La primera batalla política del año

Ante el virtual empate que se vislumbra, las condiciones se presentan óptimas para quienes durante los últimos años fueron perfeccionando sus dotes camaleónicas

Editorial Los Tiempos.

A pesar de que es cada vez mayor la cantidad de gente que ve con escepticismo cuanto ocurre sobre el tablado y tras los bastidores del escenario político nacional, todo indica que este año será uno más en el que las pugnas por el poder acapararán las preocupaciones y ocupaciones de los bolivianos.



El referéndum que se realizará dentro de tres semanas marcará el inicio de una nueva fase de la contienda política que llegará a su punto culminante en diciembre, cuando se lleven a cabo las elecciones generales. Los meses intermedios, entre febrero y noviembre, estarán pues saturados de actividades proselitistas, a no ser, claro, que el proyecto de Constitución propuesto por el MAS sea rechazado en las urnas.

De cualquier modo, resulta inevitable que el fragor político predomine durante esta gestión, por lo que la habilidad de los contendientes será puesta a prueba en más de una ocasión. Se verá quiénes están munidos de las cualidades necesarias para salir airosos, y quiénes, por carecer de ellas, deberán resignarse a seguir el camino de los ya expulsados del proscenio.

Una de las primeras batallas se librará los próximos días en la Cámara de Senadores cuando se tenga que elegir a la nueva directiva. Se sabrá entonces si las múltiples facciones en que está dividida la oposición consiguen aunar criterios para conservar el control de tan importante instancia de poder, o si se dejarán propinar, una vez más, una derrota a manos del Movimiento al Socialismo.

Dados los antecedentes, entre los que se destaca la ineptitud política de la mayor parte de los representantes de la oposición, parece imposible que ésta continúe presidiendo el Senado. Por otra parte, la defección de algunos senadores del MAS impedirá que esa fuerza alcance por sus propios medios su más caro anhelo: el control de la Cámara de Senadores y, por ende, de todo el Poder Legislativo.

Ante el virtual empate que se vislumbra, las condiciones se presentan óptimas para quienes durante los últimos años fueron utilizando sus dotes camaleónicas hasta llevarlas al borde mismo de la perfección. Es decir que aquellos que con comodidad y desparpajo se mueven de un extremo a otro de la arena política, podrán ahora cobrar las utilidades de las inversiones tan meticulosamente hechas los pasados meses.

Una vez más, como ha ocurrido ya en nuestra atribulada historia, la doblez, la condición de “dos caras”, parece ser el conducto más útil para lograr el éxito en ese campo.