No es chiste, se juega el destino de Bolivia

 imageA pocas horas del referéndum constituyente se puede decir que, lamentablemente, lo que debió ser un proceso armonioso y concertado hacia un nuevo pacto social en realidad se convirtió en una caótica marcha forzada para intentar imponer una visión de país unilateral, excluyente y autoritaria.

Hay quienes sostienen que la Asamblea Constituyente en realidad estaba muerta antes de nacer y que el principal responsable fue el MAS, que con un criterio cerradamente hegemónico quiso imponer contra viento y marea no solo sus visiones sino también sus métodos. Consideraba que el 53.7 por ciento en las elecciones generales y el 51 por ciento en la elección de constituyentes le daban derecho para ello.

Es así que primero quiso desconocer las reglas del juego y pretendió imponer la mayoría absoluta en lugar de los dos tercios acordados, lo que implicó que la Constituyente pierda más de ocho meses en discusiones bizantinas sobre el carácter de las mayorías y las minorías.



El MAS, dentro de su curiosa percepción de la democracia, naturalmente exigía para sí el derecho a decidir lo que era bueno o malo para el país y consideraba que la oposición no tenía otro papel que el de secundar.

El MAS quiso decidir también que temas deberían ser tocados y cuales no excluyendo de un plumazo el tema de la capitalidad, con el cual se puede estar de acuerdo o en desacuerdo pero no podía ser pasado por alto cuando se trataba precisamente de la norma que regiría las relaciones entre los bolivianos.

Como se sabe, esta intención fue la causa de los muertos y heridos en la Calancha en una serie de luctuosos hechos que finalmente desnudaron la intención masista de imponer su proyecto totalitario a como de lugar. En el liceo militar de la Glorieta se escribió el epitafio para una constitución que días más tarde recibiría en Oruro un funeral de cuarta.

Esta en la memoria de todos el grotesco espectáculo de una Silvia Lazarte instruyendo a sus acólitos que suban la mano y que bajen la mano. Fue definitivamente una triste payasada de demagogos e ineptos que han jugado con los destinos del país.

Es también recordada la fiesta oficial de entrega de la constitución masista que no consideró los muertos y heridos que se había causado para obtener tan pobre y perjudicial resultado.

Pero la cosa no terminó ahí. El MAS se dio cuenta que su proyecto no es digerible  y que resultaba inaplicable y tuvo que acudir a cierta oposición para darle un maquillaje que la hiciera más aceptable. El resultado fue el mismo que se obtiene cuando se quiere armar un vehículo con componentes de las más diversas marcas, tamaños y calidades. Lo más probable es que no ande.