La mentira, la savia que nutre

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Tras el «triunfo» del si a la constitución masista, que rechaza la mitad del país, Bolivia seguirá dividida, mas pobre y aislada, solo se fortalecerá la propaganda y la difusión de las mentiras oficiales.

 



“La verdad nos hará libres” dice el slogan que aparece en el periódico masista “Cambio” que pese a su reciente aparición ya está haciendo de las suyas. La verdad es que la consigna en un medio oficialista resulta burda y grotesca solo comparable con la de “el trabajo los hará libres” que en un alarde de humor negro fue escrita en la entrada de Auschwitz, el emblemático campo de concentración nazi.

Resulta que es precisamente la mentira la savia de la que se nutre el gobierno del MAS y para ellos obrar de otra forma sería un absoluto contrasentido. Es así que los medios de comunicación oficialistas hablaron de una “nacionalización” de los hidrocarburos cuando en realidad se trató solo de un cambio en los contratos al que se le quiso dar la apariencia de una trascendental e histórica medida en defensa de los intereses nacionales.

En Cochabamba, el gobierno promovió el 11 de enero de 2007 una movilización de los cocaleros para intentar derrocar al prefecto elegido democráticamente. Los abusos que estos cometieron ocasionaron la reacción de la población pero el gobierno y sus medios hablaron de una oscura conspiración de la derecha. Los responsables de las tres muertes siguen paseando su impunidad por el Parlamento y ahora que lograron retomar la prefectura cochabambina la convirtieron también en su fuente de ingresos.

También indicaron que existía una conspiración derechista y oligárquica cuando el pueblo de Sucre salió a defender sus reivindicaciones en La Calancha. Se denunció que un policía había sido secuestrado, torturado y salvajemente asesinado. Pero sin embargo, a las pocas horas este reapareció vivito y coleando.

Los tres muertos fueron atribuidos a una curiosa costumbre de los capitalinos de darse duro entre ellos mismos ya que el angelical ministro de Gobierno, Alfredo Rada solo había llegado a Sucre para orar y pedir que cesen los enfrentamientos aunque las imágenes eran absolutamente contundentes y mostraban al barbudo funcionario dirigiendo la sañuda represión.

Sería demasiado largo enumerar todas las mentiras y embustes que cotidianamente lanzan los funcionarios masistas, incluido Evo Morales y que son comedida y sumisamente reproducidos por los medios de comunicación masistas (queda claro que estatales no son), pero en el caso de los sucesos de Porvenir el 11 de septiembre del pasado año se ha llegado a un grado inaceptable de cinismo.

A pocas horas de estos condenables sucesos, Rada muy compungido hablaba de casi una treintena de muertos y el gobierno elaboró un spot en el que supuestamente se mostraba la magnitud de la inmisericorde masacre. Un grupo de personas nadaba tranquilamente en el río Tahuamanu mientras se les disparaba sin compasión alguna y en la orilla opuesta otras personas observaban la dantesca escena como si nada pasara. Ciertamente a los pandinos no les hace mella alguna ver, cara a cara, a la muerte.

Canal 7, radio Patria Nueva y ABI intentaron este domingo poco imaginativas fórmulas para justificar el hecho de que una persona dada por muerta en el informe elaborado por la comisión de Unasur, encabezada por el ex guerrillero Rodolfo Mattarolo haya acudido a depositar su voto en el referéndum constituyente.

Algunas de estas merecerían figurar en una antología del absurdo. Los pobres mercenarios de la comunicación afirmaban que el informe de Unasur no había sido concluido y que podía ser revisado. ¿Las habilidades revisoras pueden llegar al extremo de “matar” a una persona y luego hacerla revivir como si nada hubiera pasado?

Cuando Blusher Alpire denuncia que fue contratado por “Chiquitín “ Becerra para comprar armas destinadas a causar enfrentamientos para justificar la detención de Leopoldo Fernández y que hay un sicario que recibió el encargo de asesinar al senador de la oposición Roger Pinto, de inmediato se movilizan los “comunicadores” gubernamentales y arman un engendro que hubiera puesto verdes de envidia a los más audaces defensores de las dictaduras de Pinochet y Videla.

Se muestra a una señora que relata cómo los supuestos funcionarios de la prefectura pandina habrían asesinado a una madre y luego se ensañaron con su bebé de pocos meses al que golpean con cables y terminan estrellando su cabeza contra el piso. Definitivamente se les fue la mano. Esta truculenta imaginación hubiera inspirado a los más crueles y sádicos emperadores romanos. Por supuesto, ni la madre ni el cadáver del bebe aparecieron hasta ahora.

Por tanto queda meridianamente claro cuál es el significado que tiene la verdad para el gobierno, sus medios de comunicación y las comisiones de Unasur. Para ellos la verdad es un invento de la derecha y la oligarquía y por tanto no debe ser motivo de preocupación para quienes apuestan por el cambio. Un «cambio» que Evo amenazó llegará rapidamente tras la aprobación fraudulenta de su nueva Constitución que, pese al persistente amedrentamiento gubernamental, ha rechazado la mitad del país.

*La votación en El Alto (foto ABI)