Es malcriado y malhumorado

Frecuentemente se habla de un entorno que rodea al presidente Evo Morales y que sería el causante de los no pocos errores en diversos ámbitos que comete el mandatario. Sin embargo esto no es del todo cierto; el presidente no necesita de mucha ayuda para equivocarse. Es más, varios de sus ministros y asesores comentan que frecuentemente son víctimas del mal humor, la falta de modales y de las imposiciones del presidente.

La última destinataria de la iracundia del primer mandatario fue la ahora ministra de Producción y Microempresa, Susana Rivero, quien tuvo el desatino de comentar que luego de la expulsión del embajador de Estados Unidos, Philip Goldberg, resulta impensable una renovación del ATPDEA con los consiguientes resultados negativos para los empleos, particularmente en El Alto, que paradójicamente es uno de los principales bastiones masistas.

La reacción del presidente, según cuentan nuestros confidentes, no pudo ser más destemplada y le dijo a su ministra que si de defender la «dignidad» del país se trataba, «no interesaba si todos los bolivianos se quedaban sin trabajo». Se trata de una nueva muestra de la impostura del presidente Morales que a nombre de su supuesta «revolución democrática y cultural», está claro que no vacilará en condenar a la miseria a todos los bolivianos.



Por otra parte resulta hasta risible que Evo hable de «dignidad» nacional cuando en los hechos hace todo lo contrario sometiendo al país a una vergonzosa dependencia respecto a esa tormenta tropical de nombre Hugo Chávez.