Los «economistas» del Estado Plurinacional


El ministro de Planificación para el Desarrollo, Noel Aguirre, acaba de hacer un insólito aporte a la teoría económica que acabará por echar por la borda todos los presupuestos teóricos y prácticos elaborados por celebres economistas del mundo. image

Los ministros de Planificación del Desarrollo, Noél Aguirre y de Desarrollo Productivo y Economía Rural, Patricia Ballivian.

Desde épocas remotas se conoce que el comercio unido a la producción de bienes y alimentos es la fuente de la riqueza de las naciones. Esto significa que una mayor producción y su exportación a mayor cantidad de mercados genera más riqueza. La ecuación es así de simple, pero a la cabeza de Aguirre, los “economistas” del oficialismo acaban de descubrir que eso de “exportar o morir” no es mas que una patraña, un paradigma mañosamente inventado ya que de lo que se trata es de producir y exportar menos “para vivir mejor”.



Que a nadie se le ocurra suponer que se trata de una falacia teórica elaborada por mentes febriles. Se trata de una constatación práctica y vayamos al caso. Las exportaciones de Bolivia cayeron de 2.152 millones de dólares en el primer cuatrimestre de 2008 a 1.524 millones en similar periodo de 2009.

Para el ministro Aguirre, esta es una situación perfectamente manejable mediante el incentivo del mercado interno. Esto en buen romance significaría que los mercados reales perdidos en los Estados Unidos, la Comunidad Europea o los imaginarios existentes en Venezuela, Irán, Cuba y China pueden ser fácilmente reemplazados por el mercado interno.

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Es más, el viceministro de Planificación y Coordinación, Abraham Pérez, ha descubierto que “apostar solo a las exportaciones sería un mal camino” y pone al Japón como ejemplo para sustentar su insólito criterio, porque al parecer cree que en población y desarrollo Bolivia es igual al país asiático.

Sigamos descifrando la imaginativa «doctrina económica» del gobierno. Para “incentivar” el mercado interno no se tiene que hacer más que otorgar bonos y resoluciones. Es decir que con los bonos «Dignidad», «Juancito Pinto» y «Juana Azurduy», y con la entrega a los sectores productivos, como por ejemplo a los soyeros, de papelitos diciéndoles que reemplacen el mercado externo con el minúsculo y paupérrimo mercado interno, el problema económico esta arreglado. 

Pues bien, no se requiere ser un agudo analista para darse cuenta que esta política económica es de una absoluta irracionalidad. Mientras todos los países pugnan por obtener mercados, el gobierno del MAS se da el lujo de perderlos. En lugar de generar fuentes de trabajo las cierra y considera que es mejor dar bonos que pagar salarios, es decir, regalar pescado al hambriento pero nunca enseñarle a pescar.

Atribuir la caída de las exportaciones solo a la crisis mundial es ignorancia y cinismo. No hay más que recordar que la administración de Morales en más de tres años, no hizo nada para salvar el régimen de preferencias arancelarias (Atpdea) otorgado por EEUU, porque para el gobierno es mas importante salvar la economía de unos miles de cocaleros y narcotraficantes que la de 9 millones de bolivianos.

Por otro lado aisló a Bolivia de las conversaciones entre la Comunidad Andina con la Comunidad Europea que buscan establecer nuevos acuerdos comerciales de mutuo beneficio, a diferencia de lo que representa  la promesa del ALBA que solo sirve para encendidos discursos de los «bolivarianos».

Lamentablemente las consecuencias de una política económica irresponsable, que contiene todos los ingredientes del populismo, no se dejaran esperar. De hecho la crisis ya está presente en el bolsillo de los bolivianos y si los llamados sectores sociales todavía parecen estar conformes, es porque el gobierno los mantiene obnubilados con prebendas y bonos, por razones puramente electorales, pero la pregunta obligatoria es ¿que pasara el día después?.

Según se ve las exportaciones tradicionales y no tradicionales seguirán en bajada y el gobierno seguirá dilapidando en asistencialismo populista los escasos recursos que le quedan al país. El «brillante» ministro Aguirre debe explicar de donde saldrá el dinero para los miles de ciudadanos que se han acostumbrado a estirar la mano sin trabajar,mientras esperan la llegada de los bonos del gobierno.

O es que el gobierno ya tiene un plan B, y sabe que el dinero para mantener el apoyo popular saldrá de algún pozo oscuro pero efectivo y así la economía del país puede irse sencillamente al diablo en aras del nuevo «Estado Plurinacional» socialista indígena.