Evo para siempre

¿A quién va dirigido ese mesiánico mensaje de perpetuidad? Está pensado para los cocaleros que se hacen ricos con el boyante negocio de la cocaína; para los “movimientos sociales” que se han encaramado en el aparato estatal; para los contrabandistas que gozan de la protección ministerial y militar.

El Nuevo Día. Editorial.

Los aires de perpetuidad que lanza el presidente Morales no son nuevos. En diciembre de 2007 dijo que la lucha del MAS es de los pobres contra los ricos y que “sólo muerto me van a sacar del Palacio”. El sábado afirmó que su estadía en el poder no es temporal ni pasajera, pues se quedará para siempre en el gobierno. Dijo que los indígenas y campesinos han esperado 500 años y ahora que son dueños del palacio no lo van a soltar. Acto seguido acusó a los empresarios de Santa Cruz de chantaje y denunció que le pidieron 170 millones de dólares para dejar de molestar. Obviamente, el discurso es el mismo y está destinado a exacerbar los ánimos de su electorado “duro”, localizado sobre todo en el occidente del país. Que las últimas palabras las hubiera pronunciado justamente en el segundo anillo, frente al Chiriguano, busca un efecto mediático aún mayor, a muy pocos días del referéndum constitucional, cuando las encuestas ubican al oficialismo en una situación bastante complicada.



No hace falta hablar de la afrenta antidemocrática que provocan las palabras de Evo Morales, pues está claro que su proyecto político busca consolidar un modelo muy distinto, no sólo de la democracia, sino también del sistema republicano.

Es paradójico que el presidente prometa que se va a quedar para siempre, en un momento delicado para el país. Se viene una aguda crisis económica que podría provocar desempleo y escasez y mientras todos los gobernantes del mundo trabajan para atenuar sus efectos, el MAS la ignora y se dedica a hacer política en lugar de elaborar un plan que evite la profundización de la pobreza, cuyos indicadores siguen acentuándose. La otra crisis, originada en la disminución de las ventas de gas a Brasil, es el sello final del fracaso de la nacionalización de los hidrocarburos, mientras que aumentan las señales negativas en relación al MAS como la corrupción, el contrabando, el narcotráfico y las violaciones a las garantías constitucionales de las personas.

Si gran parte de la ciudadanía considera que el MAS no hace una gestión eficiente y que en sus manos, la economía, el empleo, la producción y el abastecimiento se han deteriorado y que la situación general de los bolivianos podría complicarse aún más, entonces ¿a quién va dirigido ese mesiánico mensaje de perpetuidad? Está pensado para los cocaleros que se hacen ricos con el boyante negocio de la cocaína; para los “movimientos sociales” en general que se han encaramado exitosamente en el aparato estatal como funcionarios públicos; para los contrabandistas que gozan de la protección ministerial y militar; los que cobran bonos; los que gozan con el revanchismo y la confrontación étnica que alienta al presidente, quien confunde estos conceptos con “inclusión”, “dignidad”, “soberanía” y “cambio”. En definitiva, es un discurso de campaña, de guerra, que gana votos, pero que no edifica y que está lejos de atacar los problemas estructurales del país.

¿A quién va dirigido ese mesiánico mensaje de perpetuidad? Está pensado para los cocaleros que se hacen ricos con el boyante negocio de la cocaína; para los “movimientos sociales” que se han encaramado en el aparato estatal; para los contrabandistas que gozan de la protección ministerial y militar.