Es un cuento tan viejo…

Desde que era dirigente cocalero, Evo viene denunciando que quieren matarlo, de esto hace como 20 años. Dios le de larga vida y que siga  jugando fútbol.

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El presidente disputando un partido de fútbol con cocaleros de La Asunta, en octubre pasado. (Abi)



   Solo hace falta que Hugo Chávez, chasquee los dedos para que los solícitos funcionarios bolivianos reaccionen al unísono y se pongan a entera disposición del mandamás venezolano. Ni bien el torbellino caribeño denuncia los supuestos intentos de asesinar al presidente Evo Morales, el servil ministro de Gobierno, Alfredo Rada, aparece intentando, sin resultados, dar sustento a la delirante versión de Chávez.

No es la primera vez que se denuncia estos supuestos intentos y es seguro que no será la última. Por otra parte se trata de una argucia tan vieja como la misma práctica política. De manera recurrente algunos gobernantes han recurrido a ella en momentos en los que confrontaban problemas de forma de desviar la atención.

En suma se trata de una estratagema de lo más simplona que difícilmente podría convencer a alguien. Sin embargo lo que realmente llama la atención, es la forma por demás carente de imaginación con la que el ministro Rada quiso justificar las denuncias chavistas.

A veces uno debe sufrir vergüenzas ajenas y realmente la actuación del ministro fue lamentable. Ver como se lanza denuncias sin un mínimo de sustento causaría en cualquier persona  medianamente sensata una sensación de lástima y conmiseración sino fuera que las intenciones son por demás aviesas.

Lo que el gobierno quiere realmente, es encontrar a como de lugar los argumentos para desatar una indiscriminada represión que le permita hacer aprobar de cualquier forma su constitución y en su mira están los dirigentes cívicos y prefectos opositores.

Están también en la mira los periodistas críticos al gobierno de forma de impedir que se difundan visiones contrarias al proyecto masista.

Pero las denuncias están también dirigidas a desviar la atención de la ciudadanía de la aguda crisis económica que ya se está manifestando y frente a la cual el gobierno no ha tomado previsión alguna y, por el contrario, es evidente que ha hecho todos los «méritos» para aumentarla.

Por otra parte el problema de la corrupción se ha convertido en una incómoda piedra en el zapato al punto que involucra al propio ministro de la Presidencia , Juan Ramón Quintana, brazo derecho y hombre de confianza del presidente Evo Morales.

Sin embargo, si el presidente Morales sospecha que podría ser víctima de un atentado contra su vida, haría muy bien en mirar en su propio entorno y ver quien estaría más interesado en darle un pasaporte a la otra vida. Siendo que es difícil que la oposición esté interesada en hacer de él un mártir, es muy probable que alguien  o algunos interesados en la sucesión de liderazgo tengan intenciones inconfesables. Además, si tiene alguna duda,  don Evo debería preguntar a los venezolanos, que son quienes cuidan de su seguridad y dirigen  el espionaje «inteligente» de su gobierno.