“En la cárcel más loca del mundo” se produce cocaína

Video: Welcome to San PedroYa son 10 años que el turismo nutre al penal de San Pedro.El escritor Rusty Young exhibe, en su sitio web, fotos del acopio de coca y la fabricación de droga en el penal de San Pedro.image• LOS TURISTAS ESPERAN EL TOUR • Un grupo de extranjeros espera en la plaza Sucre a una mujer conocida como La Judía para que los conecte con el guía que los llevará por la cárcel. La RazónCoca escondida debajo de las camas, internos fumando droga y hasta una fábrica artesanal de cocaína dentro del penal de San Pedro, son algunas de las imágenes mostradas en el sitio internet de Rusty Young, autor de la novela Marching Powder (Polvo que marcha) publicada el 2002.“Mucha de la cocina que se produce actualmente dentro de la prisión se hace usando hojas de coca o pasta base de cocaína que dejan pasar los guardias corruptos. Los grandes laboratorios funcionan durante la noche”, se lee en el sitio web del autor.La novela relata la historia de Thomas McFadden, un inglés que fue condenado a seis años en la cárcel de San Pedro por tráfico de drogas.En su página virtual, Young muestra lo que uno puede encontrar al realizar el tour por la penitenciaría paceña. Según él, los reclusos fabrican droga individualmente pues tienen su propio procedimiento y sistema de filtración en sus celdas. Por ello, añade, no es sorprendente la enorme disponibilidad de drogas y alcohol dentro de la prisión de San Pedro. “Muchos de los prisioneros que están en las secciones más pobres fuman pasta base de cocaína. Es más barata que el polvo de cocaína, pero también es más adictiva”.En la página se exhiben varias fotografías acompañadas de un texto que explica lo que sucede. En una de ellas, por ejemplo, un hombre muestra su abdomen con cicatrices en el pecho y la barriga. De inmediato se lee: “Muchos de los internos venden todo lo que tienen para conseguir más droga y en la mayoría de los casos ellos se ponen tan nerviosos y paranoicos que deliberadamente cortan sus propios cuerpos para tranquilizarse”.Otra fotografía muestra a un recluso drogándose junto a su gato. “Una mascota de uno de los reos conocido como el ‘gato crack’, es también adicto a fumar pasta base de cocaína”, agrega.El material divulgado en internet no sólo describe la existencia de droga dentro del penal, sino también muestra la vida cotidiana de los internos, algo que no es posible hacer en el exterior. “Por fuera parece una cárcel normal pero adentro ustedes encontrarán el sistema más loco de cárceles en el mundo”, afirma.Según Young, lo primero que uno aprecia en su visita es que muchas familias viven en la prisión con los reclusos. “Para muchas mujeres y niños, vivir en la prisión es el único modo de asegurar que su familia esté junta”.Además, aconseja a los turistas que desean realizar el tour que usen “la puerta principal que está frente a la plaza Sucre entre las 9.30 y las 16.00. Díle a uno de los prisioneros que quieres pasar (…) El guía más famoso es Thomas McFadden”.De acuerdo con el autor, los turistas que quieran conocer la prisión necesitan más o menos 50 dólares americanos para hacer la visita, algunos pesos bolivianos más para el guardia y los mensajeros, que en la cárcel son llamados taxis. También se necesita “unos 20 dólares extras en pequeños billetes si quieres comprar alguno de los juguetes o algún otro recuerdo hecho por los prisioneros”.El autor explica, además, las normas que se imponen dentro del penal. “Desde que los prisioneros hacen sus propias reglas los violadores y acosadores de niños no son tolerados en la prisión; muchas veces son golpeados y llevados a la piscina de la prisión”, precisa.

