Ovación a Tuto

ElNuevoDia Bajo el penoco – El Nuevo Día.

El ex presidente Jorge Tuto Quiroga recibió una fuerte ovación ayer en Caracas, luego de su disertación en el Encuentro Internacional “Libertad y Democracia” en el que lanzó duros ataques al chavismo y a lo que él llama su satélite, el Gobierno de Evo Morales. Fiel a su estilo, Tuto hizo gala de su habilidad para las rimas y los juegos de palabras, lo que le valió que el auditorio, en el que se encontraba el escritor Mario Vargas Llosa, se ponga de pie para aplaudirlo. En las afueras del hotel Palace de Caracas, grupos de manifestantes pro Hugo Chávez protestaban en contra del evento y distribuían material ofensivo sobre los disertantes. Una señora venezolana que disfrutaba de la forma de hablar de Tuto hablaba de cuánto lo admira. “Espero que en Bolivia lo quieran tanto como nosotros y que ayude a derrotar a Evo Morales”, dijo.

Disgustos previsibles



Editorial

En los últimos días han circulado artículos de prensa sobre el posible suministro de uranio por parte de Venezuela y Bolivia, a la república islámica de Irán. Se han citado como fuentes a diplomáticos y militares tanto israelíes como de otras naciones en todo el mundo. Sin duda que se trata de un trascendido que sin embargo ya ha levantado polvareda entre los círculos diplomáticos de los países aludidos. El ministro de Minería, Luis Alberto Echazú, se ha apresurado a declarar que Bolivia nunca ha producido uranio. A su turno el canciller en ejercicio, Juan Ramón Quintana, ha utilizado duras expresiones en contra de los que difunden tales versiones de prensa sin confirmar y las ha calificado de “barbaridad”.

Lo cierto es que Irán posee un programa nuclear que mantiene en vilo a las grandes potencias. De hecho, Estados Unidos, China, Francia, Gran Bretaña, Rusia y Alemania han intentado convencer al gobierno de Teherán para que ponga fin a sus actividades nucleares sin lograr respuestas alentadoras. Por el contrario, todo parece indicar que Irán pretende llevar adelante su programa nuclear contra viento y marea. El enriquecimiento de uranio permite obtener combustible para centrales nucleares de uso civil, pero también desarrollar armas nucleares. Esto es lo que quita el sueño a Israel y otros países, aunque Irán lo niegue.

En los hechos, y dadas las circunstancias, Irán resulta un incordio sin resolver. La comunidad internacional occidental lo siente como un país que amenaza la paz mundial y verá como sospechosos a los países que alientan relaciones con la nación islámica o apoyen el programa nuclear iraní. Venezuela ha sido uno de los países latinoamericanos que más afinidad y acercamiento ha tenido con Irán. Por la línea ideológica, Bolivia también se ha sumado a este círculo, al tiempo que ha interrumpido las relaciones diplomáticas con Israel, aunque por razones distintas. Las sospechas sobre Irán recaen también sobre sus aliados.

Y aunque sean sospechas infundadas, éstas generan disgustos. Y estos disgustos deben verse como previsibles. No conviene olvidar que incluso la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) donde se acoge Irán, ha declarado que se halla incapaz de garantizar que Irán dice la verdad sobre el uso civil de sus instalaciones nucleares. Por lo mismo Israel ha anunciado que está decidido incluso a una operación militar en contra de las instalaciones iraníes si no prosperan los esfuerzos diplomáticos. Estar en presencia de un problema internacional de tales dimensiones tales debería mover a reflexión en el país.

Se ha anunciado relaciones diplomáticas con dignidad y respeto. Sin duda que lo vale. Pero Bolivia necesita buscar el equilibrio en el concierto internacional para lograr su desarrollo. El Gobierno debe estar consciente que los extremos son peligrosos e inconvenientes para el país, que se quiera o no, sigue siendo muy vulnerable. La elección de los socios internacionales requiere no sólo tacto sino también mesura e inteligencia. En todo caso conviene el justo medio. Porque cuando se buscan los extremos el país de pronto se ve involucrado en situaciones que no dejan de ser enojosas, aunque éstas sean previsibles.