La huelga de hambre

¿Un sacrificio, un suicidio, un chantaje?. El significado histórico. Gandhi. El irlandes Sands. Las huelgas de hambre en Bolivia.

Primera huelga: Egipto, año 1166 a.C. El significado histórico. Gandhi llevó un ayuno hasta casi la muerte. El inicio de la huelga. Bobby Sands: Después de 66 días de ayuno vino la muerte.



Las huelgas de hambre en Bolivia: La huelga de Domitila Chungara. El ayuno de Evo contra el Congreso.  Médico: Las huelgas de hambre en Bolivia son más simbólicas. La huelga debe verse como el ejercicio de los derechos

imageBobby Sands del IRA, después de 66 días de ayuno murió.Su caso conmocionó al mundo*

* Las fotos son de internet y han sido adjuntadas por Editores de www.ernestojustiniano.org con el propósito de ilustrar la lectura del presente informe.

OPINIÓN (periódico de Cochabamba)

La huelga de hambre es una de las muchas medidas de presión que distintos sectores sociales han utilizado a lo largo de la historia para que sus demandas de distinta índole sean atendidas ya sea por instituciones privadas o estatales.

La Real Academia Española en 1956 define la huelga de hambre como: “Abstinencia total de alimentos que se impone a sí misma una persona

mostrando de este modo su decisión de morirse si no consigue lo que pretende”.

Gros Espiell puntualiza que se trata de “la abstención de ingerir alimentos, con un objetivo de presión o reivindicación laboral, social o política”.

Esta actitud suele venir determinada por el deseo de poner en evidencia una situación de injusticia y se suele dar con frecuencia en:

• Los centros penitenciarios para protestar por las malas condiciones de alojamiento, comida, relaciones disciplinarias etc.

• Los movimientos pacifistas

• Las organizaciones políticas

• Los grupos religiosos marginados o reprimidos

Estos, han venido utilizando esta modalidad de lucha, debido al impacto emocional que produce.

¿Ayuno o huelga de hambre?

Ayuno y huelga de hambre son dos cosas distintas. Para unos, el ayuno es un acto estrictamente privado (negarse a comer por razones religiosas, dietéticas,…); otros ven la huelga de hambre como un acto de privación de alimentos para conseguir un objetivo bien determinado y seguir así hasta alcanzarlo, hasta la muerte si es necesario; otros, hacen una diferencia en función de la duración del acto o de la naturaleza del mismo (llamado a la opinión pública o apremio moral,…)

La tradición histórica noviolenta no ayuda en clarificar esto: Gandhi hablaba casi únicamente de «ayuno», aunque hoy algunos de sus «ayunos» parecen «huelga de hambre».

El francés Jean-Marie Muller, del Movimiento por una Alternativa Noviolenta, escribía en su libro «Estrategia de la acción noviolenta» que el ayuno era un asunto privado, mientras la huelga de hambre era un acto público. Distingue la huelga de hambre limitada a unos días, para alertar a la opinión pública y la huelga de hambre ilimitada, cuyo objetivo es el apremio.

El investigador por la paz Gene Sharp, estadounidense, usa tres términos: ayuno de presión moral, huelga de hambre y ayuno «satyágrico». Este último está aplicado sólo a los ayunos de Gandhi, cuyo objetivo es principalmente «convencer/convertir» a la gente cercana (no a los oponentes). En cuanto a la huelga de hambre, Gene Sharp dice que se trata de negarse a comer para obligar al oponente a aceptar ciertas exigencias, pero sin intento de convencerlo o cambiar «su corazón».

El ayuno de presión moral busca ejercer, según Sharp, una influencia moral sobre otros para llegar a un objetivo, pero sin la intención abiertamente coercitiva de la huelga de hambre y sin la intención de convencer/convertir al oponente.

El francés Hervé Ott propone una definición a partir de los destinatarios del acto, no a partir de las motivaciones. El ayuno sería entonces toda privación voluntaria de alimento para dirigirse a los miembros de un grupo al cual uno pertenece o es solidario. La huelga de hambre se dirige «al exterior»: para sacar a la opinión pública de su indiferencia, para conseguir una decisión favorable de un oponente… Esta visión se apoya sobre el sentido originario del ayuno, práctica antigua, religiosa, que sirve a la purificación, la reflexión, incluso la penitencia o para la reconciliación. La huelga de hambre tiene más que ver con la huelga de trabajo, acto de no colaboración contra alguien o algo exterior a su grupo de pertenencia.

Para Ott, la huelga de hambre limitada sirve a alertar la opinión pública, a denunciar una situación de injusticia, pero sin pretender suprimirla. Es una acción simbólica, que hace que la gente se hace preguntas, reflexiona.

La huelga de hambre ilimitada es un acto de apremio. No busca tanto la popularización de una lucha, sino su éxito final. Es obvio que no basta de concientizar a la opinión pública; hace falta una decisión terminando con la situación denunciada como injusta. Y para los noviolentos, es necesario que las acciones no queden solamente en la «popularización», olvidándose de la necesidad de ciertos medios de «apremios».

Adolfo Pérez Esquivel, en su libro «Caminar… junto a los pueblos» escribe, por su parte, que la huelga de hambre pretende modificar una situación de injusticia por medio de la presión y la resistencia frente al opresor, y es pública y política. El ayuno, sigue Pérez Esquivel, además conlleva en sí un acto de purificación tanto personal como social, y está dirigido tanto contra las injusticias como contra el opresor, apela a su conciencia, y lo insta a corregir su conducta. Es una acción ética y espiritual. Recuerda el ayuno que el Servicio Paz y Justicia (Serpaj) inició el 19 de mayo de 1983, en ocasión de la «Semana Internacional del Detenido Desaparecido», y en el cual participaba también Fray Antonio Puigjané. Los ayunantes repudiaban así el «Informe Final» sobre la represión dado a conocer por la dictadura y pedían el derecho a la vida, al pan y a la libertad del pueblo argentino.

Este ayuno duró 13 días, y consiguió una mayor toma de compromiso para asumir el tema de los derechos humanos: miles de personas pasaron por la casa del Serpaj, acercando su solidaridad, y los presos políticos de varias cárceles ayunaron durante 24 horas.

