«El discurso de Evo es racista». Susana Seleme | Socióloga y analista política

Según ella, el Presidente tiene un manejo político y demagógico de las masas para consolidar su proyecto de poder. Asegura que el mandatario asume posiciones antidemocráticas y de carácter totalitario. El término racista es utilizado por los gobernantes para estigmatizar a Santa Cruz

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El racismo del Gobierno está sustentado en rencores y odios absolutos, abominables como todo racismo



El Deber

– ¿Cómo ve la coyuntura política nacional, a la luz de tantos conflictos en el país? ¿Cree que hay confusión en el análisis de coyuntura tanto del Gobierno como de la oposición?

– Ante todo, hay que afinarlo para no dejarse marear con las formas, que en la coyuntura actual adoptan las distorsiones de la mentira, la hipocresía y la demagogia. Con esos ingredientes, las formas subsumen el contenido narcisista, déspota y autoritario del Presidente, sus hombres y otras vocerías, tanto para consumo interno como  externo. Las declaraciones de Morales en Paraguay sobre lo inservible que resultan los Parlamentos, porque el mejor de éstos es el pueblo –¡como si los parlamentarios salieran de Marte!– grafica en  forma y contenido el proyecto político del MAS.  La forma es la reelección Morales-García Linera. El contenido es su arbitraria concepción de la historia, de la práctica política, del poder y del manejo populista y demagógico del pueblo-masa.  Dijo aquello en el tono provocador-burlesco que le es tan común. Si no ha recurrido a un golpe a lo Fujimori, que cerró el parlamento peruano para hacer de su capa un sayo, allá por los años 90,  no es por falta de ganas. Sin embargo, espera que con su reelección y más de 70% de votos que quiere obtener en diciembre, la Asamblea Legislativa Plurinacional, como se llamará el actual Parlamento, será un mero adorno de la democracia ficticia en la que se escudará. Saldrá de la urnas, pero esa Asamblea será el pinche apéndice del ejecutivo, como es hoy  la Cámara de Diputados, aunque todavía tenemos el contrapeso del Senado. ¿Hasta cuándo? La subordinación de contenidos por parte del Gobierno, a formas estridentes y chabacanas, confunde a muchos.

– ¿Hasta cuándo piensa que el Gobierno puede actuar de la manera que usted describe, y con la que mucha gente puede no estar de acuerdo, como por ejemplo los indígenas que están identificados con el MAS?

– Lo que no entienden los hombres del MAS, porque va  contra su naturaleza narcisista- autoritaria y contra su proyecto antidemocrático, es que la democracia es un orden político que reglamenta las libertades y abre condiciones para la propia profundización de la democracia. Tampoco les importa que sea un sistema en el que todas las personas son iguales ante la ley, independientemente de su origen étnico, y que una democracia moderna requiere de la división de poderes para garantizar la fiscalización de los actos de los gobernantes, de modo que éstos no se conviertan en despóticos  violadores de derechos humanos. Ejemplos: Pando y otras regiones del país. En Bolivia, la forma democrática de elecciones de autoridades fue utilizada para que Morales y el MAS lleguen al poder. Y aunque desprecian los contenidos y valores de la democracia, la siguen utilizando con fraudes y trampas electorales para continuar usufructuando del poder. Por eso hubiese preferido la utilización del viejo y corrupto padrón. Temen que uno nuevo, biométrico o no -aquí, nuevamente,  la forma es lo de menos- no les garantiza seguir ‘ganando’. Se escudan en la forma y desprecian el contenido democrático de unas elecciones limpias y transparentes. Sobre el tema indígena, cuando el presidente dijo que quiere controlar el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial para quedarse 500 años, me pareció un chiste macabro, pues biológicamente ninguno de los actuales mandamases estará sobre sus pies de aquí a cinco siglos. Sin embargo, desnuda el proyecto de detener el devenir de la historia, paradójicamente en nombre del ‘cambio’, y de la prostituida revolución indígena-originaria-campesina. La forma que utilizan los hombres del MAS es hablar por ellos, para ellos, sobre ellos y hacer creer que el ‘cambio’ es tener a un mestizo, que se dice indio, como Presidente, cuando el contenido del discurso es excluyente, totalitario y antidemocrático. En cuanto al racismo, no voy a caer en el error de equiparar el racismo del opresor con el de oprimido, porque tienen connotaciones diferentes. Pero si somos honestos, ¿usted afirmaría sin dudar, que en el Gobierno no hay racistas,  como los hay en todo el país?  El racismo del Gobierno actual está sustentado en rencores y odios absolutos, abominables como todo racismo.

– Pero este gobierno combate el racismo…

– Veamos. ¿Quién gobernó el país desde 1825? Los oligarcas y burgueses, feudales y mineros, que teniendo a la mayoría de la población indígena, la aymara y la quechua,  en sus narices, no la vieron, no la miraron y más bien la ignoraron y sojuzgaron. Ahora sólo se habla de racismo para satanizar a Santa Cruz, lo cual es ignorar-distorsionar la historia: hasta 1952, aquí había una ausencia casi total de población indígena de occidente y la poca población autóctona, nunca fue tratada con la severidad y los rigores de la explotación minero feudal. Había y hay racismo como en cualquier lugar de Bolivia. Una encuesta de UNIR señaló el año pasado que donde hay más racismo es en EL Alto y La Paz. Si aquí hubiera el racismo que nos endilgan ¿cómo explicar que miles y miles de indígenas del resto del país, buscan en Santa Cruz su lugar en el mundo? El Gobierno y su gente se rasgan las vestiduras por la humillación a la que fueron sometidos el pasado año algunos indígenas chuquisaqueños, censurable desde todo punto de vista, pero no se las rasgan por los muertos de la Calancha y los otros,  que sufrieron la peor humillación:  perder  el derecho a la vida y la vida misma. Que el MAS le haya dado un horizonte de visibilidad real a las poblaciones indígenas y pregone, ayudado por otros, que ya llegó la redención a su sufrimiento y exclusión ancestrales, gracias a Evo Morales, hace a la forma y no al contenido. Porque el contenido de esa redención no radica únicamente en que tengan visibilidad y se hubiesen empoderado simbólicamente, sino en que salgan del circuito de reproducción intergeneracional de la pobreza, donde viven aun hoy en tiempo de ‘cambio’. El principal problema de Bolivia es la pobreza, no a qué etnia pertenecen las personas.