«Si Luis habla, caen 3 partidos».
Dictadura. El ex ministro del Interior de García Meza se encuentra en la celda RC-1 del penal de Chonchocoro. El Presidente pide que EEUU también expulse a Gonzálo Sánchez de Lozada y sus ministros
Armando Arce Gómez. Recuerdos. Habló en el estudio de su casa, rodeado de fotos familiares
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El Deber
Pablo Ortiz/Agencias
las 6:15 de la mañana, con -3º C de temperatura, Luis Arce Gómez descendió de las escalinatas del avión con dificultad, se sentó en una silla de ruedas y fue trasladado en una ambulancia de la Caja Nacional de Salud, las mismas que utilizaba para transportar paramilitares cuando era ministro del Interior en la dictadura de Luis García Meza, a una revisión médica dentro del aeropuerto de El Alto. Con ese acto, el considerado represor de la última dictadura, a quien responsabilizan por 93 asesinatos, 27 desapariciones forzadas y 4.000 detenciones ilegales, comenzó a purgar la pena de 30 años sin derecho a indulto por la que fue condenado en 1993.
El 30 de junio, un juzgado de migración de EEUU, donde fue extraditado en 1989 y cumplió una condena por conspiración para exportar drogas a ese país, decidió la deportación del ex coronel, que se hizo efectiva ayer, cuando fue trasladado desde la cárcel de Krome, en Miami, hasta un avión comercial que lo trasladó a La Paz.
Afectado por diabetes y cáncer de próstata, a los 71 años, el hombre que conminó a los opositores al golpe a andar “con el testamento bajo el brazo”, fue puesto ante un juez, que dispuso su traslado a la cárcel de Chonchocoro. Se encuentra encerrado en la celda RC-1 y ahora varias personas esperan que comience a contar todo lo que sabe del Gobierno dictatorial de Luis García Meza (17 de julio de 1980 al 4 de agosto de 1981). Ambos comparten la misma cárcel, a 3.800 metros sobre el nivel del mar en pleno altiplano.
A su llegada, el Gobierno aseguró que se trataba de una extradición. Así lo aseguraron el ministro de Gobierno, Alfredo Rada, y el viceministro de Coordinación con los Movimientos Sociales, Sacha Llorenti. También la Corte Suprema de Justicia, que había pedido su extradición en 2008, trató de adjudicarse el mérito, a través de su presidente suspendido, Eddy Fernández. Sin embargo, la deportación de Arce Gómez fue un acto unilateral de EEUU y venía acompañada de una carta de Michael Rozos, director del Servicio de Aduanas, en la que señaló que confía “en que la entrega traiga justicia al pueblo de Bolivia, víctimas de los repudiables actos que este hombre cometió (…). El Gobierno trabajará incansablemente para identificar, arrestar y finalmente expulsar de EEUU a aquéllos que han cometido crímenes contra la humanidad en el extranjero, de manera que puedan ser juzgados”, escribió Rozos.
El presidente del Estado Plurinacional, Evo Morales, saludó la decisión estadounidense y pidió que también expulse de su territorio a Gonzalo Sánchez de Lozada y sus ministros, que en Bolivia son acusados de la muerte de 67 personas durante las revueltas de septiembre y octubre de 2003.
“Siento que no hay una razón legal internacional para evitar la extradición de Sánchez de Lozada y eso (se) demuestra (con) la llegada de Arce Gómez”, acotó Morales.
También le gustó que Estados Unidos no otorgue el asilo político que pidió Arce Gómez -basado en la Convención contra la Tortura de las Naciones Unidas, ya que aseguraba que en las cárceles bolivianas no hay servicio médico que pueda garantizar su salud- pese a que su abogado lo pidió en varias ocasiones y abogó por que ese mismo espíritu se extienda no sólo a ciudadanos de Bolivia sino también de otros países, como Luis Posada Carriles, que es buscado por el Gobierno de Venezuela por supuestamente haber volado un avión.
También pidió que Perú, que ha refugiado y asilado a cuatro ex ministros de Goni, respete “la justicia boliviana, porque es obligación de los presidentes coadyuvar en la investigación y la sanción de quienes hicieron daño”, concluyó el presidente boliviano.