¿Un sacrificio, un suicidio, un chantaje?

A menudo se asimila la huelga de hambre a un «sacrificio», con las connotaciones religiosas que conlleva esta palabra. Además, Gandhi o Chávez nunca escondieron su religiosidad. Sin embargo, el sacrificio en la historia de los ritos religiosos es siempre el sacrificio de «otro», no de uno mismo. La huelga de hambre no es un suicidio tampoco. El suicidio es el hecho de darse la muerte, mientras la huelga de hambre es dejar a otros la responsabilidad de dejarme morir o no. Otra diferencia con el suicidio es el tiempo, elemento decisivo en un combate. Permite a cada uno organizarse, evaluar los riesgos, modificar actitudes.

El suicidio es un acto breve e irreversible mientras la huelga de hambre permite una presión graduada, y que suele ser un recurso último, después de haber usado muchos otros medios de lucha noviolenta. El adversario ya tiene todos los elementos de información para tomar una decisión. La falta de preparación, el error de análisis en la evaluación de las fuerzas, exigencias que el adversario no podrá aceptar, nunca pueden tener un carácter suicidario, pero no la huelga en sí. Y estadísticamente hablando, es más suicida manejar un auto que hacer una huelga de hambre… En cuanto a la cuestión del chantaje, cuando el objetivo de una huelga de hambre es alertar a la opinión pública para movilizarla por una causa de interés general, se trata de una acción política. El chantaje es una acción donde uno intenta imponer su voluntad ejerciendo una presión de orden psicológico intensa sobre otro.

La huelga de hambre debe pues convencer que el objetivo es de interés general, no privado; el objetivo debe ser muy claro, sin ambigüedades, y tener que ver con una realidad concreta y estar respaldado por una legitimidad popular.

Primera huelga: Egipto, año 1166 a.C.

La situación no fue nada fácil, pero los obreros finalmente lograron un acuerdo con las autoridades ante quienes reclamaban comida, bebida y ropa, y que se elevara con urgencia su nota de reclamos ante las máximas jerarquías del Estado, el Primer Ministro (sustituto en ausencia del Rey) y el propio Faraón. El reporte del escriba comenta:

«… los trabajadores traspasaron los muros de la necrópolis (se pusieron en huelga) diciendo: ‘Tenemos hambre, han pasado 18 días de este mes… hemos venido aquí empujados por el hambre y por la sed; no tenemos vestidos, ni grasa, ni pescado, ni legumbres. Escriban esto al faraón, nuestro buen señor y al visir nuestro jefe, que nos den nuestro sustento!”

Los obreros pasaban hambre y los alimentos eran de mala calidad. El límite de tolerancia de aquellos primitivos trabajadores se había rebasado, razón por la cuál tomarían una decisión histórica: dejar de trabajar reclamando el pago de sus haberes. La llamada primera huelga de la historia comenzaba. ¿Cuándo ocurrió esto? ¿Cómo ocurrió? ¿Cuáles fueron las consecuencias? Y finalmente, ¿fue una verdadera huelga? ¿Podemos hablar de huelga en aquellos tiempos lejanos?

El problema

Pese a ser todavía un país rico y poderoso, en el Siglo XII a.C. se anunciaba la decadencia de Egipto. Desde 1198 hasta 1166 a.C. Ramsés III (XX dinastía) gobernaría un país con crecientes problemas. En las fronteras del Imperio tuvo que contener dos intentos de invasión libia, y el ataque de “los pueblos del Norte y del mar” proveniente del Mediterráneo. La corrupción y la mala administración de los recursos debilitaban la economía del país, ya afectada por las monumentales tumbas en el Valle de los Reyes que absorbían buena parte del potencial de trabajo de la población. El excesivo y consecuente crecimiento de la burocracia estatal así como de una demanda de bienes de consumo que no podía ser satisfecha, llevaba la situación hasta el límite. Y de hecho, el reinado y la vida de Ramsés III, terminarían con una conspiración en su harén, en la que tomarían parte importantes funcionarios políticos.

Al empezar la inflación en los últimos años de Ramsés III, el sistema de trabajo se desarticuló como consecuencia de los retrasos del Gobierno en pagar a los obreros. Y como resultado directo de la situación general, la actividad laboral de los artesanos (dependientes de la administración central) se multiplicaba sin que sus “salarios” se adecuaran a las tareas crecientes.

Muchos ostraca (hallados en Deir el-Medina) contienen largas listas de los productos que se entregaban regularmente a los obreros. Cada día recibían pan, cerveza, dátiles y verduras, e incluso agua potable (ya que los manantiales estaban secos). Algunos alimentos como los higos se suministraban con menos frecuencia y la carne sólo en fiestas especiales. Asimismo, también se les abastecía de vestidos, calzados, vasijas y herramientas. El salario de un día del trabajador promedio era de 10 hogazas de pan y una medida de cerveza; y el de un artesano de mayor categoría podía llegar a las 500 hogazas de pan, las que tenía derecho a intercambiar por otros artículos. Los capataces y los escribas recibían 72 sacos (de unos 76 litros cada uno) de cereales al mes y el resto de trabajadores 52 sacos.

Pero, aquellas necesarias raciones de comida no llegaban a tiempo, y las que sí llegaban, de mala calidad, eran manipuladas por el administrador según se lee en un ostracon:

“… Comunico a mi señor que estoy trabajando en las tumbas de los príncipes, cuya construcción mi señor me ha encargado. Estoy trabajando bien (…) No soy en absoluto negligente. Comunico a mi señor que estamos completamente empobrecidos (…) Se nos ha quitado un saco y medio de cebada para darnos un saco y medio de basura”[v]

El hecho fue multicausal: la situación económica general, el crecimiento de la demanda de bienes de consumo, la corrupción y la mala administración llevaron a los obreros a declararse en huelga y a ocupar algunos edificios clave de la administración central.

