El General infidente

El Mundo. El Director.

Ya dije lo suficiente sobre el Ministro Quintana, hoy quiero hablar de Judas, el triple traidor, el Gral. Cesar López, aquel que en uso de su cargo de Jefe de Estado Mayor del Comando del Ejército realizó infidencia del destino de los “famosos misiles chinos” que fueron entregados a una potencia externa.



Aquí sucedieron dos traiciones, quien ordena al Coronel Antezana el traslado de los misiles para que sean desarmados fue el propio Cesar López, 11 días después informa a la campaña de uno de los candidatos tal hecho para que se lo use como parte de la campaña de dicho frente.

López mantenía una relación profunda con el Ministro Quintana desde que éste en su condición de teniente cumplía las funciones de ayudante del entonces Coronel López, donde nace una supuesta amistad entre el jefe y el subordinado llegando incluso uno a ser testigo del matrimonio del otro, cuando nombraron a López director de la aduana Quintana alegó los mejores comentarios de la moral, la integridad sin tacha y ética del Gral. López, incluso las FF.AA. mediante su comandante (Gral. Wilfredo Vargas) en jefe señalaron lo siguiente: «El perfil del general López es excelente en función del mando y administración. Es una persona que se mantuvo en una escala de 10 en 10. Además, como un hombre que manejó una institución tan grande como es el Ejército, está capacitado para manejar la parte operativa y administrativa de la Aduana», y hoy estos mismos personajes no encuentran insulto que se acomode a la personalidad del Gral. López, y es verdad, este ex General cometió infidencia y por qué no decir traición tardía, la pregunta es por qué tuvo que esperar cinco meses de lo sucedido con los 33 camiones en “Puerto Montevideo” para comentarlo, por qué no denunció este hecho a los responsables de la protección del contrabando cuando ejercía el cargo de Presidente de la Aduana, la comisión de la Cámara de Diputados que investiga el contrabando desde agosto pasado venia indagando y en ningún momento se contó con la colaboración de López a esta, y hoy cuando fue despedido hace estas revelaciones que al margen de ser verdad solo demuestran la bajeza moral de un infidente.

La historia de los 33 camiones solo será parte de la anécdota de los casos del olvido, de esas pequeñas cosas que se guardan en el cofre de la impunidad, ni Quintana ni López serán objeto de juicio y menos de sentencia y cualquier ilusa esperanza de que alguien acabe con sentencia es solo un absurdo.

Cuidado que piensen que la conducta de la impunidad es fruta del árbol del MAS, no, ese es el mismo fruto que nos enseñaron Banzer, Goni, y si algún político pagó con la cárcel existe solo el caso de Oscar Eid que en una alianza entre la DEA (norteamericana) y Goni lo depositaron en la cárcel, no como una sanción penal sino como una venganza política, después los banqueros que se robaron 500 millones de dólares quedaron en la impunidad, los que se guardaron las divisas preferenciales gozan de buena salud, los que protegieron Huanchaca viven ricos, los que vendieron el avión Beechcraft están de viaje, Tuto está tan rico que se negó a aceptar un trabajo con un salario de medio millón de dólares al año, y todos los políticos en este país participaron en la competencia de cómo esquilmar a Bolivia.

Personalmente me mantendré al margen de algunos medios en eso de sacar a relucir “la valentía de López al denunciar a su amigo”, para empezar Quintana no era el director de Aduana, el Comando Conjunto de la Aduana respondía al Presidente de la Aduana, los jefes de la tranca del puerto respondían directamente a los mandos de la administración aduanera, entonces no vale sugerencia alguna, llamada de teléfono o palito de por medio, la ley y las normas se cumplen y si se actúa de otra forma es delito o complicidad, por lo cual es responsabilidad personalísima del Jefe y los encargados aduaneros, en una tranca aduanera no manda ni el Presidente ni marinero alguno, solo funcionarios.

La ley es dura e inflexible con los que la violan, hasta hoy los únicos que la violaron son los mandos donde el estado deposita su confianza para evitar justamente los contrabandos, y el Gral. López es el único responsable del ingreso o fuga de los camiones, lo demás es poema para los medios de comunicación o comida para los chanchos.