El crimen que nos golpea

Editorial de El Nuevo Día.

A los periodistas que trabajaban a principios de los años ochenta en Santa Cruz les parece muy familiar el clima delictivo que está viviendo la ciudad estos días. Casi media docena de asesinatos a sangre fría, algunos con la aplicación de tortura y signos de crueldad, no encajan en los patrones de inseguridad que han estado reinando en Santa Cruz, una ciudad de por sí muy peligrosa y que ahora parece volver a ser uno de los centros de concentración de las mafias organizadas.

El comandante departamental de la Policía, Franz Lea Plaza, quien tiene sobrada experiencia en el combate al narcotráfico, no duda que los hechos de sangre ocurridos recientemente son ajustes de cuentas perpetrados por sicarios extranjeros de las bandas que producen y trafican cocaína. Casos similares se vieron hace unos meses en Pando y ocurren a menudo en otros sitios de la frontera con Brasil, especialmente en San Matías, lugar de paso de la droga hacia el país vecino, donde la preocupación aumenta por el incremento de la actividad delictiva originada en el comercio del alcaloide.



Se cita como referencia lo ocurrido hace dos décadas, porque fue la época en la que se desbordó el narcotráfico, actividad que fue tolerada y en algunos casos promovida por algunos dictadores y que luego penetró en los partidos políticos. La ciudadanía pagó las consecuencias porque se vio inmersa en el fuego cruzado de las mafias y cárteles extranjeros de la droga que invadieron el campo y la ciudad hasta llegar a cobrar la vida de un hombre ilustre como Noel Kempff Mercado, hecho que indignó a la sociedad completa.

La preocupación por el aumento del narcotráfico no sólo se percibe en Brasil, uno de los principales destinos de la droga boliviana. Hace unos días en Chile se abrió el debate sobre la necesidad de mejorar los controles fronterizos, pues han detectado un mayor riesgo a partir de la decisión de Bolivia de expulsar a la DEA. La presencia del encargado de asuntos antinarcóticos de Estados Unidos, David Jonson, hace unos días en Santiago, confirma el hecho de que en la región no están dispuestos a seguir los pasos de Evo Morales, pese a que todos coinciden con él en encarar una lucha continental contra las mafias. En Argentina la situación se ha puesto crítica después de que han detectado actividades del poderoso cártel de Sinaloa, la mayor transnacional de la mafia mexicana que tiene en vilo a la frontera méxico-estadounidense.

Justamente lo que ocurre en México, donde el narcotráfico amenaza con destruir las bases de la sociedad y lo que ha comenzado a suceder en Bolivia con estos crímenes horrendos, es una muestra que las mafias vienen recargadas, con intensiones de convertirse en una sola dictadura continental, tal como lo ha expresado recientemente la presidenta de Chile. Bolivia tendrá que expresarse mucho más claramente en relación al problema y para ello hace falta más que palabras.

La preocupación por el aumento del narcotráfico no sólo se percibe en Brasil, uno de los principales destinos de la droga boliviana. En Chile se abrió el debate sobre la necesidad de mejorar los controles fronterizos, pues han detectado un mayor riesgo luego de la decisión de Bolivia de expulsar a la DEA.

 

Bajo el penoco

Se le acaban los blancos

Nadie entiende al presidente Morales. Acaba de recibir un homenaje en la sede de la OEA, donde asistió con mucho gusto e incluso les pidió a los países miembros apoyo para implementar la futura Constitución Política del Estado. Todos creían que el Primer Mandatario se sentía cómodo con el organismo internacional que le ha dado los mayores espaldarazos en todos los líos en los que se ha metido. Pero luego de los abrazos, besos y agasajos, el jefazo sorprendió ayer cuando amenazó con impulsar una OEA paralela, que no incluya a Estados Unidos en protesta por la negativa del organismo a restablecer la participación de Cuba, país que fue expulsado en 1962. No hay duda que a Evo Morales se le están acabando los blancos dónde dirigir sus dardos populistas. Nadie esperaba que se estrelle contra sus amigotes de la OEA.

La frase

“Las tierras se sanean con documentos, no a patadas”

Roberto Gutiérrez, Vicepresidente del Comité pro Santa Cruz.