Deformaciones y excesos del informe Unasur

Editorial de Opinión.

El informe de la comisión de Unasur, es una provocación externa frente a la cual no es posible guardar silencio ni simular imparcialidad, los miembros de esa comisión subestiman la inteligencia de los bolivianos, asumen papeles que no les corresponden y ofenden a todos: gobernantes y gobernados.

Como mucha gente, podíamos haber simplemente sonreído ante los excesos y deformaciones del informe de Unasur en relación con los trágicos acontecimientos de Pando. Pero, no podemos asumir esa actitud porque las ofensas y desafíos, de dicho informe, a la inteligencia nacional, son intolerables. Esto quiere decir que nuestra reacción respecto de tal documento no es parcial ni en defensa de ninguna corriente determinada. Propugnamos juicio justo, a los presuntamente culpables. Lo que han dicho los miembros de esa comisión, es algo que degrada a los organismos internacionales y hace un flaco servicio al propio Gobierno.



Lo que se percibe en el informe, sin ningún esfuerzo, es la tendencia partidista dominante de quienes forman la comisión. No han podido ocultar o quizá nunca lo intentaron porque son más audaces, sus posiciones ideológicas y sus compromisos. Sabemos que en ámbito de los acontecimientos políticos es imposible la neutralidad, pero lo menos que podemos esperar, de funcionarios internacionales, es un esfuerzo honesto por mostrar los hechos tal como son, para que los encargados de interpretarlos vean qué es lo que realmente sucedió.

Lo que, en ningún lugar del mundo, se puede aceptar es la supresión de los testimonios de personas de la otra parte, los miembros de esta extraña comisión dicen que no los tomaron en cuenta por considerarlos inverosímiles. En esta acción se atribuyeron facultades para calificar los testimonios, obviamente, conforme a sus propias tendencias. Lo que para ellos es inverosímil para otros quizá sean hechos que definan las causas y los resultados de la tragedia pandina.

Es realmente inadmisible que no hubieran hecho ninguna investigación acerca del asesinato de Pedro Ishiro que fue lo primero que sucedió en la dinámica violenta del enfrentamiento. Las dos omisiones que el portavoz de la comisión las exhibe sin ningún escrúpulo ni control, son la prueba de la parcialidad, del propósito tendencioso y de la audacia de los miembros de este grupo de investigadores.

No sólo eso, en la síntesis del informe, publicada en los diferentes medios de comunicación, se ve claramente que la comisión se atribuyó facultades para juzgar y proponer la forma en que el país debe tratar dicho asunto. Las palabras calificativas que se repiten constantemente, en la síntesis del informe, jurídicamente hablando, ya son una forma de asumir una posición, tipificando el hecho y sancionándolo anticipadamente.