Entre el federalismo y la autonomía

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En un encuentro de analistas y políticos que fue propiciado por el Foro de Santa Cruz, el termómetro del debate nos mostró un país que en el momento actual se debate entre hacer lo que debe hacer en el sentido de responder a los problemas estructurales que nos aquejan o seguir el camino y el rumbo que define y marca el momento eleccionario que tenemos de cara a diciembre de 2008.

Se pudo percibir con meridiana claridad la disyuntiva existencial que nos plantea esta especie de To be or not to be, ser o no ser, esa es la cuestión, dado que la era de Evo Morales, tiene como característica el marcar la agenda política y acelerarla de tal manera que va a una velocidad de millones de kilómetros por segundo, razón por la que la sociedad no puede atender a lo importante y tiene que someterse a lo coyuntural, situación que resulta absolutamente beneficiosa para el Movimiento Al Socialismo y el Ejecutivo actual, que finalmente trazan la hoja de ruta, marcan el rumbo, dirigen los péndulos del reloj de la historia y deciden lo que se debe o se puede hacer y lo que tiene que quedar postergado y relegado en el baúl de los buenos propósitos y punto.



En este To be or not to be that is the question se debate Santa Cruz y el Oriente en la hora en que el péndulo del reloj de la historia la mantiene prisionera de una visión centralista y estatista … La visión país que ha nacido desde Santa Cruz sigue siendo relegada a un segundo plano, porque esta es la consigna del centralismo que sigue imperando en Bolivia y que sigue corroyendo las estructuras políticas e institucionales como un cáncer que ataca las estructuras de renovación, condena por tanto la visión surgida del Oriente de Bolivia, tratando de relegar y postergar a sus actores políticos y sociales a un segundo plano, desbancándolos de los puestos de dirigencia y liderazgo a cuenta de que todavía no están maduros y no es el momento para que entren en la "realidad nacional", en la historia oficial que se sigue construyendo a punta de empujones, trampas, engaños, mentiras, confabulaciones y codazos.

Existe el peligro de que el país y los actores políticos actuales se adhieran sin más a la agenda que marca el Gobierno de Morales Ayma, razón por la que se promueve la adhesión incondicional a un proyecto "nacional", a cuenta y consideración de que la agenda política de este momento impone que Santa Cruz tiene que sumarse a lo "nacional", lo que puede significar que siga de cola de ratón en lo político y cabeza de ratón en lo económico.

Hablamos del berenjenal de intereses que marca la agenda política de hoy y de siempre, conscientes de que el centralismo nos lleva ventajas y pretende seguirnos corriendo con la vaina del sable y el San Benito de "lo nacional" que en la hora de la hora no se sabe de que se trata, puesto que no existe ya lo nacional que ha quedado desplazado por lo plurinacional que es un engendro nacido de las elucubraciones del centro-estatismo que quiere seguir relegando a la amazonía y a la "Media Luna fértil", como decía el descabellado informe de Roberto Mattarollo, quizás aludiendo a que estas regiones sean tomadas como las piernas abiertas de una doncella que permite su violación sin chistar.

Lo "nacional" es hoy por hoy una elucubración fantasmagórica al lado del país productivo que propone la Media Luna y que se pretende hacer caer en otros modos de desliz centro-estatista, para volver a invisibilizar el Oriente pero esta vez "En el nombre de La Rosa".

Por otro lado, es real que desde el Oriente no se ha tomado la decisión para avanzar y destrabar la realidad de un país dominado por una visión andino-centrista-estatista, que finalmente está terminando por hacer metástasis en los huesos, el cerebro y la columna vertebral de la patria que se está amordazando para evitar que finalmente se integre en forma veraz, real y justa.

La clase política sigue haciéndole el juego a consignas que llaman a seguir el fantasma enfermo de un Estado dislocado y disgregado que se quiere imponer y vigentar como si estuviera navegando en un mar calmo, cohesionado y estable.

Podríamos concluir que la dirigencia y los que llevan la delantera en la cabeza de ratón del Oriente padecen del síndrome de Hamlet, que se espanta ante el fantasma de su padre que viene desde la tumba y le cuenta y le exige que repare el crimen que se ha perpetrado contra su persona y su pueblo, y le advierte que si él no hace algo por liberar a su pueblo de la mano de los impostores, la desgracia caerá sobre su sociedad. Pero Hamlet príncipe dubitativo y sin fortaleza, no consigue hacer lo que debe hacer un hombre de principios y de voluntad y finalmente acaba cayendo en la locura y el suicidio para enajenarse de la realidad.

La política sigue siendo en Bolivia un espacio prebendal, coyuntural, una apuesta sin proyecto ideológico, un asalto al poder y punto, por eso no se cuestiona el censo del año 2001, no se cuestiona lo suficiente el padrón electoral, el registro civil, y todos ya están en sus marcas, listos para iniciar la carrera, listos para subirse al carro de la agenda del corregidor antes que revisar las ruedas de la carreta, a sabiendas de que estas ya están preparadas para provocarles el accidente fatal, la muerte segura antes de llegar a la meta por la que estarían entrando a participar de la carrera.