Las reacciones por su llegada
No es un día de venganza, sino de justicia, un día en el que muchas personas que vivimos la dictadura de Luis García Meza nos sintamos satisfechos por que la justicia tarda pero llega.
Alfredo Rada/Min. de Gobierno
Sufrí un atentado a mi avión mandado por el señor Arce Gómez, pero creo que esto hay que tratarlo con mucha seriedad. Lo menos que se puede hacer es politizar el tema en función del momento.
Jaime Paz Z./ex Presidente
Fue el autor principal del golpe sangriento de García Meza. El pueblo debe sentirse satisfecho porque las causas de la sanción a Arce Gómez no es a un delito cualquiera, sino por genocidio.
Waldo Albarracín/Ex Def. del Pueblo
Éste es un logro de la justicia boliviana, es una muestra de que los fallos, si bien pueden tener algunos contratiempos, deben cumplirse inevitablemente. El Poder Ejecutivo lo que hizo fue cumplir con la CPE.
Eddy Fernández/Corte Suprema
Arce Gómez era tan brutal que no era simple anécdota aquello de que en Bolivia las amígdalas se operaban por vía rectal. Todavía estremecen los asesinatos en la calle Harrington de La Paz.
Hernán Maldonado/Ex fotógrafo
Espero que hoy sí se sepa dónde están los muertos, dónde están los restos de Marcelo Quiroga Santa Cruz y decenas de bolivianos. Ojalá se pueda poner un punto final a este doloroso proceso.
Luis Vásquez/Víctima de Arce Gómez
La deportación de EEUU de Luis Arce Gómez es un acto de justicia que debe ser un ejemplo para que cualquier gobernante que masacre a su pueblo, no importa el tiempo que pase, al final pagará sus penas.
Alvaro García L./Vicepresidente
Cuidado que a este Gobierno le pase lo mismo que a Arce Gómez por rifar las aguas del Silala, postergar la aspiración marítima del pueblo y fomentar el incremento de coca que va al narcotráfico.
Roberto de la Cruz/Concejal de El Alto
La Sentencia
Alzamiento armado y organización e integración de grupos irregulares, con la pena de 30 años de presidio
Delitos contra la libertad de prensa, con la pena de 3 años de reclusión, asesinato, sancionado con 30 años de presidio, sin derecho a indulto.
Genocidio en la calle Harrington, con la pena de 20 años de presidio y 500 días multa.
Por las mismas razones citadas en el caso precedente, se condena a Luis Arce Gómez a la pena de 30 años de presidio, sin derecho a indulto, que debe cumplir en el penal de Chonchocoro.
Siendo de conocimiento público que el procesado se encuentra cumpliendo condena en los Estados Unidos de Norteamérica, corresponderá al Poder Ejecutivo tramitar su extradición. Fue dada el 21 de abril de 1993.
«Si Luis habla, caen 3 partidos»
Armando Arce Gómez. A las 16:20 de ayer recibió una llamada desde la cárcel de Chonchocoro. El que le hablaba era el ‘Tigre’, un reo que a esa hora estaba cerca del ex ministro del Interior. Le dijo que éste necesitaba una estufa y ropa gruesa. Su único hermano ofrece un retrato íntimo del coronel
El Deber
Roberto Navia y Tuffi Aré
– ¿La presencia de Luis Arce Gómez podrá acercarnos a la verdad sobre Quiroga Santa Cruz, algunos partidos que pudieron haber participado en la dictadura y sobre el padre Luis Espinal?
– Yo creo que sobre Luis Espinal no, porque quienes lo mataron, al menos es lo que me dijeron oficiales de Inteligencia ayudantes de mi hermano Luis, fueron los cárteles de Colombia, porque parece que se enteraron de que Espinal, que editaba un periódico, ya tenía la lista de todos los narcotraficantes bolivianos y extranjeros, y la iba a publicar.
– ¿Y sobre Marcelo Quiroga?
