Autocrítica sobre cultivos de coca

El Jefe de Estado boliviano se ha puesto firme esta vez con los cocaleros, luego de que el último año les autorizó a cultivar 8.000 hectáreas más de la cuestionada hoja. Las medidas, en este sentido, deben ser oportunas y, en lo posible, no contradictorias, para recuperar la credibilidad del resto de los países.

Editorial La Razón.



El presidente Evo Morales, en una asamblea general de los productores de coca en el Chapare —de los que es su dirigente máximo—, sacó a relucir el sábado las violaciones en que los cocaleros estarían incurriendo con relación al cultivo excesivo de la hoja materia prima de la cocaína.

Se trata de la primera vez que el Primer Mandatario admite que los cocaleros incumplen el compromiso contraído con él, de que un campesino puede cultivar un solo cato de coca, equivalente a 40×40 metros de extensión. La concesión la hizo inicialmente el ex presidente Carlos Mesa (2004), pese a que la Ley Antidrogas 1008 declara al Chapare como región impedida, legalmente, de cultivar aquella hoja.

Una vez que Morales asumió el poder, en enero del 2006, mantuvo la medida pero con el compromiso de que los cocaleros del Chapare cultiven un cato por persona, de manera voluntaria. Igualmente, efectivos policiales y militares, en forma conjunta, siguieron erradicando la hoja.

Así, se ha informado que este año fueron erradicadas 5.024 hectáreas. Por otro lado, la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN) ha indicado que en el 2008 se incautó de 28 toneladas de clorhidrato de cocaína, valuado en 45 millones de dólares, mediante la realización de 10.340 operativos.

En la asamblea del sábado, Morales recriminó a los dirigentes sindicales que dividen chacos (tierras) para dar paso al cultivo de más catos de coca. En vista de ello, conminó a los cocaleros a que denuncien a los autores de tales violaciones, tanto a la Policía antidrogas (Umopar) como a los militares. E insistió en que la única manera de poder seguir produciendo coca en el Chapare es cumpliendo la extensión autorizada. “Si ustedes no lo garantizan, estará en riesgo la despenalización”, advirtió.

Es más, habló de la posibilidad de que vuelva la política de “coca cero”.

El cultivo de coca está prohibido en el mundo desde los años 80; por considerarse que sirve para su conversión en un estupefaciente que causa la muerte de miles de personas por su consumo como droga alucinógena. En Bolivia, la Ley 1008 sólo autoriza la plantación de 12.000 hectáreas en zonas tradicionales, tomando en cuenta que la milenaria hoja es también utilizada para su masticación (acullico), además de que se la emplea en ritos religiosos y como una infusión para combatir el mal de altura.

Morales admitió el fin de semana que “hablar del libre cultivo sería una irresponsabilidad tremenda, porque no toda nuestra coca va al mercado legal”. Según la expulsada agencia internacional antidrogas de Estados Unidos (DEA), en todo el país, los cultivos legales e ilegales sumarían aproximadamente 30.000 hectáreas.

Sobre la base de ese informe, el presidente estadounidense George W. Bush suspendió a Bolivia el beneficio de las preferencias arancelarias del ATPDEA para la exportación de productos nacionales hacia el país norteamericano.

El Jefe de Estado boliviano se ha puesto firme esta vez con los cocaleros, luego de que el último año les autorizó a cultivar 8.000 hectáreas más de la cuestionada hoja. Las medidas, en este sentido, deben ser oportunas y, en lo posible, no contradictorias, para recuperar la credibilidad del resto de los países en las políticas gubernamentales y volver a atraer las inversiones perdidas durante el 2008.