Más nubarrones sobre YPFB

YPFB tiene negros antecedentes y no debería  procederse con ligereza en relación a las denuncias de corrupción en la ex Transredes.

ElNuevoDia Editorial El Nuevo Día



Gildo Angulo llama “hermano” y “compañero” a Evo Morales y dice conocerlo personalmente desde hace 20 años. Dice que los une el patriotismo y los deseos de recuperar el nacionalismo en el país. Angulo, militar retirado y ex candidato a presidente por Nueva Fuerza Republicana (NFR), acaba de ser destituido como presidente de la ex Transredes, la empresa de transporte de hidrocarburos que fue nacionalizada este año. El despido se produjo cuatro días después de que Angulo denunció graves actos de corrupción en el traspaso de la compañía y acusó al titular de YPFB, Carlos Villegas, de manejar la petrolera como si fuera su propio feudo.

El domingo, el presidente Morales había dicho en un acto público que destituiría de manera inmediata a cualquier funcionario sospechoso de corrupción y exigió pruebas documentadas para hacer limpieza en el Gobierno. Desgraciadamente el Primer Mandatario no le dio la oportunidad a Gildo Angulo de mostrarle las evidencias que tiene en sus manos y la destitución, paradójicamente, se produjo en contra del denunciante, como sucedió también en el caso de la Aduana y los 33 camiones de contrabando.

No es que lo que diga Gildo Angulo sea palabra santa ni mucho menos, pero al menos merece un análisis y una profunda investigación para determinar cuánta verdad hay en lo que afirma. No estamos frente al primer rumor de corrupción que circula en torno a YPFB, entidad que resultó ser una “caja de Pandora” que sorprendió incluso al presidente Morales, quien tuvo que lamentar el encarcelamiento de una persona muy allegada como Santos Ramírez.

El funcionario destituido dice algo aún más grave que las propias denuncias de corrupción dentro de la ex Transredes. Ha dicho que, por sus lazos de amistad con Evo Morales, trató de reunirse en privado con él para comentarle lo que estaba sucediendo, antes de lanzarse a hablar públicamente ante los medios de comunicación. Dijo que hace muy poco tuvo la oportunidad de hacerlo durante una reunión que se había convocado en el Palacio de Gobierno con todas las unidades de YPFB y que sistemáticamente Carlos Villegas, junto con el funcionario que hoy es su reemplazante, se lo impidieron y hasta le prohibieron el ingreso.

Todo eso también merece una serie de indagaciones, sobre todo, la iniciativa del presidente Morales, para evitar que nuevamente sea sorprendido, como ocurrió con su amigo Santos. Aunque no sería la primera vez que el Primer Mandatario prefiere jugarse por sus “ministros-clave” y poner las manos en el fuego por ellos en asuntos delicados que comprometen su imagen.

En este caso vuelve a surgir la disyuntiva. O Evo Morales no sabe lo que está pasando dentro de su Gobierno o es que ya se ha enquistado en el MAS un esquema bien estructurado de corrupción que goza de la tolerancia de todas las esferas del poder. Nos inclinamos por pensar, como es lógico, que ningún presidente sería capaz de controlar todos aquellos resquicios del aparato estatal para evitar la corrupción, pero como él mismo lo dice, debería dar mejores señales de que la lucha por la transparencia no es sólo un discurso bonito.