La nacionalización de la Chaco

La nacionalización de la Chaco puede haber sido necesaria, como lo remarcó ayer el Presidente, pero económica y estratégicamente hablando llegó en un momento inoportuno…El Gobierno debe diferenciar las prioridades económicas de las urgencias de la política doméstica.

La Razon. Editorial.

El presidente Evo Morales decidió completar la compra de las acciones de la empresa Chaco, y lo hizo a pocas horas del referéndum programado para este domingo.



Las acciones pertenecían a la empresa Amoco, en sociedad con la Pan American Energy, sucesoras de las empresas que habían participado en el proceso de capitalización impulsado por el gobierno del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada.

Es probable que el anuncio coincida con las horas previas a la consulta sobre la nueva Constitución Política del Estado (CPE) sólo por casualidad, pero lo que preocupa a ciencia cierta es otra coincidencia: que se produce cuando el país necesitaba dar señales de confianza a los inversionistas y a los consumidores extranjeros del gas boliviano.

Debido al agotamiento de los campos, la producción del energético vital ha caído de 41 millones a 36 millones de metros cúbicos diarios; en tal sentido, Bolivia debería enviar a las empresas petroleras un mensaje claro de que sus inversiones son bienvenidas. Lo propio tendría que ocurrir ante los países vecinos que consumen el gas nacional; para ellos, no vendría nada mal un poco de seriedad y confiabilidad, de modo tal que se pueda revertir el clima de desconfianza que existe en este momento.

La nacionalización de las acciones de Chaco no era algo que se necesitara con tanta urgencia como para hacer el anuncio cuando Bolivia está urgida de recuperar la confianza internacional.

Por ahora, las autoridades de YPFB tienen tareas pendientes que no han podido cumplir por varios motivos. Hace dos años que está pendiente la licitación para instalar en Río Grande una planta separadora de GLP y que no se realiza debido a imponderables. Poner en las manos de las autoridades petroleras estatales la responsabilidad adicional de manejar la empresa Chaco cuando tiene tantas tareas, no era algo impostergable.

Por lo demás, la compañía Pan American Energy es la filial argentina de la corporación British Petroleum y se han nacionalizado sus acciones cuando el país vecino se había convertido en una alternativa para la venta del gas que Brasil no quiere.

Es más, las autoridades argentinas habían accedido a aumentar las compras de gas de Bolivia, llevándolas de 1,9 a 3,9 millones de metros cúbicos por día, como un gesto de amistad.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner acaba de estar en Caracas, donde hizo gestiones ante su homólogo Hugo Chávez para que Venezuela pague a inversionistas argentinos por la nacionalización de una planta siderúrgica. Ahora, Fernández seguramente procederá de la misma forma con Evo Morales para que se reconozcan los derechos de Pan American Energy.

En suma, la nacionalización de la Chaco puede haber sido necesaria, como lo remarcó ayer el presidente Morales, pero económica y estratégicamente hablando llegó en un momento inoportuno. Las empresas que tienen contratos firmados con YPFB habían recibido con satisfacción la cláusula transitoria de la CPE propuesta por el Gobierno que las libera de la obligación de someterse a las condiciones creadas para las petroleras; pero ahora, es probable que lo de la Chaco las vuelva a desalentar.

El Gobierno debe diferenciar las prioridades económicas de las urgencias de la política doméstica, por el bien de todos.