El Presidente debe respetar a la prensa

La Razón

Editorial

«Quiero decirles, sin ningún miedo, qué de sucios son los periodistas, o los políticos usan a los periodistas»… no tuvo miedo, ni siquiera un mínimo de respeto, para referirse de manera tan deshonrosa a los trabajadores de la prensa.



Las agresiones verbales al periodismo, a cargo del presidente Evo Morales tanto dentro como fuera del país, han llegado a una situación extrema. El viernes, el Mandatario no sólo se refirió a una supuesta parcialización de los medios de comunicación, sino que acusó a los periodistas de Cochabamba de haber recibido una paga del ex prefecto Manfred Reyes Villa. Y, para rematar, les llamó «sucios».

El ingrato episodio se produjo en la ciudad de Cochabamba, en un discurso que Morales pronunció durante la reunión que mantuvo con sus partidarios de la Coordinadora Nacional para el Cambio (Conalcam). «Quiero que sepan, de manera sincera, aquí están los medios de comunicación de Cochabamba, porque ahora no hay un prefecto que les paga plata», aseveró, despojado de todo recato, el Mandatario. Incitada por estas palabras, su gente lo alentó con aplausos y, en coro, gritó: «¡Fuera prensa, fuera prensa!». Pero, la arremetida contra los periodistas y sus fuentes de trabajo no quedó ahí. En el mismo tono, el Jefe de Estado dijo sentirse ofendido por «algunos medios», a los que, empero, como en otras oportunidades, no identificó.

También recordó una declaración suya en la que llegó a confesar que «me gusta hacer llorar a las mujeres, a las chicas». Pero, según el Presidente, sus palabras fueron tergiversadas: «Eso se habían guardado nuestros amigos de la prensa para sacarme la mugre y decir que ‘Evo hace llorar mujeres’… imagínense qué de sucios. Quiero decirles, sin ningún miedo, qué de sucios son los periodistas, o los políticos usan a los periodistas».

Evidentemente, no tuvo ningún miedo, ni siquiera un mínimo de respeto, para referirse de manera tan deshonrosa a los trabajadores de la prensa.

Más adelante hizo alusión a su éxito en el referéndum revocatorio, pero extrañamente identificó como «grandes perdedores» de esa consulta nada menos que a los periodistas.

No se trata del primer ataque del mandatario Morales a este gremio. Desde el inicio de su mandato ha marcado distancia con el periodismo —lo cual no es motivo de reproche—, al punto extremo de considerarlo su principal «enemigo».

Tanto Morales como su gobierno acumulan una serie de cuestionamientos que obedecen a desaciertos y excesos. Tratándose de seres humanos perfectibles, al no reconocer sus errores, atacando, agrediendo, ofendiendo, caen en la intolerancia, la soberbia e incluso en el autoritarismo.

La crítica forma parte de la democracia, uno de cuyos pilares es la libertad de expresión. Se trata de un derecho fundamental reconocido por la Constitución Política del Estado, en su artículo séptimo. Este principio está también consagrado por la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Carta de la Organización de Estados Americanos, la Convención Americana sobre Derechos Humanos y la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre.

El Jefe de Estado, a su vez, tiene derecho a disentir con la prensa; puede considerarla su enemiga, incluso, si así lo ve por conveniente. Pero, como todos, debe probar toda acusación y, si no, retractarse. Cualquier referencia a los periodistas y medios de comunicación del país que preside debe hacerla, siempre, dentro del marco del respeto, lo cual no ha ocurrido hasta ahora.