El Mundo
Ayer se produjeron dos hechos que son similares y distantes que nos demuestran la difícil situación de la contradicción en la vive la pobre Bolivia porque el debate hoy es sobre la muerte, los muertos que valen y los muertos que no valen, hoy es el gobierno que hace política de la necrofilia.
Hace valoraciones subjetivas de los muertos que valen y los que no significan nada, total si hablamos de principios al gobierno no le interesa ningún muerto pero si los usa, unas veces para sobredimensionarlos y otras para ultrajar sobre su memoria, los únicos muertos que ellos valoran son los que cayeron en Porvenir que al final de cuentas solo fueron la carnada para pescar al tiburón de Leopoldo Fernández y aprovecharon todo, bajo ese argumento se asesinó, se confinó, lograron el exilio del 19% de los habitantes de Cobija, fue la cabeza de playa para que se desembarque las tropas del Mariscal Juan Ramón Quintana y desde allá controle la amazonía como territorio libre para lo que quieran, indudablemente su objetivo real fue la invasión a un pueblo pacífico, les salió barato, solo les costó la vida a 17 cambas de esos que ellos usan y los denominan «movimientos sociales», y se compraron un pueblo, desconocieron la ley y las autoridades legitimas y prácticamente desconocieron el referéndum ratificatorio, finalmente a sus muertos los convirtieron en sus banderas para ser usadas en un vulgar golpe de estado y secuestro de su Prefecto.
Ayer el gobierno exhumó (mediáticamente) el cadáver de un Pastor muerto en la toma militar del aeropuerto de Cobija y prácticamente lo hizo mierda, lo transformaron en mercenario, en torturador y masacrador basado en una manilla y que portaba un reloj, el hombre de Dios asesinado a la vista de todo Bolivia con una ráfaga militar hoy es vilipendiado, humillado y ultrajado, nunca se vio tanta bronca contra un muerto, pero esto nos pinta de cuerpo entero que ellos no tienen limites para imponerse, todo les sirve, sobre todo lo que su imaginación les permite y para rematar el cuerpo del pastor hoy señalan que fue asesinado con balas de sus amigos, que finalmente resulta que si la muerte no lo sorprende al Pastor Antonio Rivero este estaría siendo procesado por asesinato.
Ayer nomás se recordaron los tres asesinatos de jóvenes profesionales que fueron asesinados por las tropas que comandó el Ministro de Gobierno en «la Calancha», Sucre no olvida sus hijos simplemente porque 400 fueron heridos y todo por reclamar legítimamente su derecho de la capitalía, no les importaron los muertos, su objetivo era buscar la aprobación de un proyecto constitucional impuesto no solo a los bolivianos sino elaborado por las ONGs para justificarse ante sus contratantes.
Christian Urresti fue martirizado por las mujeres del MAS que no solo lo despellejaron sino le arrancaron hasta la cabellera, Christian de 17 años dio su vida por salvar la de Nelson, su padre, que estaba en manos de los masistas, esos que gozan de la inmunidad, nunca nadie se detuvo para preguntar porqué se asesino a un niño, nunca su familia recibió un fiscal para que contribuya con la aclaración de lo sucedido, no llegaron comisiones internacionales para investigar que sucedió con Christian, solo su madre, sus hermanos, su abuela Estela lo lloran día a día, inclusive en las noches de insomnio escuchan sus gritos y miran hacia Dios y le pregunta por qué su hijo, su hermano y su nieto, su padre en silencio le grita a Dios ¡por qué no me llevaste a mí Señor!, pero eso no le importa a Evo, a Juan Ramón y a los cortesanos del Unasur, los muertos solo les duelen a los suyos, los demás hacen negocio y este gobierno lo hace con los de Porvenir.