Ninguna víctima mortal tras caer un avión frente a Manhattan

El Airbus, que acababa de despegar, se deslizó sobre el río Hudson

MARC BASSETS  – Nueva York. Corresponsal

LA VANGUARDIA



"Cuando ves un avión en un lugar en el que no debe estar, da miedo", declara una testigo

Nueva York fue ayer testigo de una milagro aeronáutico destinado a perdurar en la memoria de la ciudad. Un avión de la compañía US Airways amaró sobre el río Hudson cinco minutos después de despegar del aeropuerto de La Guardia. Los 150 pasajeros y5 miembros de la tripulación sobrevivieron.

El FBI descartó que se tratase de un atentado. La hipótesis apuntada por la Autoridad Federal de la Aviación era que el avión chocó con uno o varios pájaros y se vio obligado a realizar un amaraje de emergencia sobre el río que separa Nueva York del estado de Nueva Jersey.

Los equipos de rescate, según las primeras informaciones, sacaron algunos pasajeros del agua. El resto esperaba encima del avión, un Airbus A-320 que volaba hacia la ciudad de Charlotte, en Carolina del Norte. Cerca de una hora después del accidente, se sumergía en las aguas gélidas del Hudson.

La temperatura en Nueva York estaba ayer bajo cero: menos 5 grados centígrados. Durante la mañana había nevado.

El vuelo US Airways 1549 despegó de La Guardia, el aeropuerto comercial más pequeño de la ciudad, a las 15.26 de la tarde, hora local. Residentes del Bronx, barrio próximo al aeropuerto, oyeron una explosión y vieron como el avión intentaba girar.

Cinco minutos después se deslizaba sobre el agua, a la altura de la calle 50 de la isla de Manhattan. Un pasajero entrevistado por la cadena de televisión local WNBC explicó que el piloto advirtió de que el aterrizaje sería brusco. Algunos rezaron.

"Yo decía: calma, calma, las mujeres y los niños primero. En el momento siguiente el avión se estaba llenando de agua", dijo a los medios de comunicación uno de los supervivientes, Jeff Kolodje, que se dirigía a Charlotte para jugar a golf con unos familiares.

El amaraje fue una proeza. El alcalde de Nueva York. Michael Bloomberg, elogió "el trabajo magistral" del piloto del Airbus, cuya identidad no reveló. Según Bloomberg, el piloto recorrió dos veces el avión antes de abandonarlo para asegurarse de que no quedaba nadie dentro.

El accidente de ayer se produjo después de dos años consecutivos que han sido los más seguros de la historia de la aviación comercial en Estados Unidos. Ningún pasajero murió en los accidentes habidos en el 2007 y 2008, periodo en el que los aviones transportaron un total de 1.500 millones de personas.

Pero en Nueva York, víctima de los ataques del 11 de septiembre del 2001, ver un avión volando a baja altura evoca recuerdos siniestros. Ayer los peores presagios, sin embargo, quedaron disipados en seguida.

Susan Obel, una jubilada que vio el avión desde la ventana de su piso, cerca del río, declaró a The New York Times:"Cuando ves un avión en un lugar en el que no debe estar, da miedo. No pensé que fuese un terrorista, pero me preocupé".

Alberto Armendariz

Para LA NACION de Buenos Aires

NUEVA YORK.- Gracias a la habilidad del piloto y a una rápida operación de rescate, los 155 ocupantes, entre ellos un bebe, de un Airbus 320 de la aerolínea US Airways que se desplomó ayer por la tarde sobre las gélidas aguas del río Hudson, frente a Manhattan, sobrevivieron al accidente, que habría sido causado por una bandada de pájaros que dañaron sus motores.

El vuelo 1549, con destino a Charlotte, Carolina del Norte, había despegado a las 15.26 del aeropuerto de LaGuardia, en el distrito de Queens, con 150 pasajeros y 5 tripulantes a bordo. Un minuto después de su partida, al alcanzar los 1100 metros de altitud, un grupo de aves habría sido succionado por los dos motores de la aeronave, según el informe preliminar de la Administración Federal Aérea difundido por Laura Brown, su vocera.

El piloto Chesley Sullenberger, con más de 40 años de experiencia, buscó entonces dirigirse al cercano aeródromo de Teterboro, pero perdió toda la fuerza de los motores y decidió "aterrizar" el avión sobre el Hudson, entre la isla de Manhattan y las costas de Nueva Jersey, informó Doug Parker, presidente de la compañía aérea, que con celeridad confirmó que no hubo víctimas fatales.

Todas las personas a bordo fueron trasladadas para chequeos médicos a tres hospitales, pero las heridas más graves eran por exposición al frío del agua, indicó el alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg. En el momento del accidente, la temperatura era de -6 grados.

Según precisó la cadena local de Nueva York, NY1, siete personas fueron asistidas en el hospital Saint Vincent de la ciudad por hipotermia y fracturas, mientras que otros heridos fueron asistidos en la ciudad vecina de Nueva Jersey.

