La conversión chavista de Zelaya

image TEGUCIGALPA (ENVIADO ESPECIAL LA VANGUARDIA)

Manuel Zelaya, un terrateniente que llegó al poder impulsado por el conservador Partido Liberal, dejó estupefactos a los hondureños cuando, de repente, dio un giro al populismo de izquierda. Y de inmediato se sumó  a la Alternativa Bolivariana de las Américas que impulsa Hugo Chávez. Desde entonces, siguió el libreto del presidente venezolano que ya ha marcado los pasos de la  carrera política del boliviano Evo Morales y del ecuatoriano Rafael Correa: reforma constitucional que posibilite la reelección y acumulación del poder.

Esta conversión ideológica de conveniencia hacia la izquierda de un presidente que fue electo por la argolla derechista del Partido Liberal se hizo a espaldas de quienes le habían votado. Zelaya fue radicalizando sus posiciones a medida que se acercaba el fin de su mandato. El primer año se acercó al Partido Liberal y a los sectores económicos y políticos que controlan los hilos del poder. En aquel período, el equipo de Zelaya apenas mantuvo contactos con los sectores populares.



En el segundo año, Zelaya fue definiendo nuevas  alianzas. Ministros y el propio presidente se acercaron a  Chávez y al nicaragüense Daniel Ortega. Fue como la conversión de san pablo. Zelaya vio la luz en el populismo bolivariano. Tal como señala la revista “Envío”, desde entonces buscó acercarse al movimiento popular. Y utilizar a la izquierda tradicional hondureña para maquillar el insólito acercamiento a Chávez. Su proyecto quedó claro: una nueva alianza con el bloque liderado por Venezuela, construcción de una base social interna con  sectores de la izquierda tradicional y distanciamiento y eventual confrontación con los grupos tradicionales de poder, tanto políticos como económicos, incluido su propio partido. Los últimos meses, Zelaya ha gobernado bajo la poderosa sombra de Chávez, que a cambio de su fidelidad le fue entregando  petróleo barato. Los cien primeros tractores regalados por el presidente venezolano fueron recibidos con una gran caravana del Poder Ciudadano de Zelaya, como si se tratara del inicio de una brillante política agraria. Los campesinos beneficiados lanzaron vivas a Zelaya, a Chávez y a Cuba. “Envío” destaca que en el campo hondureño, cada vez más un campo sin campesinos, los tractores venezolanos fueron un buen instrumento de propaganda de la revolución bolivariana, pese a que ni siquiera se planteó la necesaria reforma agraria.

        Zelaya pudo hacer una política populista, que le proporcionó cierto apoyo social, gracias a la condonación de la deuda externa y a la utilización en provecho propio de los fondos millonarios destinados a la llamada estrategia para la reducción de la pobreza. Hoy, rodeado de sectores de izquierda sin real sustento popular, impulsado por el petróleo venezolano, pretende cambiar la Constitución para poder seguir en el poder. Los desvaríos ideológicos de Zelaya han causado estragos en las filas del Partido Liberal.

Aunque ideológicamente estén en las antípodas, Chávez apoya a Zelaya con el fin de disponer de una especie de punta de lanza en el país más derechista de América.

El analista hondureño Juan Ramón Martínez señala que Zelaya “pactó con Chávez para doblar la mano a los hondureños, redactar una nueva Constitución -que ya está preparada por juristas españoles, de origen valenciano, proporcionados por Izquierda Unida- e instaurar un régimen autoritario enemigo de EE.UU., inclinado a la supresión del modelo económico y eliminar las libertades de los hondureños”.

JOAQUIM IBARZ


EL GENERAL ORLANDO SIGUE AL FRENTE DEL EJERCITO 

Pese a haber sido destituido por el presidente Zelaya, el jefe del de las Fuerzas Armadas, general Romeo Orlando, sigue en su puesto de mando. Los militares le siguen obedeciendo.  La fiscalía y la Corte Suprema de Justicia declararon ilegal su cese por negarse a que el Ejército colaborara en la consulta de mañana.


CONGRESO INVESTIGA A ZELAYA

Por violación de la Constitución y por inestabilidad mental

El Congreso hondureño ha iniciado una investigación urgente al presidente por violación de la Constitución y por inestabilidad mental

Ustedes me han declarado la guerra, ahora aténganse a las consecuencias", advirtió el presidente hondureño Manuel Zelaya a los diputados

TEGUCIGALPA (ENVIADO ESPECIAL LA VANGUARDIA)

“Ustedes me han declarado la guerra, ahora aténganse a las consecuencias", advirtió el presidente hondureño Manuel Zelaya a los diputados al conocer que el Congreso le ha iniciado una investigación urgente por violación de la Constitución y por inestabilidad mental, la cual podría concluir en su destitución. El propio Partido Liberal, en el que milita el gobernante, le ha dado la espalda y le pide que respete el orden democrático. La crisis institucional se agrava por la insistencia del jefe de Estado en celebrar mañana un referéndum que facilitaría su reelección. La consulta fue declarada ilegal por el Tribunal Electoral. Zelaya se ha quedado solo, enfrente tiene a todos los otros poderes: Congreso, Ejército y tribunales de justicia.

