Droga y crimen en América del Sur

Artículo originalmente publicado en marzo del 2003, que cobra actualidad al anunciarse que mafias de Brasil, Méjico y Colombia se encuentran operando.

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Mauricio Aira



El Jefe de Seguridad de Rio de Janeiro ha lanzado un grito lastimero por cuanto el crimen, la violencia, la sangre se está convirtiendo en algo incontrolable en tan hermosa ciudad tenida como el paraíso del turismo mundial.

Corresponde ensayar un razonamiento para explicar el fenómeno que más grave o menos grave resulta común a las grandes ciudades del Continente Sur. Indudablemente que tiene que ver con el hecho de tener el monopolio mundial de la producción de cocaína. Si es cierto que los colombianos prosiguen con el desarrollo de la producción de materias primas, hojas de coca y pasta base, los peruanos y bolivianos se han ido perfilando en la fabricación del clorhidrato de cocaína, los últimos años se escucha también sobre la producción de marihuana, fenómeno nuevo para la región.

Los expertos en el tema nos previenen que México ha tomado a su cargo la tarea de comercializar la droga en los Estados Unidos, que hasta hace poco la realizaban los narcos colombianos, a la par que Brasil se ha convertido en el centro de distribución de la cocaína boliviana y su exportación al mercado europeo, y del Cercano Oriente. Chile, Argentina, Uruguay no se excluyen de ser las rutas de salida de la droga boliviana hacia otros mercados.

Estados Unidos parece disimular la relación que existe entre los militares colombianos, los paramilitares y los narcotraficantes. Por otro lado, al negarse el Gobierno de Lula a situar el problema en el marco de su relación bilateral con los americanos, el tema del narcotráfico ha pasado a segundo plano, mientras el país se ve asediado, abrumado por la delincuencia.

Donde el cronista pone su atención no es Brasil sino Bolivia que en los últimos años adquiere un nuevo rol, en el desmontar de organizaciones mafiosas al mismo tiempo que en Chile y Brasil, y parte de las redes de otros continentes. El FELNC (el organismo armado para combatir al narcotráfico) ha venido desbaratando acciones que abastecían al mercado israelí, vía Rusia que utilizó los resabios de Aeroflot. Todavía está fresca la detención de los israelitas Avner Menashe y Eliazer Malachi, y los representantes de la empresa rusa Olbi Jazz que camufló su intención con la producción de azúcar. Esta fue apenas un botón de muestra del enorme interés de “capitales rusos” por introducirse en Bolivia. No olvidar la detención de agentes de Guinea Ecuatorial, Nigeria y de los pasaportes bolivianos decomisados en Hong-Kong y Japón, además del Este de Europa y Sudáfrica.

Estados Unidos ha venido presionando con mucha fuerza para que Bolivia ejecute la erradicación de los cocales en El Chapare. Ya lejos está el tiempo en que el Gobierno llegó a pagar 2.000 dólares por cada hectárea erradicada voluntariamente. Claro está que resultó el juego del gato y el ratón, porque los cocaleros erradicaban aquí, pero plantaban coca más allá hasta que los UMOPAR (Unidad Móvil de Patrullas Rurales) denunciaron el aumento de los cultivos ilegales, lo real es que a fuerza de tira y afloje se había llegado casi a coca cero en la región de la selva chapareña (nos referimos a las zonas de reserva forestal, ahora violadas nuevamente a denuncia del mismo "zar de drogas"). Queda en pie la zona de Los Yungas cuyo producto se destina al consumo doméstico de hojas de coca en el acullico (masticación) de cientos de miles de campesinos que son sus consumidores consuetudinarios.

La presión ha sido resistida de mil maneras por lo que las denuncias de violaciones contra los derechos humanos, robos, extorsiones, violencias físicas y hasta homicidios ha sido frecuente y ha provocado no pocos dolores de cabeza a los gobiernos de Bánzer Suárez, Jorge Quiroga y Sánchez de Lozada, en los desagradables incidentes de enero de 2003.

El cronista no pudo encontrar una explicación racional en las fallas garrafales que se sucedieron en la aplicación de un gran acuerdo surgido entre el 15 y 16 de abril de 1997 cuando el Grupo de Rio y los países de la Unión Europea reunidos en Cochabamba habían decidido destinar un presupuesto de 40 millones de dólares para un gran programa de erradicación de cocales y mejoramiento de la infraestructura de algunos de los lugares de origen de los productores de coca. No ha sido posible encontrar una autoridad competente que pudiera responder a nuestras preguntas relacionadas con la otorgación de tales ingentes recursos, de su aplicación y de las evaluaciones del Programa. Al parecer la documentación ha desaparecido y un halo de misterio rodea el desenlace del programa que desechó el uso de la represión para terminar con las plantaciones de coca en El Chapare.