"Oí una explosión muy fuerte en el motor que estaba cerca mío e inmediatamente el interior del avión se llenó de humo y olor a combustible. «¡Prepárense para el impacto. Vamos a caer!», dijo el piloto enseguida, y todo el mundo empezó a gritar", relató, por su parte, Jeff Kolodjay, de Norwalk, Connecticut, que ocupaba el asiento 22A y viajaba con su padre y otros amigos.

Según varios testigos, la aeronave descendió a toda velocidad, pero logró apoyarse con considerable suavidad sobre el río. "Se sintió como si estuviésemos planeando. Fue una maniobra increíble del piloto", señaló otro pasajero, Fred Berretta, de Charlotte, que ocupaba el asiento 16A y se puso a rezar tras el anuncio del piloto, que ayer se convirtió en el último héroe nacional estadounidense.

"Diríamos que el piloto hizo un trabajo magistral al aterrizar en el río, y luego asegurarse de que todo el mundo saliera", señaló Bloomberg. Y agregó: "Tuve una larga conversación con el piloto. Caminó por el avión dos veces para verificar que nadie más estuviera a bordo y asegurarnos a nosotros [las autoridades] que no había nadie más allí adentro".

Los mecanismos de seguridad del avión se activaron no bien tocó el agua y los cuatro toboganes de goma de las salidas de emergencia se transformaron en balsas.

"Hubo mucho pánico, pero la gente fue muy rápida y salió ordenadamente del avión. Es que el agua fría no tardó en comenzar a inundar el interior", añadió Kolodjay.

Aterrorizados, muchos de los pasajeros buscaron refugio sobre las alas del avión. Desde allí fueron inmediatamente socorridos por ferries de las empresas turísticas Circle Line y New York Waterways, que hacían sus clásicos recorridos alrededor de Manhattan. Los equipos de rescate de la policía y los bomberos llegaron al avión accidentado en pocos minutos y un grupo de buzos de la Guardia Costera se cercioró de que nadie quedara dentro del fuselaje, que anoche estaba sumergido casi por completo en el Hudson, flotando en dirección a la Estatua de la Libertad.

"De alguna manera, el avión se mantuvo a flote y todos pudimos subirnos a las balsas. Es increíble que todos estemos vivos", comentó, ya a salvo, otro pasajero, Alberto Panero.

En estado de shock

A bordo del primer ferry que llegó al rescate, David Watta, ejecutivo de una agencia de viajes que estaba camino de regreso a su casa, contó que varios de los pasajeros socorridos estaban en estado de shock y congelándose.

"Les dimos nuestros abrigos y tratamos de calmarlos. Los abrazábamos y frotábamos sus manos para calentar sus cuerpos -explicó-. Les dimos nuestros celulares para que llamaran a sus seres queridos. Todos en ese ferry fueron héroes este día."

Tanto Bloomberg como el gobernador del estado de Nueva York, David Paterson, descartaron que se hubiera tratado de un atentado terrorista, aunque para muchos testigos la imagen de un avión comercial cayendo velozmente sobre la ciudad reavivó los fantasmas de los ataques del 11 de septiembre de 2001.

"Fue un milagro. Se evitó un accidente que potencialmente podría haber sido muy trágico. Ayer terminó por convertirse en uno de los días más espectaculares en la historia de las agencias de Nueva York por su coordinación y por la grandeza de la gente que trabaja en ellas. Y por todo lo que hicieron por esos pasajeros que esta noche están juntándose con sus familias", subrayó Paterson.

"Fue un rescate milagroso", coincidió el testigo Bill White, del portaaviones-museo Intrepid, que está anclado en el muelle 86, muy cerca del lugar del siniestro, a la altura del Lincoln Tunnel, que conecta la ciudad de Nueva York con Nueva Jersey.

Aunque regularmente los aviones chocan con pájaros, es poco común que aves impacten en los dos motores de una aeronave. Desde 1975 han ocurrido por lo menos cinco accidentes con grandes aviones comerciales en los que estuvieron involucrados pájaros.

El accidente con final feliz ocurre justo tres días después de que el diario USA Today revelara un récord histórico en la aviación comercial de Estados Unidos: no haber registrado ninguna víctima de accidente aéreo durante dos años consecutivos, en el período 2007 y 2008.

"El impacto fue muy fuerte; fue aterrador"

El dramático relato de los pasajeros

Viernes 16 de enero de 2009 |

NUEVA YORK.- Jeff Kolodjay viajaba en el asiento 22A del Airbus 320 de US Airways. Estaba al lado de uno de los motores que se averiaron, se cree, por una bandada de pájaros que causó la caída de la nave en el gélido río Hudson.

"Oí como un estallido y luego vi que el motor había explotado. Había fuego por todas partes y olía como a combustible -contó-. La gente estaba sangrando. Chocamos con el agua y el impacto fue muy fuerte. Fue aterrador."

Un momento antes, Barbara Sambriski miraba el avión que hacía unos minutos había despegado del aeropuerto LaGuardia y se preguntaba desde las oficinas de The Associated Press en Nueva York: "¿Por qué va tan bajo?". Segundos después observaba cómo el jet se precipitaba al río, frente a Manhattan.

