La autonomía de Guayaquil centra la batalla política en Ecuador

El presidente Rafael Correa y el alcalde Jaime Nebot se enfrentan en la campaña para el referéndum constitucional de mañana

GUAYAQUIL (ECUADOR) (ENVIADO ESPECIAL). JOAQUIM IBARZ.

Guayaquil, la ciudad más poblada y próspera de Ecuador, es el centro de la disputa política que genera el referéndum de mañana sobre la nueva Constitución. El presidente Rafael Correa afirma que la victoria del no en Guayaquil crearía un foco permanente de separatismo e inestabilidad política, al igual que sucede  en Bolivia. Jaime Nebot, alcalde de la ciudad portuaria, acusa a Correa de querer liquidar las autonomías.



Correa es enemigo de las autonomías y de que se limite el omnímodo poder presidencial. Como presidente centralista, busca someter las regiones a la autoridad de Quito. Su bestia parda es Jaime Nebot, el popular alcalde de Guayaquil, única zona  donde la Constitución tal vez sea rechazada. Buena parte de la población de Guayaquil  rechaza al Gobierno que cercenó la región creando nuevas provincias, y que destruyó la autonomía del Guayas. Para recuperar Guayaquil, Correa estableció en la ciudad su cuartel general. El diario “El Comercio” señala que centrar todos los esfuerzos en  triunfar en Guayaquil antes que en el país, “parece un caso de psicopatología, antes que una táctica política”.

Al incorporar a la campaña la división regional de Bolivia, Correa ligó la crisis que enfrenta el presidente Evo Morales con el futuro del Ecuador. El posible triunfo del no en Guayaquil lo equiparó con los enfrentamientos y desórdenes que desgarran  Bolivia.

“No podemos permitir la balcanización del país. No nos engañemos,  todos sabemos lo que pasa en Bolivia”, dijo Correa al advertir que si la oposición gana en Guayaquil, “tendremos un foco de inestabilidad permanente”.  Correa vincula la oposición en Guayaquil a supuestos movimientos “separatistas” y “secesionistas”. Incluso dijo que los críticos  tienen nexos con movimientos que impulsan procesos autonómicos, como el de Santa Cruz (Bolivia) y Zulia (Venezuela). 

Jaime Nebot, alcalde socialcristiano de Guayaquil y principal referente de la oposición en las provincias de la costa, aclara que no es separatista, pero señala que será responsabilidad de Correa si la ciudad sigue los pasos de Santa Cruz.

"Lo que ocurre en Bolivia es porque Evo Morales no quiere respetar los desarrollos locales que no son separatistas. Correa es quien divide al país enfrentando a cristianos entre sí, ricos contra pobres, ciudades chicas con ciudades grandes”, denuncia Nebot.

Nebot recalca que la autonomía no es separatismo sino un modelo de desarrollo que beneficia a Guayaquil. “Dentro de la unidad nacional, la autonomía es respeto a distintos modelos de desarrollo. No queremos el pasado malo ni el futuro peor", dijo. Nebot rechaza la nueva Constitución porque, a su entender, recortará las autonomías municipales y concentrará el poder en Correa. “No queremos el socialismo del siglo XXI que alienta do Hugo Chávez, el mentor de Correa”, subrayó Nebot.

El presidente Hugo Chávez aumentó la confrontación al afirmar que en Guayaquil quieren repetir “el separatismo” de Bolivia. Nebot acusó a Chávez de injerencia y defendió "el derecho de las regiones a progresar en unidad nacional"

"¿Qué se ha creído este señor? Que se meta en los asuntos de Venezuela. Como alcalde y hombre de derecho, rechazo que Chávez se meta en temas ecuatorianos y de Guayaquil", dijo Nebot. El alcalde insistió en que "sólo un ignorante puede confundir autonomía con separatismo".

Dirigentes políticos y sociales de Guayaquil critican que Correa intente bolivianizar la campaña. Gabriela Calderón, editorialista de “El Universo” de Guayaquil, señala que “pareciera que la estrategia de Correa es aprovecharse de la situación violenta en Bolivia, para favorecer sus fines electorales, enviando este mensaje: ‘Voten por el sí o sucederá lo mismo que en Bolivia’. Es una irresponsabilidad  del presidente, quien en vez de llamar al diálogo a la oposición, se dedica a estigmatizarla”.

TEMOR AL CENTRALISMO DE CORREA

El 9 de octubre de 1820 Guayaquil se independizó de España, casi dos años antes de que la batalla de Pichincha diera la independencia al actual territorio nacional. Desde 1997, en que entró en vigencia la Ley de Descentralización, Ecuador era un Estado descentralizado. La Asamblea Nacional ratificó la norma y la incorporó a la Constitución que entró en vigencia en agosto de 1998. En la práctica, el proceso se aplicó a medias porque el Estado se valió de artimañas para restringir los recursos a los gobiernos regionales.  Hoy día, Guayaquil pretendía  liderar el movimiento hacia un Ecuador conformado de territorios con autonomía plena. Aunque Correa asegura que la nueva Constitución garantiza las autonomías, en Guayaquil se teme que ocurra lo contrario por la reconocida voluntad centralista del presidente.