Apoyo al “indígena oprimido”, no es carta blanca..

El gobierno ha desplegado todos sus recursos para convencer a las misiones del parlamento europeo y de la Unasur de que los enfrentamientos en Pando fueron parte de una conspiración dirigida a derrocar el gobierno del Presidente Evo Morales y que, por consiguiente, las medidas que adoptó posteriormente son legítimas y, por sobre todo, legales.

Sin embargo a los funcionarios gubernamentales les espera una dura tarea, si se toma en cuenta que el chileno Gabriel Valdéz ya resultó respondón en una primera oportunidad y se negó a sujetarse a los dictados del vicepresidente Alvaro García Linera, quien quiso indicarle con quienes podía hablar y con quienes no.

Es evidente que una gran mayoría de los miembros de la misión europea sienten simpatía por el gobierno de Evo Morales, no tanto por razones ideológicas o políticas, sino por que el discurso del «pobre indígena discriminado», del indígena que se levanta luego de siglos de opresión, ha calado profundamente en las sociedades europeas.



De esta forma, como acto de contrición, los europeos están dispuestos a permitir ciertos desplantes del «indiecito» que ha tenido la habilidad de venderles una sarta de mitos y mentiras elaboradas minuciosamente utilizando los recursos que son generosamente aportados por las ONG´s.

No obstante, los hechos acaecidos en Pando no podrán ser tapados con mucha facilidad y ya varios europarlamentarios, en charlas informales han expresado su sorpresa por la diferencia que existe entre lo que el gobierno boliviano muestra para consumo externo y lo que en realidad sucede en el país.

Por otra parte debe recordarse que los europeos son extremadamente legalistas y no ven con buenos ojos los experimentos populistas y con tintes demasiados personalistas que por general terminan alejándose de los modelos democráticos, como está ocurriendo en Venezuela.

Que las delegaciones o misiones internacionales tienen que sujetarse a ciertas normas y respetar los usos protocolares no es novedad para nadie. Por eso mismo es preciso observar y analizar más allá de lo que se diga en declaraciones públicas.

Las reuniones que está cumpliendo el presidente Morales con los prefectos luego de amenazar con aprobar una nueva constitución «por las buenas o las malas» son una muestra de que se ha producido alguna señal en sentido de que no se permitirá obrar a Morales con total discrecionalidad, como el quisiera.