Trasplante: muchos compran riñones

Alarmante incremento de pacientes con insuficiencia renal, entre 60 y 65 por ciento anual. La venta de órganos se da pese a la prohibición. En el país, son 2 mil pacientes que esperan un riñón de donación.

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Pacientes renales en sus tratamientos de hemodiálisis en el hospital Viedma. – Carlos Lopez Los Tiempos

Por Eliana Ballivián – Los Tiempos – 21/06/2009

Don Francisco (nombre ficticio) compró un riñón en Cochabamba, hace 30 años, en 5 mil dólares, para su trasplante. No le tomó más que un par de semanas encontrar un “donador”, pagar y entrar a quirófano. Sin embargo, según cuenta, después de nueve años de la operación, su nuevo órgano experimentó un rechazo, y tuvo que comprar otro, al mismo precio, aunque esta vez le tomó más tiempo encontrarlo: 13 meses.

Al final, se quedó con cuatro riñones y 10 mil dólares de gastos, sin contar con los costos de cirugías.

Este caso no es el único, ya que ante el alarmante incremento de pacientes con insuficiencia renal, entre 60 y 65 por ciento anual, según datos de la Asociación de Pacientes Renales de Cochabamba, en los últimos cuatro años se incrementó la demanda para adquirir un órgano. En el país, son 2 mil pacientes que esperan un riñón de donación.

Según una fuente de la directiva de enfermos renales, que pidió mantener su nombre en reserva, por lo menos la mitad de todos los casos de trasplante renal en el país fueron realizados mediante un órgano proveniente del “mercado negro”. De ser cierta esta afirmación, de los 400 trasplantes realizados en Cochabamba desde hace más de 30 años, 200 corresponderían a riñones comprados.

De vez en cuando, aparecen anuncios en la sección Clasificados de los periódicos con la oferta de “compro riñón” o “vendo riñón”, donde figura algún celular o un correo electrónico. Se manejan en el marco de una gran confidencialidad, ya que las leyes prohíben la venta de órganos, pero con la aparición del Internet, las transacciones suelen ser más seguras.

Ahora existen algunas páginas donde uno puede poner clasificados, sin necesidad de dar nombre o teléfono, ni siquiera correo electrónico. Más bien los interesados pueden escribir en la misma página para recibir sus respuestas y una vez hecho el contacto, recién dar alguna referencia para confirmar el pedido.

Donantes

Por todo ello, es que los pacientes renales se encuentran en una cruzada de concienciación para impulsar la donación cadavérica, consistente en el consentimiento de una persona para que done sus órganos en caso de una muerte cerebral.

Según la epidemióloga del Programa de Salud Renal a nivel nacional, Sdenka Mauri, para que el Programa de Salud Renal implemente el programa de donación cadavérica, lo único que hace falta es una campaña de concienciación para convencer a potenciales donantes. “Lo único que nos falta es dar a conocer la lista de espera, donde los pacientes se van a registrar y se van a incorporar las personas que estarían predispuestas a dar sus órganos”, dice Mauri.

El segundo paso para conseguir la donación de órganos de cadáveres es “que lo haremos en el transcurso de los próximos días” es el lanzamiento de la lista de los pacientes que esperan un donante, oficialmente, en cada departamento del país.

Incremento

El incremento de los pacientes renales, según Mauri, se debe principalmente a los malos hábitos alimenticios que la población asumió en los últimos años. “Es por el aumento de enfermedades, como la diabetes, hipertensión y obesidad. Una persona obesa es un paciente que automáticamente va a desarrollar hipertensión o diabetes, o las dos cosas juntas, y por el curso normal de estas enfermedades siempre van llegando al deterioro renal”, explica la experta.

“Compro riñón”

La primera vez que la sociedad cochabambina vio un aviso publicado en un periódico solicitando la compra de un riñón, fue en 1979, cuando un enfermo renal se animó a ponerlo causando un gran espanto en muchos sectores que tejieron historias macabras alrededor de la oferta. “Compro Riñón”.

El milagro fue que mientras el paciente rezaba por dejar de asistir a sesiones de diálisis peritoneal y conseguir un nuevo órgano, el primer voluntario que respondió a su anuncio para esa transacción y que se declaró gnóstico y ateo fue compatible y se logró el trasplante.

