Primeros frutos del nuevo pacto

Editorial de Los Tiempos.

Enorme alivio deben haber sentido los jefes de Podemos y UN, pues de otro modo hubieran tenido que afrontar un gran papelón al mostrar su estatura política real.

Aunque es probable que nunca se conozcan los detalles de los términos en que fue pactada la rendición de Podemos y Unidad Nacional y su adhesión al proyecto de Constitución del MAS, puesto que fueron negociados en “mesas de diálogo clandestinas”, sí es posible, a la luz de sus primeros resultados, desentrañar algunas de sus principales características.



La primera de ellas, la más importante, consiste en que las partes involucradas decidieron, de mutuo acuerdo, desconocer cualquier límite que impongan las leyes a sus actos. Decidieron que Bolivia ya no sea un país regido por una carta fundamental y mucho menos por otras leyes que, en palabras del Presidente de la República, eran un “estorbo” que dificultaba el avance de su proyecto político.

Así, entre otras arbitrariedades, decidieron obviar el artículo 10 de la Ley Marco del Referéndum aprobada en julio de 2004, el que textualmente dice: “Se prohíbe la convocatoria a referéndum durante la vigencia de un estado de sitio”.

A los nuevos aliados del Movimiento Al Socialismo no les importó que esa violación afectara de manera directa al Prefecto de Pando, quien sufre en su celda y en carne propia la abolición de sus derechos ciudadanos y la deslealtad de sus antiguos correligionarios.

Es de suponer que los jefes de la oposición algo habrán obtenido a cambio de tan generosa concesión. Cabe sospechar, por ejemplo, que el MAS retribuyó el favor mediante el desconocimiento de otra ley; una que en reciprocidad, favorezca a sus nuevos compañeros de ruta.

En efecto, la decisión de suspender las elecciones de prefectos en La Paz y Cochabamba se presta a tal conjetura. Es que el MAS renuncia a la posibilidad de estrenar su flamante condición de partido único, sin rival posible en el terreno de las urnas, y evita que se ponga en evidencia la total debacle de sus socios. Así se mantiene, por lo menos durante un tiempo más, la ilusión de que en Bolivia sobrevive el pluripartidismo. Enorme alivio deben haber sentido los líderes de la oposición, pues de otro modo hubieran tenido que afrontar un gran papelón al mostrar su estatura política real.

Entretanto, como lo han anunciado ya, los seguidores de Tuto Quiroga y Samuel Doria Medina dedicarán todo su tiempo y energías a una “campaña pedagógica” para “hacer entender” las supuestas virtudes del proyecto de Constitución consensuado con el MAS.

Ardua tarea la que les espera, pues no será nada fácil demostrar que el adefesio “manchado de sangre” que salió de la Glorieta y Oruro, a pesar de los retoques cosméticos con que fue engalanado, es en algo mejor que la Constitución Política del Estado actualmente vigente. Pero eso no importa; ya prevén que gracias a sus esfuerzos su proyecto obtendrá más del 90 por ciento de aprobación y disfrutan al sentirse dueños de una porción de semejante logro