Ya son 10 años que el turismo nutre al penal de San Pedro

Las visitas turísticas a la cárcel de San Pedro se realizan casi a diario. Los extranjeros, además de pasear por el penal, compran artesanías y droga a bajo precio en la sección El Palmar. image EL INICIO DEL PASEO TURÍSTICO • Tres extranjeros, uno de ellos de nacionalidad danesa, ingresan a la cárcel de San Pedro. Uno de los guardias los observa en la puerta del penal. Ya pasó una década desde que el conocido narcotraficante Luis Amado Pacheco, alias Barbaschocas, puso en marcha un circuito turístico en el penal de San Pedro, donde se encontraba recluido. De ahí a la fecha este paseo se ha hecho muy popular entre los turistas, aparentemente por su diversidad, que incluiría la venta de drogas, según datos obtenidos por La Razón.“No se puede negar. Aquí existen varios modos para hacer entrar la droga; hay pasta base (de cocaína), cristal (clorhidrato de cocaína) y marihuana, que son las que más se venden a los gringos”, explicó a este medio uno de los internos del penal, quien pidió el anonimato. Sin embargo, negó la existencia de fábricas de droga en la prisión, tal como señalan algunas publicaciones que circulan en el exterior.El jueves por la mañana, día de visita a los reclusos, este medio conversó con uno de los internos. La fila de ingreso a la cárcel paceña se extendía casi un manzano y algunos extranjeros merodeaban por la plaza de San Pedro.Entonces, un hombre ubicado en la puerta del penal se reunió con los turistas y los conectó con una mujer extranjera en medio de la plaza. Luego de conversar con ella, los extranjeros ingresaron al panóptico de a dos. El periodista de La Razón observó este hecho mientras hacía fila en la puerta.En la fila, un ciudadano danés consultó al periodista si por ahí se ingresaba a la cárcel. “Observé un reportaje de esta prisión en Argentina y quiero entrar a ver. Tres de mis amigos ya conocieron el lugar hace dos años”, comentó. “¿Usted sabe si también se vende droga?”, le preguntó el periodista y él turista respondió que no. Luego se percató de la mujer y acudió a su encuentro.En el penal, el recluso consultado por este medio explicó que las visitas turísticas son un popular negocio que se mezcla con la venta de drogas, aunque luego aclaró: “Vienen y nos compran artesanías, ese es el mejor ingreso que tenemos. No estamos de acuerdo que se venda droga”.Afirmó que la venta de sustancias controladas en el penal no es extraña. “En una semana vienen los mismos extranjeros tres o cuatro veces seguidas, y eso significa que vienen sólo para comprar droga. Creo que la venden a un precio más bajo”.Cada turista paga 250 bolivianos como derecho a ingreso. “Un 70 por ciento del monto va para los policías y las personas que reclutan a los extranjeros”, explicó el interno. Los reos acceden a casi un 30 por ciento del monto, y esto se divide entre los presos de diferentes secciones del penal.La fuente explicó que el sector El Palmar de la cárcel es donde los turistas se sacan algunas fotografías “y casualmente es la sección donde más droga y bebidas alcohólicas se comercializan”.En el tour, que dura una hora, los extranjeros son guiados por uno de los reclusos o la persona que hace el trámite de ingreso. “Los visitantes reciben información detallada de todas las secciones y, además, les explican quiénes viven en La Posta, el sector de los privilegiados”.El negocio de las visitas turísticas al penal de San Pedro data de hace una década. “Esto empieza en la época del Barbaschocas (el narcotraficante Luis Amado Pacheco), cuando era presidente del Consejo de Delegados del recinto penitenciario”, dijo el interno. Para esta actividad se parte del criterio de que “las visitas no son ilegales, ya que cualquier persona puede venir a vernos, aparte que es el mejor ingreso económico que tenemos”.Durante la visita de este medio a la cárcel, se observó a un grupo de cerca de 12 turistas que paseaban por las diferentes secciones del recinto.Pasado el mediodía, otro grupo de 10 turistas paseaba por la plaza de San Pedro y luego de unos minutos la mujer extranjera les explicaba en inglés cuál es el procedimiento. Entonces, La Razón se acercó a ellos y les consultó si estaban esperando por el tour al penal. Uno de ellos contestó que sí. “Si quieres entrar, tienes que esperar por la mujer judía, ella te explicará cómo entrar”. Entonces, otro extranjero le dijo a su compañera que por seguridad mejor no diga nada.ANTECEDENTES Publicaciones • Algunos medios internacionales presentaron artículos sobre las visitas turísticas a la cárcel de San Pedro. El lunes, La Razón publicó una nota en base al testimonio de una periodista británica, quien presentó su nota en el sitio www.guardián.co. uk. Ella asegura haber sido testigo de la comercialización de cocaína.Otra publicación • El Mundo de España también publicó una nota sobre las visitas turísticas al penal de San Pedro. Un periodista de ese medio hizo el recorrido. Además de describir las condiciones en las que viven los reos, contó sobre algunos laboratorios de cocaína y la comercialización de la droga al interior del penal.“Paseos excéntricos” • La Revista Central de Argentina publicó en uno de sus números una nota titulada “Tours excéntricos para extranjeros en Bolivia. Wild on Evo’s country”. En el artículo habla de los paseos por los Yungas, la visitas a las minas potosinas y también sobre las visitas a la cárcel de San Pedro, donde incluso “se puede compartir droga con presidiarios”. La guía Lonely Planet le ha dedicado un espacio a la prisión de San Pedro. La denomina “la más bizarra atracción del mundo”.