El desarrollo de la huelga

Según se lee en el llamado Papiro de la Huelga del reinado de Ramsés III (conservado hoy en Turín, Italia) y de varios ostraca encontrados en Deir el-Medina (guardados en los museos de El Cairo, Berlín y otras ciudades) la huelga comenzó el día 10 del mes de Peret en el año 29 de Ramsés III (a la sazón de 62 años de edad; 1166 a.C.) debido al retraso de una paga «distraída» por el Gobernador de “Tebas Oeste”.

En el Papiro de la huelga redactado por el escriba Amennajet (que pertenecía al equipo de trabajadores de la tumba de Ramsés III) se evidencia un conflicto en crecimiento, que pasa de las quejas iniciales a los reclamos más vehementes por la retención de recursos. Amennajet escribiría (como en parte citamos al principio):

“Año 29, segundo mes de la segunda estación, día 10. Este día el bando cruzó los cinco muros de la necrópolis, gritando: ‘¡Tenemos hambre!’ (…) y se sentaron a espaldas del templo” de Tutmosis III en el límite de los campos cultivados”.

Al analizar el asunto más detenidamente, vemos que una vez abandonado el lugar de trabajo los artesanos egipcios habían marchado en protesta hacia los templos. Asumir esta actitud implicaba mucho para ellos, porque constituía un verdadero desafío a las autoridades. En uno de los templos se les entregaron 50 panes (obviamente insuficientes para la multitud) por lo que al día siguiente entraron por la fuerza en el templo y paralizaron las actividades del mismo,  haciendo los reclamos que registramos al principio de este artículo.

Asimismo, fue necesaria la intervención de un escriba del equipo, quien se dirigió al templo funerario donde se almacenaba grano exigiendo las raciones acaparadas por los sacerdotes y los intermediarios (había retención de bienes) Los tres interventores y sus ayudantes instaron a los trabajadores a volver al recinto de la necrópolis haciendo:

“(…) grandes promesas (…): ‘Podrán venir, porque tenemos la promesa del Faraón’ les dijeron.

Pese a la promesa, los artesanos permanecieron el día entero acampados detrás del templo y sólo al anochecer volvieron a la necrópolis. 

El segundo y el tercer día invadieron el recinto sagrado que rodeaba el templo funerario de Ramsés II (o Rameseum) provocando la huida de porteros, policías y contadores, que no se animaron a enfrentar a la multitud. La ocupación del Rameseum parece haber sido más eficaz que las medidas anteriores, porque provocó un cambio en la actitud de los funcionarios. Los huelguistas reclamaban, como se citó:

“(…) Hemos llegado a este lugar por causa del hambre y de la sed, por la falta de ropa, de pescado, de hortalizas. Escríbanlo al Faraón, nuestro buen señor, y escríbanlo al Visir, nuestro superior. ¡Háganlo para que podamos vivir!”

Esto llevó a que se les dieran las raciones del mes anterior. Pero, obviamente, no dejaron de reclamar las del mes en curso. Reunidos al día siguiente en la “fortaleza de la necrópolis” (el cuartel de soldados) obtuvieron la intervención del jefe de Policía, Mentumosis, quien les hizo la promesa de ir con ellos hasta el templo de Tutmosis:

“(…) Miren, les respondo: suban a sus casas y recojan sus útiles; cierren sus puertas y traigan a sus esposas e hijos. Yo iré al frente de ustedes al templo de Tutmes y les permitiré estar allí hasta mañana”.

Las promesas abundaban, pero el problema continuaba. Los obreros acamparon en el templo funerario de Tutmosis III, en Medinet Habu, durante todo un día con su noche reclamando lo adeudado. Finalmente se les entregaron también las raciones correspondientes al mes. Enviados los salarios la situación volvió a la calma y los trabajadores se reintegraron a sus labores. Pero, por poco tiempo. Quince días después volvieron a salir de los muros reclamando ante los interventores de la necrópolis.

El significado histórico

No hay duda de que aquella primera huelga sentó un precedente histórico de enorme importancia en la historia del trabajo y de la organización obrera. Por primera vez en la historia, los trabajadores conseguían hacerse oír por medio de la paralización de sus actividades, haciendo uso de un instrumento empleado innumerables veces sobretodo durante la era industrial (desde el Siglo XIX).

Características de la huelga

• Cesación concertada de actividades

• Reclamos por pagos atrasados

• Reiteración de la medida

• Denuncias de corrupción y sacrilegios

• Plataforma reivindicativa usada como arma política

• Metodología de sentadas y ocupaciones

Gandhi llevó un ayuno hasta casi la muerte

 imageMahatma Gandhi nació en Porbandar (actual estado de Gujarat) el 2 de octubre de 1869, y estudió derecho en el University College de Londres.

Desde 1918, figuró abiertamente al frente del movimiento nacionalista indio. Instauró nuevos métodos de lucha (las huelgas y huelgas de hambre), y en sus programas rechazaba la lucha armada y predicaba la no violencia como medio para resistir al dominio británico. Pregonaba la total fidelidad a los dictados de la conciencia, llegando incluso a la desobediencia civil si fuese necesario; además, bregó por el retorno a las viejas tradiciones indias. Mantuvo correspondencia con León Tolstói, quien influyó en su concepto de resistencia no violenta. Destacó la Marcha de la sal, una manifestación a través del país contra los impuestos a que estaba sujeto este producto.

Encarcelado en varias ocasiones, pronto se convirtió en un héroe nacional. En 1931, participó en la Conferencia de Londres, donde reclamó la independencia de la India. Se inclinó a favor de la derecha del partido del Congreso, y tuvo conflictos con su discípulo Nehru, que representaba a la izquierda. En 1942, Londres envió como intermediario a Richard Stafford Cripps para negociar con los nacionalistas, pero al no encontrarse una solución satisfactoria, éstos radicalizaron sus posturas. Gandhi y su esposa Kasturba fueron encarcelados: ella murió en la cárcel, en tanto que él realizaba veintiún días de ayuno.

Su influencia moral sobre el desarrollo de las conversaciones que prepararon la independencia de la India fue considerable, pero la separación con Pakistán le desalentó profundamente.