En Hispanoamérica hay un precedente de un jefe de Estado destituido por supuestos problemas mentales. El presidente ecuatoriano Abdalá Bucaram fue cesado por el Congreso el 6 de febrero de 1997 por incapacidad mental. Ni siquiera se le hizo un examen psiquiátrico. 

Zelaya calificó de arbitrario e improcedente el anuncio del Congreso de investigar su capacidad mental  para gobernar a fin de inhabilitarlo en el cargo. El mandatario advirtió: "Me piensan declarar no apto para el cargo, pero se equivocan, aquí me quedo, no me voy y a ellos (los diputados) los vamos a sacar porque tenemos derecho a opinar, a ser consultados y esto nadie lo para".

El presidente del Congreso, Roberto Micheletti, del mismo partido que el presidente, calificó de trastornado a Zelaya. Incluso afirmó que tenía información de que habían contratado un sicario para asesinarlo. “Responsabilizo al poder ejecutivo si algo pasa a mis hijos, mi esposa o a mí porque ¡ya basta! No tenemos por qué estar sufriendo situaciones de aspiraciones presidenciales de un trastornado que quiere quedarse con el poder", subrayó. Según la ley, Micheletti reemplazaría a Zelaya en caso que éste fuera separado del cargo.

Micheletti recalcó que la consulta no tiene validez jurídica y según la Constitución es un delito.

Con el respaldo de cuatro grupos parlamentarios – Partido Nacional, Partido Liberal, Democracia Cristiana y PINU-, el pleno del Congreso designó una comisión especial que investigará las actuaciones del presidente  Zelaya “por desconocer los fallos de las instancias jurisdiccionales y violentar el Estado de Derecho”. Los cuatro congresistas del izquierdista UD rechazaron la moción.

Zelaya se ufanó de haber conjurado un golpe en su contra. "¿Qué te pasa Roberto (Micheletti)?. A mí me eligió el pueblo y no el Congreso. ¿Por qué me vas a inhabilitar, eres un pinche (pobre) diputado de segunda categoría que saliste en ese puesto porque te di espacio en mi corriente", dijo. Zelaya afirmó que "si los diputados me quieren inhabilitar ya le dije a Enrique Flores (ministro de la Presidencia) que emita un decreto para inhabilitar a Micheletti".

El vicepresidente del Congreso, Ramón Velásquez, que fue quien presentó la moción, se esmeraba en aclarar que “no se trata de un golpe de Estado técnico, porque el golpe lo inició hace tres años el propio Zelaya”. “Al concluir la investigación que realizan cinco diputados, quizás adoptaremos medidas drásticas, pero serán para salvar a la República", dijo Velásquez ante la Cámara.

El legislativo se declaró en sesión permanente ante la actitud desafiante de Zelaya, quien no acepta los dictámenes de los tribunales. El presidente irrumpió en la base de la Fuerza Aérea para apoderarse del material electoral –urnas y papeletas- que, según la prensa local,  envió Hugo Chávez desde Venezuela para realizar la consulta de mañana.

El diputado Juan Orlando dijo que desde hace  tiempo se sabía que Zelaya decidió continuar en el poder al margen de la ley. “El Congreso ha sido condescendiente, pero ya no podemos continuar de brazos cruzados. El artículo 205 de la Constitución nos faculta a aprobar o rechazar la conducta del presidente”, destacó el diputado.

        En forma paralela a la lucha política, en Tegucigalpa se celebran manifestaciones a favor y en contra de Zelaya. En las calles, más vacías que de costumbre, se percibe tensión, sobre todo en el centro de la capital. Escuelas y muchos comercios y numerosas oficinas han cerrado por temor a disturbios. La gente abarrota los supermercados en busca de productos básicos ante una posible emergencia. En una marcha del Movimiento Paz y Democracia en apoyo a la Constitución y la Democracia, la gente gritaba: “¡Zelaya, urge que te vayas!” Sectores de la sociedad civil, empresarios y políticos organizan manifestaciones en todo el territorio, pero lo mismo hacen simpatizantes del gobierno en apoyo de la consulta.