Crónica entre lo real y lo imaginario

El Mundo. El Director.

El escenario está listo, los actores más radicales que nunca y los ciudadanos entre la desesperación de la espera y la impotencia de la incertidumbre, aeropuertos tomados, el país paralizado, cívicos en la calle, militares en apronte, el gobierno dando cuerda a sus agitadores, las amas de casas aterradas, los policías atemorizados por los inválidos, no existe autoridad, no existen carburantes, no existe paz en las calles, un importante analista de los medios de comunicación manda a la mierda (textual) al vicepresidente por que este poco antes sentenció a la muerte silenciosa a los blancos y mestizos señalando que el Gobierno y el congreso es solo de los nietos de Bartolina Sisa y que no retrocederían de lo conquistado sino que la tarea no terminó, que los cívicos se apoderaron de las armas del Presidente -Bloquear y perjudicar- y él amenaza de la misma manera que los gobiernos que sentenció.

El Tribunal Constitucional no existe, el Ministerio Público se somete para no correr la misma suerte, el poder judicial se encuentra subordinado o sus fallos se transforman en intentos fallidos, los militares pugnan por quien es más servil al Presidente, los empresarios atemorizados, regiones como Beni y Pando apuestan su sobrevivencia a la conquista del IDH, los Chaqueños se decidieron a vencer o morir en su bloqueo, las exportaciones de hidrocarburos a los mercados de Brasil y Argentina penden de un hilo, la agroindustria de la soya se encuentra en estado de coma por falta de Diesel y la amenaza ya no es de un futuro incierto solo falta la mas mínima acción de violencia para que todo explote y empecemos de nuevo cuando la sangre, la muerte y el hambre sean las monedas de uso normal en un país que dejaría de serlo para transformarse en lo que fue un sueño de los que nos quedaremos sin patria mañana, cualquiera fuera el resultado nunca será lo mismo para nadie.



El Presidente y sus compañeros no pueden creer que la democracia es suficiente para ser gobernante, ellos quieren el poder total y están convencidos que para ello es necesario la batalla, que mientras más sangre se derrame mayor será el triunfo, 40 muertos no son suficientes para Evo, él buscará miles, llevará a su gente -sus movimientos sociales- al enfrentamiento, aquí la resistencia es para los que no encontraron abuelo español, alemán o italiano para reclamar pasaporte y tener una puerta de escape, las palabras del Cardenal ya no se las escucha.

Si se dan cuenta parece que hoy escribí la crónica de una catástrofe o un cuento de ciencia o ficción sobre el fin de una parte del planeta, pero lamentablemente el límite entre la crónica escrita y la realidad en la que nos encontramos se cruzaron, hoy es difícil saber que es real y que es ficción, nadie puede explicar que sucedió, donde comenzó el final o donde terminará, el drama y lo cómico se mezclan, los sueños se desvanecen, las esperanzas se diluyen y solo tenemos que darnos cuenta que esto no es un sueño y que a nadie le interesa enarbolar banderas de principios democráticos, de libertad, de trabajo, de justicia, de igualdad, no es resurgir de nada, solo es el final de todo.

Bolivia ya no va más, no tiene sentido su existencia, no existe la más remota posibilidad de convivir cuando las pasiones más bajas despertaron, finalmente lo que consideramos nuestra mayor virtud «la diversidad» fue finalmente la causa de la incompatibilidad, complementarse solo fue una ilusión, hoy se inicia el final de un sueño que no pudo concretarse porque la pesadilla nos despertó temprano.