Una vez conseguida la independencia, Gandhi trató de reformar la sociedad india, apostando por integrar las castas más bajas (los shudrá o ‘esclavos’, los parias o ‘intocables’ y los mlecha o ‘bárbaros’), y por desarrollar las zonas rurales. Desaprobó los conflictos religiosos que siguieron a la independencia de la India, defendiendo a los musulmanes en territorio hindú, siendo asesinado por ello por Nathuram Godse, un fanático integrista indio, el 30 de enero de 1948, a la edad de 78 años. Sus cenizas fueron arrojadas al río Ganges.

Sobre economía política, pensaba que ni el capital debería ser considerado más importante que el trabajo, ni que el trabajo debería ser considerado superior al capital, juzgando ambas ideas peligrosas; lo que debería buscarse es un equilibrio sano entre estos factores, ambos considerados igual de valiosos para el desarrollo material y la justicia, según Gandhi.

Gandhi llevó una vida simple, confeccionando sus propias piezas de ropa y además siendo un destacado vegetariano:

“Siento que el progreso espiritual nos demanda que dejemos de matar y comer a nuestros hermanos, criaturas de Dios, y sólo para satisfacer nuestros pervertidos y sensuales apetitos. La supremacía del hombre sobre el animal debería demostrarse no sólo avergonzándonos de la bárbara costumbre de matarlos y devorarlos, sino cuidándolos, protegiéndolos y amándolos. No comer carne constituye sin la menor duda una gran ayuda para la evolución y paz de nuestro espíritu”.

Huelgas

En 1932, Gandhi inició una campaña de desobediencia civil contra las autoridades británicas. Arrestado dos veces. Mahatma ayunó durante largos periodos en diversas ocasiones. En septiembre de 1932, mientras estaba en la cárcel, llevó un ayuno hasta casi la muerte para mejorar la situación de la casta de los intocables. Los británicos, al permitir que los intocables fueran excluidos del electorado indio, estaban, según Gandhi, cometiendo una injusticia. Aunque el mismo era miembro de la casta vaisya (mercaderes), Gandhi se consideraba el gran líder del movimiento indio que tenía como finalidad la erradicación de la injusticia social y económica del sistema de castas

En 1934, abandonó formalmente la política y fue sustituido como dirigente máximo del Congreso Nacional indio por Jawaharlal Nehru. Gandhi viajó por toda la India predicando la ahimsa y predicando la defensa de la casta de los intocables. La estima en que se le tenía era la medida de su poder político. Tan grande era su autoridad moral y espiritual que el limitado autogobierno concedido por Gran Bretaña a la India a través de la promulgación de Government of India act (1935) no pudo ser puesto en práctica hasta que Gandhi lo aprobó. Pocos años después, en 1939, regresó de nuevo a la vida política, debido a que aún estaba pendiente la federación de los principados indios con el resto de la India. Su primer acto fue una huelga de hambre con objeto de forzar al dirigente del estado de Rajkot a modificar su régimen autocrático. La conmoción pública que origina este ayuno fue tan grande que tuvo que intervenir el Gobierno colonial británico; se concedieron las demandas. El Mahatma se convirtió de nuevo en la más importante figura política de la India.

En 1944, la lucha por la Independencia de la India estaba en su última fase. El Gobierno británico había aceptado conceder la independencia con la condición de que los dos grupos nacionalistas rivales, la Liga Musulmana y el Congreso Nacional indio resolvieran sus diferencias. Gandhi se opuso firmemente a la división de la India, aunque al final la aprobó con la esperanza de que se alcanzaría la paz interna una vez que se hubieran concedido las demandas para la creación de un Estado musulmán. India y Pakistán se convirtieron en dos estados independientes una vez que Gran Bretaña concedió su independencia a la India, en 1947. Durante las revueltas que siguieron a la división del país, Gandhi suplicó a hindúes y musulmanes que convivieran pacíficamente. Los disturbios afectaron a Calcuta, una de las más grandes ciudades de la India, y el Mahatma ayunó hasta que cesaron. El 13 de enero de 1948, inició otra huelga de hambre en Nueva Delhi para tratar de instaurar la paz. El 30 de enero, doce días después de acabado aquel ayuno, fue asesinado por Vinayak Natura Godse, un miembro de un grupo extremista hindú, mientras se dirigía a su habitual rezo de la tarde.

La muerte de Gandhi fue considerada como una catástrofe internacional. La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró un periodo de luto y todos los países expresaron sus condolencias. Las enseñanzas de Gandhi inspirarían desde entonces los movimientos pacifistas en todo el mundo, al tiempo que el recuerdo de su personalidad terminó por adoptar proporciones descomunales, siempre como ineludible referente de los sentimientos de lucha no violenta contra las injusticias evidentes.

El inicio de la huelga

Sands comenzó su primera huelga de hambre el 27 de octubre de 1980, y la terminó el 18 de diciembre de ese mismo año. Estas huelgas comenzaron porque los presos del IRA reclamaban ciertos derechos con respecto al resto de los presos irlandeses. Los presos del IRA habían perdido su “estatus” y eran tratados igual que el resto de los presos. Primero, se pedía que los presos no llevaran ropa de prisión, ni harían ningún trabajo.

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Bobby Sands: Después de 66 días de ayuno vino la muerte

Uno de los fenómenos más importantes de los últimos tiempos para la causa irlandesa, ha sido sin duda el proceso de resistencia que Bobby Sands llevó a cabo en las cárceles británicas.

La vida de Bobby Sands no fue más que el reflejo de una sociedad acostumbrada a luchar, a combatir y a morir. Su caso conmocionó al mundo, y se convirtió en uno de los acontecimientos que más relanzó propagandísticamente al IRA, tanto a nivel nacional como internacional. Con su muerte, el IRA, y en general toda la causa irlandesa se legitimaron ante los ojos de la opinión pública mundial, y a nivel irlandés supuso un engrandecimiento de la organización armada, y un avance de las tesis militares.

Bobby se alistó a los provisionales cuando tenía dieciocho años. En octubre de 1972, fue arrestado. Pasó los siguientes tres años en la cárcel de Long Kesh, con los presos de categoría especial. Fue puesto en libertad en 1976, y se convirtió en activista de la comunidad, relacionado con el movimiento republicano.