“Si fabricasen cocaína, los reclusos nos avisarían”

Entrevista Ernesto Michel, gobernador de la cárcel de San Pedro, explica las limitaciones.Se tiene información de que extranjeros hacen visitas turísticas por la cárcel por Bs 250. ¿Qué dice Ud. al respecto?Póngase en la situación, yo le voy a mostrar la cantidad de extranjeros que hay en la puerta, qué les voy a decir. ¿Está viniendo como turista o como visita? Yo no puedo hacer eso porque estaría ingresando en la intimidad del ciudadano. Yo sé que entran extranjeros. Si se acercan y les preguntan, ellos les van a responder que sí hacen el tour.Algunos turistas, para ingresar a la cárcel, se habrían contactado con Keneth, un ex recluso ¿Tiene información sobre él?Sí ubico a Keneth. Si es que es él, es un sudafricano; pero no estábamos al tanto de eso, pues no tenemos relación con él.En el libro Marching Powder se muestran laboratorios de cocaína al interior de la cárcel. ¿Sabía de esto?No he leído ese libro, pero sí me han comentado de él. Sé que salió hace años, cuando (Thomas) Mc Fadden estaba en prisión. Y en esa época en la cárcel habían 1.700 ó 1.800 personas (en un penal que tiene capacidad para 300). Si ahora estarían fabricando cocaína, los mismos reclusos nos avisarían.Se sabe que algunos reclusos consumen droga. ¿Cómo ingresa la droga al penal?Nosotros no tenemos las condiciones, ni los ambientes, ni los medios necesarios para realizar las requisas. Si quisiéramos hacer una requisa minuciosa necesitaríamos para cada visitante un par de guantes, porque las mujeres agarran un preservativo lo llenan de cocaína y se lo introducen en la vagina. Otras usan los paños higiénicos usados y ponen la droga en su interior. Los varones también introducen alcohol (al penal) a través de los niños cuando éstos van al colegio, cuando retornan los cargan con droga.¿Se investigó sobre la comercialización de cocaína a extranjeros dentro del penal?Me estaría volviendo un narcotraficante si estaría permitiendo la venta de droga. Yo no niego que hay droga allá adentro. Ayer (miércoles) vinieron los de narcóticos. Fue la requisa, nosotros no hemos participado porque no nos avisan cuándo van a venir.



El Consejo prohíbe venta de sustancias controladas

NOTA • Los reclusos dicen que los visitantes extranjeros compran únicamente artesanías. La visita que realizan los turistas a la cárcel de San Pedro es una realidad conocida y aceptada por el Consejo de Delegados de la Cárcel de San Pedro, cuyos dirigentes afirman, en un comunicado, que lo hacen, únicamente, con el fin de ofrecer las artesanías que los reclusos fabrican. El dinero que reciben sirve para cubrir las necesidades básicas.Una precisión que llama la atención del comunicado es que “está prohibida la venta de cualquier sustancia controlada”.“Todo ingreso de personas extranjeras como visitantes (al penal) es exclusivamente con el objeto de comprar los productos artesanales que fabrican nuestros compañeros”, se explica en el documento. El dinero que se recibe ayuda a aliviar la “economía paupérrima” de los reclusos, el mantenimiento y las refacciones que existen en el recinto carcelario, que tiene más de un siglo.Rosmery Villegas, esposa de José Luis Gutiérrez, secretario general del Consejo de Delegados del recinto carcelario, explicó a este medio que “los gringos vienen más que todo por colaborar. También vienen a ver cómo viven nuestros esposos, cuántos niños hay y para ver el hacinamiento en el que estamos”. Según Villegas, los turistas visitan el penal día por medio. “Vienen 5 ó 10 al día. Tienen mucha curiosidad porque esta cárcel no es como las del extranjero”, señaló.