Cada vez con más frecuencia el gobierno del presidente Evo Morales Aima va cometiendo grandes y graves errores en materia de relaciones internacionales, originando impasses que dañan la imagen de Bolivia y de su Jefe de Estado.
Lo peor es que los encargados del manejo de esta área gubernamental, poco hacen para evitar que el primer ciudadano del país incurra en errores que reflejan su mala formación y escasa capacidad política para administrar el Estado. Casi a diario la sociedad toma conocimiento de las equivocaciones del Presidente, las que en algunos casos pasan desapercibidas para la mayoría de los bolivianos. En los tres años y cinco meses del gobierno masista, lo único que percibió la población fue una política de confrontación, en primera instancia con importantes sectores de la sociedad y los partidos políticos ajenos a la línea ideológica masista, para pasar luego a enfrentamientos con gobiernos tanto de América como de Europa, por asuntos baladíes que podían ser tratados en niveles de Cancillería y las embajadas de las naciones afectadas por los ataques presidenciales. Pero desconocen las reglas diplomáticas el Presidente y su Ministro de Relaciones Exteriores, los que deberían haberse rodeado de especialistas en el tema y no recurrir a improvisados que desconocen la materia y son causantes de la pésima conducción diplomática y de los negocios internacionales.
Hemos demandado hasta el cansancio que las autoridades nacionales obren con conocimiento de causa y con profesionales entendidos en cada una de las secretarías de estado, dejando de lado la improvisación que hace cometer precipitaciones que originan problemas de Estado, las que son difíciles de encauzar por la vía que corresponde. Por la complejidad y la importancia de la conducción de la política internacional se tiene que recurrir a diplomáticos de carrera, que se han formado en la Escuela Diplomática dependiente de la Cancillería. Es importante seguir el ejemplo de países vecinos que dan prioridad a las relaciones internacionales y cuentan con especialistas en el tema.
El enfrentamiento verbal entre los presidentes de Bolivia y Perú, por los ataques lanzados por Evo Morales en contra de su homólogo Alan García, está llegando a límites que pueden conducir a una ruptura de relaciones entre los dos estados históricamente unidos y hermanados. Es difícil comprender la forma de actuar del mandatario boliviano, porque cuando se quiere recomponer las relaciones, de manera improvisada y de un momento a otro, nuevamente surgen los ataques al vecino, con actitudes propias de los gobernantes de facto, que por todos los medios intentan desorientar a los ciudadanos y distraer la atención internacional para evitar que conozcan la real situación por la que está atravesando el país.
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Con los ataques a los gobiernos de EEUU, Colombia, Rumania, Croacia y Perú, además de los impasses con Brasil y Paraguay, el presidente Morales afecta su imagen y la de Bolivia en el contexto internacional, porque además de actuar con prepotencia y soberbia, desvaloriza las relaciones internacionales y daña las políticas de libre mercado con los países mencionados. Tal conducta está afectando al sector productor nacional y se pierde mercados externos. La suspención de la Ley sobre la preferencia arancelaria con Estados Unidos, que beneficiaba a Bolivia, el Gobierno la atribuyó a aspectos político – ideológicos, aunque es una especie de sanción porque no cumplimos los programas de lucha contra el narcotráfico, situación que ocasionó la descertificación del país. En el problema con Perú, se le reclama por haber dado asilo a tres ex ministros del ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, cuando el Gobierno boliviano se opone a la extradición de un miembro del subversivo MRTA peruano, asilado en el país. Tampoco se atendió la demanda del Gobierno paraguayo para detener a dos personas de esa nacionalidad acusados de la muerte de la hija de un ex presidente de ese país, a los que se les facilitó su fuga y ahora se desconoce su paradero.
No se puede dejar de mencionar el jalón de orejas que recibió Evo Morales del presidente Luiz Inácio “Lula” da Silva en un acto publico. Tampoco pasó inadvertida la amenaza que lanzó el Presidente boliviano contra los diplomáticos y gobiernos de Rumania y Croacia, que exigieron explicaciones por la forma cómo fueron abatidos tres supuestos terroristas en un hotel céntrico de la ciudad de Santa Cruz. Recientemente al Jefe de Estado y al Gobierno boliviano se los acusó por delitos de lesa humanidad cometidos en el país. Esa acción fue presentada ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por representantes de varias organizaciones no gubernamentales latinoamericanas. Pero en vez de analizar esa medida, prominentes dirigentes del partido de gobierno quieren minimizarla. Esa posición adoptan los que no pueden enfrentar la situación, por lo que el gobierno del MAS prefiere la confrontación antes de tratar de solucionar la crisis que afecta al país.