Seis meses más tarde, Bobby Sands volvía a ser arrestado. Empezó a escribir para el «Republican News». Sus artículos eran sacados de la cárcel en pequeños trozos de papel higiénico, y mostraban, con todo detalle, la terrible realidad de la vida carcelaria. En esos momentos los nuevos presos del IRA habían perdido su «status» de presos de categoría especial, y pasaban a ser tratados igual que los presos comunes. Eso hizo que los nuevos detenidos organizaran una protesta que pasó a ser conocida como los «hombres de las mantas».

La huelga

Bobby se ofreció como voluntario para la primera huelga de hambre, y se convirtió en el jefe de los prisioneros del IRA, reemplazando al histórico Brendan Hugues. Primero, se pedía que los prisioneros no llevarían la ropa de prisión, ni harían ningún trabajo. Tras unas negociaciones con las autoridades, y cuando parecía que la huelga iba a terminar, Bobby declaró: «Se hizo claro, durante una de mis reuniones de ‘cooperación’ con los funcionarios de la cárcel, que ellos exigían nuestra total sumisión, lo que en esencia significaba la aceptación del reglamento criminal de la prisión».

Bobby se ofreció para dirigir la nueva huelga de hambre. Estaba convencido de que la gente tendría que morir para ganar el «status» de preso político que como miembro del IRA se merecía.

Mientras tanto, en la calle, Bobby Sands recibía el apoyo incondicional de su pueblo, e inesperadamente se le presentó a unas elecciones en la circunscripción de Fermanagh-South Tyrone, debido a la muerte repentina del parlamentario que la representaba, y con gran sorpresa para todos resultó elegido.

De todas formas, el Gobierno de Londres no cedió, y Bobby continuó con su huelga. A los 50 días de no comer, el estado de Sands ya era desesperante. Ferviente católico, recibió la extremaunción, y finalmente, después de 66 días de espantosa agonía, Bobby murió.

Cientos de miles de irlandeses mostraban su solidaridad, y los lirios de Pascua, el símbolo del levantamiento de la Semana Santa de 1916, comenzaron a amontonarse en su tumba. Las banderas republicanas, y estandartes irlandeses acompañaban a una inscripción que decía:

«Bobby Sands, diputado, voluntario del IRA».

En la calma tensa que rodeó a sus funerales quizá germinaba el tormentoso futuro de Irlanda.

No fue el último en morir. Después de él, 10 activistas más perdieron la vida en la huelga de hambre, hasta que finalmente el IRA dio orden de finalizar la protesta.

Bobby Sands murió, y la Thatcher ganó, por lo menos al principio, pues lo que no esperaba la Dama de Hierro, es que desde entonces el IRA, y el Sinn Féin iban a reforzar sus posiciones como nunca lo habían hecho hasta entonces.

Datos

Bobby Sands nació en marzo de 1951 en Newtownalley, una zona Unionista. Tuvo su primer contacto con la violencia a los 6 años de edad. La familia de Bobby era católica y nacionalista, por lo que cuando se enteraron de ello los unionistas comenzaron las amenazas, y se tuvieron que mudar varias veces de casa.

En su juventud, ya estuvo involucrado en varios conflictos. Fue detenido y apuñalado por unionistas. En 1972, se unió al IRA. En ese mismo año fue apresado y torturado por la Policía. Luego estuvo recluido en el campo de concentración de Kesh. Durante su estancia en la prisión, Bobby desarrolló un fuerte carácter antirrepublicano. Después de tres años fue liberado.

Se volvió a unir al IRA, preocupándose por los problemas sociales que amenazaban su comunidad.

Se casó con su amor de la juventud, y tuvo su primer hijo, Gerardo. En otoño de 1976, Bobby, junto a cinco compañeros más, se sentaban en un coche aparcado, que fue rodeado por el RUC, los cuales afirmaban haber encontrado un revolver bajo el asiento del coche. Bobby fue acusado de haber participado en una explosión en una empresa de Dunmurray, aunque los exámenes científicos no pudieron demostrar su implicación en el asunto. Bobby recibió una paliza tras otra, este problema lo reflejó en el poema “Castlereagh”. El abuso de los prisioneros irlandeses era una práctica habitual impuesta por el Gobierno británico, yo que sé quería obtener declaraciones a cualquier precio.

En 1977, Bobby compadeció ante el Tribunal, acusado de tener armas de fuego, fue acusado, junto a sus cinco compañeros, a catorce años de cárcel el Largo Kesh.

Bobby pasó sus primeros días en una celda de castigo especial de confinamiento solitario. Allí recibió palizas diarias, y se le privó de todo. En sus años restantes, fue privado de todo lo que no tuviera que ver con el dolor y el sufrimiento. Este dolor trae consigo alguna de sus mejores obras en prosa y en verso.

Se convirtió en negociador y portavoz de sus compañeros. Bobby decía que habían suprimido su cuerpo y habían atacado su dignidad, pero que su espíritu no podía ser cohibido por ningún maltrato.

Las huelgas de hambre en Bolivia

La huelga de hambre en el país forma parte de las diversas medidas de presión que diferentes sectores sociales adoptan para conseguir sus demandas. Considerada como la más extrema, pero a la vez cuestionada, grupos sociales no dudan en aplicarla.

El movimiento obrero es uno de los que más ha optado por esta medida para conseguir sus demandas de distinta índole. Unas duraron días y otras semanas hasta que sus pedidos fueron escuchados. Sin embargo, la huelga también ha sido adoptada por dos presidentes de la República en tres oportunidades.

La primera fue en 1956, protagonizada por el entonces presidente Hernán Siles Zuazo, 28 años más tarde volvió aplicar la medida en su calidad de dignatario de Estado. Sin embargo, la huelga también la adoptó en 1964, para frenar las elecciones de ese año.

Con estas dos huelgas, Siles se había convertido en el Primer Mandatario en decidir no ingerir alimento alguno, a excepción de agua y mates.