“El riñón fue rechazado por su organismo después de nueve años de haber funcionado a la perfección. Para el segundo trasplante casi me muero, tuve que esperar 13 meses y 20 pruebas, cada una de las cuales me costó 250 dólares, ya no tenía plata para comprar un riñón”, recuerda el paciente que ahora vive con cuatro riñones, tres de ellos no funcionan.

Finalmente, apareció el donante que se encontraba desesperado con muchas necesidades económicas, ese fue también compatible. Los dos riñones le costaron cinco mil dólares cada uno.

Y es que para los pacientes que han recibido un riñón que funcione tienen una segunda oportunidad de vivir, y dejar el suplicio de estar sometido a diálisis o hemodiálisis.

Donantes cadavéricos

El responsable del Programa de Salud Renal de Cochabamba y coordinador del Programa de Trasplante, Marcelo Rojas, explica que, cuando se trata de cadáveres, la donación de órganos se debe realizar con pacientes que sufren de muerte cerebral, ya que cualquier órgano, una vez que el organismo deja de vivir, sirve durante los próximos cinco minutos, si es que no recibe el tratamiento de conservación adecuado.

La jefa del Programa Nacional de Salud Renal aclara que la implementación de un banco de órganos (tal como proponen algunos enfermos con insuficiencia renal) sirve para realizar trasplante de otro tipo de tejidos.

“Como en Bolivia nunca hubo un Programa de Trasplante, lo estamos iniciando con trasplante renal, para lo cual no se necesita un banco (de órganos), porque los médicos tienen unas cuantas horas (máximo 24) para implantar el riñón.

“Una vez que nosotros veamos que el trasplante renal empiece a funcionar de manera correcta, el próximo paso, obviamente, será el banco de órganos”, manifestó.

Recientemente se organizó en La Paz un festival del Programa Renal y una feria en Cochabamba, cuyos objetivos se centraron, principalmente en exponer las necesidades de los pacientes renales, juntar fondos y dar inicio al Programa de Trasplante.

SIN RECURSOS PARA DIÁLISIS

Cuando Serafín Castellón, presidente de la Asociación de Enfermos Renales de Cochabamba, comenzó a someterse a sesiones de diálisis hace más de 25 años, los pacientes en la Caja Nacional de Salud, eran siete u ocho, hoy son más de 20.

De acuerdo a los datos con los que la Asociación cuenta, un 80 por ciento de los pacientes que se someten a las sesiones de hemodiálisis o de diálisis no tienen recursos para pagar el tratamiento y tienen que esperar resignadamente la muerte.

Si el paciente goza de un seguro médico necesita por lo menos 20 mil dólares para, en el peor de los casos, comprar un órgano y pagarse los estudios de compatibilidad y posteriormente los inmunosupresores, pero el paciente que no cuenta con seguro médico necesitará el doble o el triple de esa cantidad, porque se suma el pago por las sesiones de diálisis, que cuestan alrededor de 650 bolivianos en la consulta privada y 250 bolivianos en la pública.

Castellón define como paciente renal a aquel individuo cuyos riñones ya no cumplen su función de eliminar las toxinas que obligadamente el organismo consume. “Lamentablemente, esta dolencia no se puede detener, sólo avanza, hacia el tratamiento, la diálisis y el trasplante o la muerte”,  grafica.

La hemodiálisis es un proceso físico químico que consiste en extraer toda la sangre del organismo a través de un equipo, la máquina la diluye con líquidos especiales y sueros, luego la filtra y la desintoxica y purifica. Una vez hecho eso la sangre es devuelta al organismo, en un proceso que dura aproximadamente cuatro horas.

La diálisis peritoneal es un intercambio de líquidos al cual se lo somete al paciente a través del peritoneo, mediante una válvula especial y dos litros de un suero especial con una concentración equis y aquello debe permanecer unas dos horas en el peritoneo del paciente, al cabo de las cuales es extraído. En ese proceso de permanencia del suero se produce un intercambio de líquidos por ósmosis, en el que las toxinas son extraídas, en un lapso de 24 horas.