Hacia una nueva opción de futuro

Los Tiempos

Editorial



Una nueva oposición tendrá que asumir que su reto es para el mediano y largo plazo. Pero toda larga marcha comienza con un buen paso

Las dos semanas transcurridas desde que las organizaciones políticas con representación parlamentaria despejaran el camino hacia el referéndum para aprobar o rechazar el retocado proyecto de Constitución del Movimiento al Socialismo, han sido suficientes para que la confusión inicial se despeje y la gente comience a alinearse tras una de las dos casillas por las que deberá optar el 25 de enero próximo: el Si o el No.

Como no podía ser de otro modo, la causa del “Sí” tiene en los simpatizantes del oficialismo a sus principales impulsores. Y será poco lo que a su favor puedan aportar Podemos y UN, pues ya le dieron todo lo que le podían dar: la aureola de legalidad y legitimidad que tanta falta le hacía. La “campaña pedagógica” con que se proponían contribuir al “90 por ciento” de adhesiones se agotó muy pronto, por lo que no es probable que logren abrirse un espacio en el tren de los vencedores.

En el limbo intermedio está el MNR, partido que fiel a su estrategia de bajo perfil, ayudó a conjurar el riesgo de violencia pero no hizo suyo el proyecto del MAS. Y aunque algunos de sus dirigentes se pronunciaron a favor del “No”, será su convención nacional la que oficialice una posición al respecto.

En el otro polo, el que promoverá activamente una campaña de rechazo a la reforma constitucional, la confusa dispersión es aun grande. Pero ya se vislumbra lo que bien puede ser el embrión de una nueva oposición cuya proyección vaya más allá de enero. Quienes se adhieren a esta opción tienen el enorme desafío de, prácticamente de la nada, comenzar a tejer una red de voluntades individuales y colectivas alrededor de valores, principios y visiones alternativas de futuro para Bolivia.

Las condiciones en que la causa del “No” deberá librar la batalla son por demás desventajosas. Carece de liderazgo, de organización y de ideas claras, pero tiene a su favor la existencia de todavía amplios sectores de la sociedad que no se resignan a someterse pasivamente al proyecto político del MAS y esperan con ansiedad el surgimiento de nuevos líderes que los aglutinen y señalen el sendero a seguir.

El tema del liderazgo será crucial, pues si algo ha quedado claro es que ese rol está completamente vacante. Ninguno de los que se lo atribuyen, entre los que se destacan ex presidentes y ex candidatos, ha pasado la prueba; cuando más falta hacía no supieron decir ni una palabra orientadora. Deberán, por eso, ser caras nuevas las que llenen el vacío y eso sólo será posible si no se cae en la tentación del inmediatismo. Una nueva oposición tendrá que asumir que su reto es para el mediano y largo plazo. Pero toda larga marcha comienza con un buen paso y mantener viva la esperanza ya sería un gran logro. La consigna del “No” a la reforma puede ser el germen de una opción de futuro.