Recientemente, el presidente Evo Morales se sumó a la lista, convirtiéndose en el segundo dignatario en optar por la huelga como una medida de presión contra el Congreso Nacional.

La primera huelga de Siles

El libro “Hernán Siles Zuazo: Estrategias y la Contrarrevolución” relata aquel episodio de la historia en la que por primera vez un mandatario decide no comer para para evitar la violencia, en una época de hiperinflación y de fuerte enfrentamiento con la Central Obrera Boliviana, COB, que se resistía a la aplicación del Plan de Estabilización que el entonces mandatario había adoptado.

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“En 1956, el presidente Hernán Siles Zuazo no contaba con la mayoría en el Congreso y menos tenía autoridad en la administración pública para imponerse sobre las decisiones tomadas por el presidente del Senado, Juan Lechín, quien era el verdadero poder detrás del trono.

A fines de 1956, Siles dictó la Estabilización Monetaria, medida inicialmente sugerida por su antecesor Víctor Paz Estenssoro, Lechín de inmediato se lanzó a la oposición, apoyado por la Central Obrera Bolivia. Simultáneamente se convirtió en enemigo número uno del presidente Siles.

Para el pueblo la Estabilización tenía más ventajas que desventajas: desaparecían las “colas” y los favoritismos, podían adquirirse mercaderías de toda clase, que antes eran ocultas para su venta en bolsa negra o para la reexportación, etc.

Entonces ante la virulencia de la ofensiva de Lechín, el presidente Siles como una acción defensiva directa, puso en práctica su primera huelga de hambre. Esta actitud fue suspendida por Siles después de una vigorosa manifestación callejera del partido, manifestación que fue respondida por otra, organizada por Lechín y que terminó en el fracaso”.

El segundo ayuno lejos de la Presidencia

Ocho años después, Hernán Siles Zuazo, lejos de la presidencia, volvió a optar por la huelga de hambre, esta vez contra las elecciones que se realizarían ese año.

El texto escrito por Luis Antezana relata: “Para esa fecha sólo faltaban horas para las elecciones del 31 de mayo y el reducido MNR todavía sacaba fuerzas de ánimo frente a la oposición que redoblaba sus ataques. El factor principal que necesita actuar a fondo era el Bloque de Defensa de Hernán Siles Zuazo, que guardaba su arma atómica para último momento.

En efecto, a 36 horas del día de las elecciones, Siles Zuazo anunció que iría a la huelga de hambre, a partir de la víspera de la fecha electoral. ¿Por qué esa actitud? Porque Siles Zuazo había coordinado con toda la oposición que el golpe contra el MNR debía estallar un día antes de las elecciones, el 31 de mayo de 1964.

Siles Zuazo fue explícito en ese sentido, señalando que si las Fuerzas Armadas no intervenían sobre el Gobierno iría a la huelga de hambre. Al respecto manifestó: que procedería a la medida para que la institución tutelar, consiga un entendimiento pacífico entre el Gobierno y la oposición. Esta actitud hizo que Hernán Siles Zuazo sea llamado ‘conejo de Troya’…

Antes de viajar a Oruro, llamó a la resistencia civil contra el MNR, y por radio San José declaró que pedía a Paz revisar su posición ‘antes de que sea demasiado tarde’. Lechín, a su vez proclamó: ‘me sumo decidido al sacrificio y al esfuerzo mediante otro tipo de sistema’. Había abandonado los fusiles, para adoptar el sistema de su otrora enemigo Siles.

El impactante procedimiento de Siles Zuazo fue también calcado por otras fuerzas políticas que se oponían a Paz Estenssoro. En Cochabamba, la COB por instrucción de Óscar Sanjinés, adoptó el sistema y aportaron su intervención los dirigentes del PIR, como Ricardo Anaya, y miembros de la FSB, PURS, etc. En La Paz también se adoptó la misma táctica. La huelga de hambre se produjo de acuerdo al estilo ghandista del ex presidente Siles. En Oruro, pensando en la inmediata repercusión que tendría el acto en los centros mineros se juntaron Juan Lechín, Hernán Siles Zuazo, Rolando Requena, Edil Sandóval Morón, Alberto Morales y otros. En una misma cama yacían Siles y Lechín esperando que con la medida las tropas saliesen a dar el golpe…

El 3 de junio, la huelga de hambre fue finalmente suspendida y en Oruro se reunieron Siles, Lechín, Ricardo Anaya, Wálter Guevara y Gonzalo Romero. Esos formarían el Frente Revolucionario Nacional. A la vez Siles Zuazo declaró que decidió ‘pasar de la resistencia pasiva a la resistencia activa”…

La tercera huelga

Veintiocho años después de la primera huelga de hambre, Siles Zuazo como presidente volvió a reeditar la medida adoptada en 1956.

El ex mandatario volvió a ayunar durante cuatro días para reclamar a sus opositores y a la COB que le dejaran gobernar. Siles Zuazo estaba agobiado por una inflación de cuatro dígitos y constantes demandas de aumento salarial de los mineros.

Volvió al Gobierno democráticamente el 10 de octubre de 1982, apoyado en la Unidad Democrática y Popular (UDP), alianza que había formado a fines de la década del 70 entre su Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), el Movimiento Nacionalista Revolucionario de Izquierda (MNR-I) y el Partido Comunista de Bolivia (PCB).

Al asumir la presidencia la frágil democracia boliviana se encontraba frente a una muy difícil situación económica y política. Económicamente, Bolivia estaba quebrada frente a la crisis de la deuda externa, común a toda América Latina derivada de una década en la que las dictaduras latinoamericanas endeudaron fraudulentamente a los países con crédito barato. Además, se desencadenó un proceso hiperinflacionario (27.000%) que destruyó el poder adquisitivo de los asalariados, llevando el país a la anarquía.

Siles no tuvo respuestas económicas. La fijación de precios fracasó y finalmente debió renunciar y llamar a nuevas elecciones el 6 de agosto de 1985.

