Por Sergio P. Luís – Profesional independiente
Cuando creíamos que la condición de boca sucia en la política era exclusivamente compartida por Chávez y Evo, no habíamos reparado en que este estilo soez también se le había pegado a Rafael Correa, el presidente del Ecuador, que ostenta, a diferencia de sus compañeros de populismo, un título universitario: es graduado en economía en Bélgica.
En un artículo publicado en el diario ecuatoriano El Universo (11.08.2008), Emilio Palacio dice: “…los insultos que ha proferido Correa son demasiados para conservarlos todos en la mente. Solo recordamos los más notorios: “ándate a la casa de la v… “, “por idiotas como tú”, “bestias salvajes”, “pitufos”. Y Palacio se pregunta: “¿Por qué Correa insulta?”. En la respuesta que da el autor, dice que es una desagradable verdad que “Correa insulta para fortalecer su proyecto político de atemorizar al país. El insulto de alguien más poderoso intimida, sobrecoge. En las masas, además, genera un sentimiento de desprotección que las empuja a agruparse detrás del “líder” que más grita”.
No parece que sea el mismo caso de Hugo Chávez, el de las largas peroratas tan sucias. Para intentar una explicación de sus arengas soeces, insolentes y torpes, habría que identificar su perfil psicológico, porque tanta inquina, irresponsabilidad y agresividad maliciosa muestra que no está en sus cabales. Sin entrar en los insondables vericuetos de la ciencia que estudia los fenómenos de las mentes enfermas, pues esto corresponde a especialistas, es posible advertir que este personaje sufre de acusada megalomanía agravada por la paranoia; el trastorno crónico “que se presenta mayormente en individuos de personalidad ególatra y desconfiada”. Así las cosas, es posible comprender el por qué del lenguaje soez de Chávez, aunque sabemos cuánto contamina el ambiente político en su país, y cuántos problemas causan sus delirios, agitando e interviniendo fuera de su país y, hasta ahora, con impunidad.
¿Y Evo? En él todo es de Ripley. Se le advierte una incontenible compulsión para agraviar a todos, incluyendo a mandatarios extranjeros, ideologías, razas, instituciones, con una absoluta pérdida de la realidad. Parecería que es parte de una revancha personal contra el mundo entero por agravios, reales o imaginarios. Y a esto añade una acusada y reciente megalomanía, por el desconocimiento o pérdida de la realidad. De otra manera, no hay explicación racional posible de tanta agresividad, tanto afán de pelea -claro está, confiando de que será eternamente impune- y tanta irresponsabilidad.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
Pero también hay rasgos comunes en estos tres mosqueteros del insulto. Y nuevamente un ecuatoriano muestra los extraordinarios parecidos en las conductas de Correa, Chávez y Evo. Jorge Boza Ramírez, dice que el presidente del Ecuador “en reiteradas ocasiones… increpó a los medios de comunicación como uno de los grupos opositores que busca desestabilizar su Gobierno” y que, “en ese sentido, el Mandatario ha proferido insultos y amenazas a determinados periodistas”. Coincide con esto, la conocida inquina de Evo con los periodistas –pese a los pobres esfuerzos de su vocero por aclarar las presidenciales metidas de pata- y el abusivo trato que les dispensa. Y lo de Chávez, es la locura desatada: cierra canales de televisión independientes, en medio de insultos y acusaciones terribles. Ojalá que ese extremo no llegue a Bolivia, pero como van las cosas…
Estas tres conductas son el reflejo de las carencias para gobernar con serenidad, respetando la ley y buscando la unidad y el bienestar de un pueblo, plurinominal o no.