es una medida pacífica que hace que el Gobierno se sienta presionado debido a que muchas veces la acción hace que se produzca una falta de abastecimiento de diferentes artículos de primera necesidad en las poblaciones que fueron afectadas por la medida de presión.

Los datos

– Saber cuánto cuesta un bloqueo ha sido un misterio para la sociedad. Por una parte, la incógnita siempre rondó las medidas de lo cocaleros. Ellos permanecían semanas en las carreteras. Los dirigentes informaban de que los campesinos ponían sus cuotas para llevar a cabo la medida. Otras fuentes especulaban que algunas ONG ayudaban con financiamiento.

– Pero también los cuestionamientos alcanzaban a los bloqueadores de otros sectores del país.

– Las marchas, huelgas y otras formas de expresión y protesta tienen una tradición de larga data en Bolivia. Desde la época de la colonia hasta nuestros días, desde el cerco de La Paz de 1790 hasta la ‘guerra del agua’ en Cochabamba. (Santiago Daroca Oller)

– Según el registro de conflictos de la institución Ceres, en Bolivia se ha producido 7.647 conflictos entre 1970 y 1998. Si nos concentramos en el periodo democrático, tendríamos un promedio de 472 conflictos por año.