La huelga de Domitila Chungara

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Domitila Chungara (foto)

Otra de las huelgas de hambre que ha marcado historia en el país es la de Domitila Chungara y las cuatro mujeres mineras que encabezaron la medida para conseguir que el entonces presidente de facto, Hugo Banzer Suárez, llamara a elecciones generales en 1978.

La medida tenía como objetivo pedir el retorno de la vigencia de la democracia, una amnistía general para que puedan volver los trabajadores a sus fuentes de trabajo y para que estén en vigencia las organizaciones sindicales y políticas.

En la Navidad de 1978, en la ciudad de La Paz, junto a otras cuatro mujeres mineras y veinte niños, inició la primera huelga de hambre contra la dictadura, a ella se unió Luis Espinal y en poco tiempo se sumaron más de mil quinientas mujeres. Con el correr de las horas los huelguista se multiplicaron por miles. Veintitrés días después de que las mujeres comenzaron la huelga de hambre, las calles de las distintas ciudades de Bolivia fueron invadidas por la gente. Otro Gobierno militar se había terminado.

El ayuno de Evo contra el Congreso

La reciente huelga de hambre asumida por el presidente Evo Morales en demanda de la aprobación de una nueva Ley Electoral, lo convierte en el segundo dignatario de Estado en asumir la drástica y a la vez cuestionada medida de presión.

El hecho asumido durante cinco días, dio vuelta al mundo. Agencias internacionales reflejaron la medida por ser ésta comúnmente aplicada por sectores sociales y no precisamente de un mandatario.

Y es que para Morales, un ex dirigente que años anteriores había optado por la huelga de hambre como un “arma” para demandar el respeto a la hoja de coca o protestar por su expulsión del Parlamento el 2002, no era una forma de presión nueva, sino “necesaria” para acorralar a los parlamentarios opositores que se resistían a aprobar la Ley Electoral transitoria, que le permitirá ir a la reelección en diciembre próximo.

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Es así que el jueves 9 de abril, acompañado por dirigentes de distintos sectores sociales, anunció su decisión de instalar un piquete de huelga de hambre en pleno Palacio, un hecho poco frecuente en el país y el mundo.

Con su tradicional chamarra, como viste cualquier día de trabajo presidencial, Morales no dudó en sacar un colchón, munirse de coca, dulces y mate de la hoja milenaria para encarar la medida hasta que el Congreso apruebe la norma.

El Mandatario izquierdista dijo que se sentía obligado a asumir esta medida frente a la «negligencia de un grupo de parlamentarios neoliberales» que impedía la aprobación de la Ley Electoral.

El inicio de la huelga se producía poco después de que algunos parlamentarios del oficialismo y la oposición anunciaran, la mañana del jueves, algunos avances en las negociaciones que realizaban en el Congreso desde la medianoche del miércoles.

Por ese supuesto avance, la huelga apuntaba durar máximo dos días, sin embargo, el abandono de los parlamentarios de oposición la noche del jueves cambió el panorama.

El Presidente firme en su decisión mantuvo su ayuno sentado en un colchón y tomando sólo agua, mate, caramelos y mascando coca. Aunque un ayunador debe mantener reposo para evitar el desgaste de sus energías, Morales no dejó de lado su trabajo, así afirmó su portavoz, Iván Canelas.

De hecho, según su portavoz, en los dos primeros días de ayuno «ha participado en reuniones, ha firmado documentos y ha seguido la actualidad nacional e internacional».

«Es una persona de muchísima vitalidad; ayer (el jueves) se despidió a las dos y media o tres de la mañana, y a las cinco ya estaba despierto.

Desde ese rato no ha pegado pestaña», apuntó Canelas.

Además, en sus ratos libres, el líder indígena se entretenía jugando al ajedrez y, según comentó orgulloso a los medios de comunicación, ganó en dos ocasiones a uno de sus compañeros de protesta, el presidente de la Central Obrera Boliviana (COB), Pedro Montes.

«No tengo ningún problema. (El médico) me dice que estoy como un jovenzuelo de quince años. Pregúntele», dijo el propio Morales entre risas en una entrevista con Telesur.

«Para que el Presidente necesite una visita médica tendrán que pasar 20 días de huelga», destacó por su parte, el diputado Gustavo Torrico.

Morales recordó que la última vez que participó en una huelga de hambre fue en 1998 en defensa de la hoja de coca. “Duré 18 días en el local de la Central Obrera Boliviana, y salí medio amarillo”, rememoró.

Incertidumbre

Ante la falta de quórum por parte de sectores opositores, pese a los constantes llamados de retorno del presidente nato del Congreso, Álvaro García Linera, el domingo 12 de abril, Morales anunció al país su aceptación de realizar un nuevo patrón electoral con la condición que las elecciones indefectiblemente se realicen en diciembre próximo.

Su anuncio y a la vez la aceptación de la Corte Nacional Electoral, viabilizó el martes por la madrugada la aprobación en el Congreso de la Ley Electoral transitoria.

Tras cinco días de ayuno y al haber conseguido la aprobación de la norma, el mandatario junto a los diferentes sectores sociales que se habían sumado al ayuno, decidió levantar la huelga de hambre.

Sin perder mucho tiempo, pasado el medio día del martes 14 de abril, Morales promulgó la polémica ley.

A base de mate de coca y agua, el presidente de Bolivia, Evo Morales, sigue con su habitual ritmo acelerado de trabajo pese a la huelga de hambre que mantiene desde hace 30 horas como medida de presión para exigir al Congreso que apruebe la nueva ley electoral.

El presidente, que cumple hoy su segunda jornada de huelga junto con 14 líderes de movimientos sociales y sindicatos, está bien física y anímicamente.

Está sentado en un colchón y sólo toma agua, mate, caramelos y masca hoja de coca, explicó a Efe una fuente de la Presidencia.

Como en sus tiempos de líder sindical, Morales no dudó el jueves en unirse a los movimientos sociales para instar a los parlamentarios a que «cumplan el mandato» que el pueblo boliviano les dio en las urnas al aprobar la nueva Constitución, que contempla la celebración de elecciones en diciembre.