El incidente de un avión carguero que despegó de La Paz cargado con cuatro toneladas de cocaína y que fue interceptado por la DEA dependiente del Gobierno norteamericano, sirvió para cambiar varias cosas en el modus operandi de la erradicación que se vio más endurecida y bajo un control férreo de los funcionarios de la Embajada de USA que llegó a aumentar sus efectivos hasta el millar, siendo una de las más frondosas delegaciones americanas en Sur América, más numerosa que en Colombia y sólo comparable a México. Volviendo al incidente del “narcoavión” como se lo conoce, fue organizado por Amado Pacheco Abraham, sobrino carnal de Luis Abraham Batista, mafioso acribillado a balas en una calle céntrica de Santa Cruz, cuando interceptó una operación de narcos, habiendo asesinado a los tripulantes norteamericanos y decomisado cuatro millones de dólares. Al parecer la operación había sido autorizada por el Presidente García Meza, mientras que la intercepción fue ordenada por Luis Arze Gómez su Ministro del Interior, lo que le costó su salida del gobierno (abril 1981). Este Abraham, nacido en Sucre, ascendió dentro de la Policía Civil gracias al padrinazgo del General René Barrientos y llegó a ser su hombre de confianza, sagaz y ambicioso organizó su propio servicio de inteligencia para realizar “volteos” entre los narcotraficantes cuyas redes llegó a penetrar. Abraham Batista dejó una fortuna a su familia, entre ellos el sobrino conocido más tarde como “jefe del cártel de La Paz” y que purga larga condena en el Panóptico de San Pedro. Los parientes de Abraham blanquearon el dinero, compraron bancos y empresas, extensas propiedades rurales y gozan de prestigio y reputación. (Relato de Narcotráfico y Política. Bruselas. 1977) Para finalizar recogemos la percepción que existe en círculos bien informados que muestran a Amado Pacheco Abraham como un chivo expiatorio y que los dueños del verdadero narcoavión están todavía en el anonimato.

Junto al narcoavión quedan otros pasajes, Caso Huanchaca ocurrido en 1987, y los “narco vínculos” que en 1993 comprometieron al ex-presidente Jaime Paz Zamora con los ajetreos de otro narcotraficante famoso hoy fallecido, Isaac Chavarría que dejó testimonios comprometedores de donaciones y regalos a políticos influyentes. Las acusaciones fueron de tal seriedad que la Embajada de USA le retiró la visa de ingreso a Paz Zamora y una decena de sus inmediatos colaboradores.

Todavía unas palabras sobre el modus operandi de los narcos que actúan en una estrecha interrelación Bolivia-Brasil donde un grupo de universitarios hicieron un seguimiento para descubrir qué grupos criminales importan de Bolivia considerables cantidades de clorhidrato de cocaína. Cuando es objeto de transacción monetaria los importadores pagan en Bolivia mil dólares por quilo, el cual se revende a tres mil dólares al otro lado de la frontera y en cinco mil en San Pablo, o que cambian la cocaína por vehículos robados. Así refieren que por una carga de 60 ó 70 quilos obtienen un Mercedes o un Volvo en buen estado. Demás está añadir que en las transacciones tiene papel determinante la permisiva policía fronteriza. Muchos de estos vehículos han sido más tarde encontrados y algunas veces recuperados en ciudades de Perú, Paraguay y hasta el Norte de Chile.

Para el final marquemos la importante operación militar policíaca que tuvo lugar en San Matías del Departamento de San Cruz cercana al Brasil. Se detuvo a 30 personas, varias autoridades y oficiales del ejército y la policía, lo que reveló que la pasta base tenía un gran mercado habiendo afectado muy poco el empeño de los narcos colombianos de prescindir de Bolivia para la producción de pasta base. Bolivia misma según la Organización Mundial de Aduanas ha estado produciendo cuatro veces más de clorhidrato y ha disminuido la exportación de pasta base, los decomisos del producto boliviano han sido más elevados que los del producto colombiano. O sea, Bolivia ha adquirido por desgracia un rol más importante en el comercio mundial de la cocaína. Si bien los cocales de El Chapare han sido reducidos se ha venido a dar una producción más generalizada de la pasta base que alimentan los laboratorios dispersos por todo el territorio nacional incluyendo El Alto donde la urbanización caótica dificulta la presencia de controles represivos, se considera también que una parte de las producción yungueña está siendo destinada a otros fines que los de masticación. (En todos éstos operativos tuvo rol determinante la DEA hoy extrañamente expulsados por Evo Morales)

La Comunidad nacional tiene que encontrar la fórmula para ponerse de acuerdo y redoblar esfuerzos para desplazar a las redes mafiosas que todavía parecen estar operando en territorio boliviano. Punto alto a la determinación de la mayoría de los líderes políticos y religiosos y cívicos de acometer acciones consensuadas para sacar a Bolivia del círculo de crimen, drogadicción y violencia que parece caracterizar al Brasil, donde todos los medios legales parecen impotentes para detener la negra sombra delincuencial que abruma a los habitantes de Rio de Janeiro donde se han asentado las banda narcoterroristas. (Publicado en mi libro Bolivia 2003 y el portal; http://www.rodelu.org/)