"Vi el avión volando muy bajo y caer al agua. Luego, cuando todo se despejó, estaba flotando", contó Alex Whittaker, un testigo que se encontraba en la sala de conferencias en el piso 22 del edificio de su compañía en Times Square.

Fulmer Duckworth, de 41 años, estaba en una reunión con su jefe en el piso 29 de un edificio en la Sexta Avenida cuando vio el accidente. "Hizo un ruido muy fuerte, por lo que en un principio pensé que era un choque de botes -dijo-. Nunca se me ocurrió pensar que era un avión en el agua."

Las 155 personas que viajaban a bordo del avión pudieron ser rescatadas y algunas describieron el accidente.

Fred Berretta, otro pasajero, dijo que, desde que despegaron de LaGuardia hasta el impacto, sólo pasaron unos instantes. "Sabíamos que no había pasado mucho tiempo porque estábamos bastante cerca de la tierra y se sintió que el descenso fue rápido."

Berretta además remarcó que "mientras el avión caía de cabeza al río, la cabina estaba en silencio".

Una salida "eterna"

Según Kolodjay, luego del impacto, los pasajeros dejaron sus abrigos y equipaje y tomaron los salvavidas para dirigirse a las salidas. Ese momento, para Berretta, "duró una eternidad".

Otro pasajero rescatado, Alberto Panero, explicó a la CNN que, antes de caer al río, el piloto advirtió a la tripulación que debía prepararse para el impacto.

"Por un momento, fue un pandemonio", dijo. Después "un par de personas se hicieron cargo y calmaron a la gente e indicaron la forma de salir".

Kolodjay, además, destacó la labor del piloto: "Hay que darle el crédito al piloto, hizo un aterrizaje sensacional". En este sentido, expertos en aviación comentaron que el aterrizaje de un jet comercial en agua sin que el avión se rompiera en varias partes fue extraordinario.

"Un aterrizaje en el agua es por lo general aún más destructivo que un aterrizaje en tierra. Es increíble que un jet Airbus pueda detenerse en un río sin romperse", destacó Max Vermij, un investigador de accidentes de aviación del organismo Análisis de Causas de Accidentes de Ottawa, Canadá.

El experto especuló que el avión podría haberse estrellado contra el agua a una velocidad de unos 140 nudos. "Es común que las alas y los motores exploten por el impacto", afirmó.

Agencias ANSA, AFP y AP

En 20 años, las aves causaron 200 muertes en accidentes

Son una amenaza para los pilotos durante los despegues y aterrizajes

16 de enero de 2009 |

Para los expertos, no es en absoluto extraño que un ave choque contra un avión en pleno vuelo y dañe uno sus motores. O incluso que provoque una tragedia.

Según el Bird Strike Committee de Estados Unidos, más de 200 personas murieron como resultado de colisiones de pájaros con aviones desde 1988. La fuerza aérea de ese país reportó más de 5000 casos de choques de aves.

"Es habitual que suceda esto cuando la aeronave está cerca del suelo, es decir durante el despegue y el aterrizaje. No es normal que los pájaros arruinen los dos motores, pero puede suceder", explicó a LA NACION Alejandro López Camelo, secretario de Seguridad de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA).

Según sostuvo López Camelo, los aviones pueden volar con un solo motor en fase de emergencia. En estas situaciones, los pilotos pueden retornar a la pista, o si están lejos de ella, aterrizar en un aeropuerto cercano.

En cambio, si los dos motores están dañados, "la aeronave no tiene fuerza y el piloto no puede hacer mucho, aunque sea el más habilidoso del mundo", agregó el experto, y explicó que "una de las opciones más seguras es aterrizar en el agua, operación para la cual los pilotos están entrenados".

Por eso, para López Camelo, el piloto del vuelo 1549 de US Airways hizo un gran trabajo, porque el aterrizaje en el río Hudson, frente a Nueva York, fue suave y logró salvar a todos los pasajeros.

Los accidentes con pájaros, según indicó el secretario de seguridad de APLA, son peligrosos cuando estos son "ingestados" en el motor del avión, ya que pueden apagarlo o destruirlo. "A 300 kilómetros por hora, un pájaro de un kilo y medio es un objeto amenazante. La turbina es delicada y no soporta grandes impactos", explicó.

Halcones cazadores

López Camelo sostuvo que no hay muchos métodos para prevenir el choque de los pájaros contra los aviones. "Algunas opciones que se encuentran en aeropuertos de todo el mundo son los cañones de gas, las bombas de estruendo y los halcones, que cazan a otros pájaros. El radar a veces es utilizado por los pilotos para detectar bandadas, pero no es muy eficiente", destacó.

En la Argentina, las aves que más incidentes causan son las gaviotas y las avutardas. "En Buenos Aires hace tres o cuatro años también había halcones que cazaban los pájaros, pero ahora no hay más por falta de presupuesto", indicó el experto.

Paula Markous