«Algunos quieren cansar a Evo Morales», afirmó esta mañana el líder indígena en declaraciones a la prensa, si bien recordó que cuando era sindicalista llegó a permanecer más de 18 días en ayuno voluntario y apuntó que mantendrá la huelga hasta que se apruebe la ley.

La imagen de Morales sentado en un colchón y tapado con una manta en un salón del Palacio de Gobierno de La Paz, con pancartas reivindicativas encima de espejos y cuadros, ha recorrido el mundo y ha hecho que el Mandatario reciba el apoyo y la solidaridad de líderes políticos y organismos internacionales.

El portavoz presidencial, Iván Canelas, explicó a Efe que la huelga de hambre no impide al Mandatario seguir trabajando.

Médico: Las huelgas de hambre en Bolivia son más simbólicas

Para el médico de urgencias de la Caja Nacional de Salud, CNS, Carlos Daza, las personas que no tienen problemas de salud resisten más días una huelga de hambre, lo que no ocurre con aquellas que tiene algunas dolencias.

En ese sentido, explica que la resistencia en un ayuno depende mucho de la constitución física que tiene una persona, por lo que si alguien que tiene, por ejemplo, problemas en la úlcera y decide asumir la medida, lo más probable es que a los pocos días su situación se agrave.

“Pareciera que los gorditos tuvieran mejores condiciones para encarar la medida, cuando en realidad son más propensos a presentar problemas metabólicos muy serios”, afirma Daza, quien durante 18 años como médico de la Cruz Roja asistió a unas 400 huelgas de distintos sectores sociales, para verificar el estado de salud de los ayunadores.

Asimismo, explica que la inanición trae consigo una serie de problemas como metabólicos, desbalance hidroelectrolítico, e incluso puede ocasionar un daño cerebral, entre otros, cuyas consecuencias son posteriores.

Para Daza, una huelga de hambre es la no injerencia de alimentos y sólo de agua. Sin embargo observa que en los ayunos en el país, los huelguistas consumen, a más de agua, mates, dulces y mastican coca.

Consumiendo esos elementos, dice el médico, es posible que muchas personas resistan muchos días en el ayuno, porque están consumiendo elementos que les da energía y les permite resistir.

“Cuando se consume dulce uno se alimenta porque está ingiriendo un energético, por tanto la huelga de hambre es entre comillas”, afirma al indicar que la masticación de la hoja de coca otorga también energía e inhibe el apetito, por tanto ayuda a estar más tiempo en una medida que sólo debería ser a plan de agua.

Huelgas simbólicas

A decir de Daza, las huelgas de hambre en Bolivia son simbólicas, por el hecho de que los huelguista consumen algunos elementos que les ayudan a estar más tiempo en el ayuno.

Sin embargo, aclara que el consumo de dulces, mates y coca no suplen a los alimentos, razón por la que los ayunadores presentan algunos problemas tras varios días de asumir la medida.

Desde su punto de vista, las huelgas de hambre no son tales y ni si quiera se asemejan a la que asumió Mahatma Gandhi.

Comenta que en su experiencia de 18 años como médico de la Cruz Roja encontró en algunos piquetes de huelga restos de comida y en algunos casos extremos sopas que eran introducidas en termos como si se tratara de mates.

Tomando en cuenta todos esos elementos, asegura que la huelga de hambre ha sido desvirtuada, por la que insiste que la medida es meramente simbólica. “Si fuera real habrían muchos muertos, pero que sepa en Bolivia no ha habido ni uno”, apunta.

La huelga debe verse como el ejercicio de los derechos

Adolfo Mendoza

La huelga no necesariamente debe verse como un mecanismo de presión, sino en el plano del ejercicio de los derechos. La nueva Constitucion Política del Estado, por ejemplo, acepta el derecho a la huelga en el caso de los trabajadores cuando estos sienten afectados sus derechos.

A diferencia de otro tipo de criterios, la huelga también debe verser como parte de la posibilidad de garantizar con esa medida la aplicación de derechos constitucionalmente establecidos o en su caso la aplicación de la propia Carta Magna.

Es posible que en algunos casos, la huelga de hambre sea vista como un mecanismo específico de presión, pero adquiere otra connotación cuando se trata de un vínculo de este mecanismo y lo que está en la Constitución.

En general, los ciudadanos y ciudadanas tenemos en la huelga uno de los últimos recursos para que se nos garantice nuestros derechos, por esa razón es que que tanto la huelga de hambre de la mujeres mineras en 1978, como la huelga del ex presidente Hernán Siles Zuazo y la del presidente Evo Morales están encaminadas a buscar ese tipo de garantías constitucionales.

No nos olvidemos que el Parlamento en Bolivia tenía la obligación de aprobar en 60 días la ley de convocatoria a elecciones, sino el descalabro constitucional podría haber sido mucho más grave de lo que pensamos.

Independientemente de las pasiones, la huelga de hambre de Evo Morales ha sido exitosa en varios planos: primero, en evitar que los movimientos sociales cerquen el Congreso, porque si no lanzaba esa medida de magnitud, probablemente los movimientos sociales hubiesen decidido asumir sus propias medidas; segundo, fue un último recurso para que los parlamentarios aprueben la ley en los plazos establecidos, y tercero, fue una huelga para evitar mayor conflictividad al interior de la sociedad boliviana.

En ese sentido, el presidente de la República se jugó su propia imagen, pero usó el mecanismo de la huelga para defender un derecho. El como ciudadano y todos como ciudadanos tenemos que aplicar la Constitución Política del Estado.

Por otra parte, no todos los personajes utilizan la huelga de buea fe para la búsqueda de garantías y el cumplimiento de nuestros derechos. En ese sentido, es necesario criticar el mal uso de este mecanismo en determinadas circunstancias, antes que criticar el mecanismo en sí.

La huelga creo que sigue teniendo fuerza si se utiliza en términos éticos y defensa de los derechos, pero si ésta se utiliza para fines de cálculo, muy instrumental, obviamente es una mecanismo que se desgasta. Sin embargo, no se desgasta el mecanismo como tal sino las personas que la utilizan.

En ese marco, la huelga de hambre como principio de defensa de los decrechos de los ciudadanos no podría desgastarse nunca.