Evo se queja del TLC ante príncipes japoneses

Algunas potencias tratan de aplicar «políticas de genocidio» para implementar un TLC en la región,afirmó.

El mandatario destacó tres coincidencias con Japón. Príncipe Masahito Hitachi se ganó el cariño de Okinawa.

Por Ap | – Agencia



Santa Cruz | Ap. Algunas potencias tratan de aplicar «políticas de genocidio» para implementar un Tratado de Libre Comercio (TLC) en la región, manifestó anoche el presidente Evo Morales durante un encuentro con el príncipe de Japón Masahito Hitachi y su esposa, la princesa Hanako.

En una cena con los príncipes japoneses, en conmemoración de los 110 años de las migraciones japonesas a Bolivia, Morales expresó que en la región se quieren «aplicar políticas de Tratado de Libre Comercio (TLC) que no sólo atentan contra la vida, sino también quieren aplicar políticas de genocidio, pero quienes defienden a la madre tierra son defensores de la vida».

Existe «una cultura de la muerte, con políticas implementadas de algunas grandes potencias y que algunos gobiernos que quieren aplicar (el libre comercio) es para subastar y devastar a la madre tierra», agregó el Presidente.

A su vez, recordó que Japón le condonó a Bolivia su deuda externa y anunció que ahora dará un crédito para la construcción de una geotérmica en el departamento de Potosí.

«Siento que tenemos tres grandes coincidencias entre Japón y Bolivia en política, la vida, la humanidad y más que todo en condenar las guerras; para Japón y Bolivia es más importante la vida y la humanidad», expresó Morales.

La pareja real llegó a la capital cruceña el lunes. El príncipe Hitachi, anoche, manifestó su gran respeto por Bolivia y resaltó el trabajo de los inmigrantes japoneses en el área agrícola. Los Tiempos

Príncipe Masahito Hitachi se ganó el cariño de Okinawa

Visita. El presidente Evo Morales destacó las coincidencias con Japón

image Ofrenda. El príncipe imperial Masahito Hitachi rindió homenaje a sus compatriotas que fallecieron durante 54 años de colonización del norte cruceño

El Deber

Pablo Ortiz. Okinawa

Okinawa recibió a un príncipe de carne y hueso, capaz de emocionar, emocionarse y romper el estricto protocolo que Japón tiene reservado para su alteza imperial y acercarse a la gente. En la población, situada a unos 100 kilómetros al norte de Santa Cruz, todos sabían que estaba prohibido mirarlo a los ojos, caminar al frente o detrás de él y, sobre todo, tocar a Masahito Hitachi, el hermano del emperador Akihito. Sin embargo, él se dejó mirar, habló con sus compatriotas y estrechó las manos de los niños en el salón de la Asociación Boliviana Japonesa (ABJ).

Desde hace dos meses, Okinawa se había preparado para recibirlo. “Nos entregaron un programa con todo muy detallado y no cambiaron ni una coma”, dijo uno de los organizadores. El momento esperado llegó a las 11:50, cuando Masahito descendió, con las dificultades lógicas de sus 75 años, del automóvil negro que lo transportó hasta Okinawa. Estaba acompañado de su esposa, Hanako, que, por el protocolo imperial, debe caminar siempre detrás de su marido. En el salón ya lo esperaban sus 260 anfitriones.

Masahito saludó, descansó unos minutos, y luego se dirigió hacia el monumento que recuerda a los que no sobrevivieron a la colonización, donde hizo una ofrenda floral. Se trata de un enorme bloque de concreto coronado por dos columnas que asemejan manos que se alzan al cielo, que además tiene la virtud de contar la historia de la colonización. Por ejemplo, tiene los nombres de los 15 que fallecieron en las orillas del Río Grande, a pocos meses de llegar a Bolivia, por lo que se llamó la fiebre de Uruma (nombre de la propiedad en la que se asentaron). Se sospecha que murieron de Hantavirus, pero aún es uno de los mayores misterios de los albores de la colonia. El mal los siguió a Palometilla, adonde se trasladaron, hasta que encontraron el lugar donde ahora se encuentra Okinawa.

Kazuo Miyagi, presidente de la ABJ, recuerda que domar la tierra no fue fácil, que tuvieron que enfrentarse a un monte cerrado y plagas que no conocían. No se olvida de que llegaron con pasaportes estadounidenses, ya que la isla de Okinawa se encontraba bajo su dominio, después de la Segunda Guerra Mundial. “Vinimos por tres motivos: Bolivia quería desarrollar esta zona y no tenía gente para hacerlo; porque no había trabajo en Okinawa, y porque los japoneses que llegaron a Bolivia en 1899 nos habían invitado a venir”, dijo.

También lo atesora Dionisio Condori Mamani, que dejó Potosí para radicarse en Okinawa en 1960. Ahora es alcalde y recuerda que la amistad con sus vecinos no se dio en la escuela, sino en el cuartel.

De todo esto se pudo enterar Masahito en la visita que hizo al museo que se encuentra al lado del monumento y que registra en fotografías cómo los japoneses se convirtieron primero en los mayores productores de arroz del país y ahora en un ejemplo de organización y productividad.

Cuando volvió al salón, lo esperaban para almorzar con la comida ya servida. Su lugar estaba reservado a un costado de la habitación, donde podía ver a todos. Sin embargo, sus anfitriones no podían mirarlo. Las mesas estaban dispuestas de frente al escenario, como lo indica el protocolo. Mientras los príncipes almorzaban, los niños del pueblo tocaron el sanshin, un instrumento japonés de tres cuerdas, y le mostraron danzas regionales.

En su discurso, Masahito  se confesó orgulloso por saber que la contribución de sus compatriotas a Bolivia es reconocida por nuestra sociedad. “Al observar esta tierra que respira el aire de prosperidad y pensar en las dificultades y penas de los inmigrantes que han construido esto, quiero expresar mi respeto por sus esfuerzos”, dijo. Luego vinieron los saludos.

Todos se formaron para hacer una reverencia mientras los príncipes imperiales pasaban frente a ellos, pero sus altezas imperiales se pararon a conversar unos segundos con cada uno y luego estrecharon la mano de los niños.

Por la noche, cenó con el presidente Evo Morales, que recalcó tres coincidencias entre Japón y Bolivia: interés por los sectores más desamparados, la defensa de la naturaleza a través del Protocolo de Kioto y el rechazo a la guerra desde las constituciones de ambos países.

Morales agradeció la ayuda nipona a Bolivia y el hecho de que “un representante de una potencia mundial visite un país tan pequeño como Bolivia”.

Masahito devolvió gentilezas y destacó el interés de Morales de estrechar cada vez más los vínculos entre Bolivia y Japón. Mostró una vez más su calidez despidiéndose con un sonoro ¡jallalla Bolivia!, ¡jallalla Evo Morales!

Hoy los príncipes visitarán la colonia de San Juan.

  El programa 

12:05. Llegada al Centro Boliviano Japonés de la Colonia San Juan

12:15. Ofrenda floral al Monumento, ubicado en inmediaciones del Centro.

12:25. Acto Conmemorativo con plantación de árbol, ubicado en el Centro Boliviano Japonés.

12:30. Visita al Salón Histórico.

13:10. Almuerzo de bienvenida en el Centro Comunal.

14:45. Visita al Parque de Reserva Natural.

15:00. Confraternización con las personas de la Colonia San Juan en el Centro Comunal.

19:30. Cena Oficial ofrecida por el prefecto Rubén Costas en la casa de gobernación.