– Hay una teoría de que quien se la tenía jurada a Marcelo era el general Banzer, porque a éste lo hizo m…, le tiró 11 horas de acusaciones. Luis me dijo que a Marcelo Quiroga nadie lo iba a matar, que lo mataron por atrevido. No era como Lechín, que cuando tomaron la COB y vio la cosa perdida, levantó los brazos y dijo me rindo. En cambio, Quiroga Santa Cruz era un atrevido y como los que mandaron eran mercenarios, con los nervios, por atrevido le han de haber tirado un tiro. Lucho me dijo: ‘¿En qué me incomodaba Marcelo? En nada. Más bien con él ganaba plata porque le alquilaba sus aviones’. Yo recuerdo un día que me encontré a Quiroga y a Lucho, juntos sentados, matándose de risa.
– ¿Eran amigos?
– Eran amigos; a mí me consta. Aquella vez que los vi juntos, Lucho le decía: ‘Mirá, por ese precio no te alquilo mis aviones para hacer tu proselitismo. Por menos de 250 dólares la hora yo salgo perdiendo Marcelito, no me jodas’.
– ¿Su hermano sabrá dónde están los restos de Marcelo?
– Que lo debe saber Lucho, puede saber. No sé. No le da la gana de decirlo o es una carta que tiene él. Todo lo que les digo son especulaciones porque nunca me dijo nada. Es una carta que tiene para negociar. Son pendejos los políticos, y Lucho aprendió a ser político. Yo le decía: Hasta mentiroso eres.
– ¿Qué espera la familia?
– Estamos desmoralizados, Lo veo muy viejecito y si tiene una enfermedad irreversible y sumado a un Gobierno tan radical y tan mentiroso y tan odiador, no le veo nada bueno. Yo, a esos ‘querubines’ de Chonchocoro les doy 50 dólares, les digo deshacete de ese viejo, se deshacen y lo matan.
– ¿Quién puede ganar ahora con su eliminación en la cárcel?
– Mucha gente, porque Lucho sabe mucho. Un día me dijo: ‘Si querés cuidarme, cuidame de los de derecha, porque a los zurdos ya los acabé’.
– ¿Hay gente de derecha que puede todavía ser perjudicada?
– Alguien me dijo con buen criterio que si Arce Gómez llega a hablar, más de tres partidos desaparecen. Lucho ha sido mucho tiempo oficial de Inteligencia y debe saber vida y milagros de todo el mundo, y los pecados mortales. Si uno es homosexual también lo debe saber, qué negociados hizo, cuánto era su cuenta bancaria en tal fecha y por qué subió de tanto a tanto
– ¿Qué carta bajo la manga puede tener Arce Gómez?
– Yo, siendo él, haría intercambio de información. No me joden y yo les digo tal cosa, porque lo que tiene Lucho es muy poco por perder.
– ¿Llegará a tener en Chonchocoro alguna relación con García Meza?
– Yo los hice abuenarse en Buenos Aires porque no se podían sentir.
– ¿Después de la dictadura?
– Después. Hice una parrilladita y junté a los dos Lucho. Les hice abuenarse y no les quedó otra cosa que saludarse y charlar.
¿Estarán cerca en la cárcel?
– García Meza tiene su casita aparte del módulo central de los presos y, si le dan a él eso, ¿por qué no le van a dar a mi hermano? Yo, en cuatro días mando a mis albañiles y le hago su dormitorito, su bañito y su salita minúscula. Lo que me han dado a entender, no oficialmente, es que no le van a dar preferencia. Eso me dijo un funcionario de la Cancillería. Hablé el año pasado.
– ¿Es verdad que su hermano tuvo ocho aviones y una empresa de aviación?
– Tenía una empresa de aviación, unos aviones de escuela que costaban 8.000 dólares cada uno, unos avioncitos de escuela ‘michirulos’. Los de peso eran dos o tres. Lo que sí aprovechaba era su condición de ministro para encargarlos para que trabajen en reparticiones. Si traían presos políticos, lo hacían en el avión del coronel Arce Gómez, y él cobraba.
– ¿La empresa era sólo de él?
– Era de él, mía y de mi padre, con la diferencia de que a mi padre y a mí nos metió revolucionariamente. Yo no quería tener nada con él porque siempre para los negocios no era bueno.
– ¿No tuvo otro negocio?
– Ha de haber medrado como todo ministro. Yo trato de ser lo más imparcial posible. Me voy a morir sin saber hasta dónde se involucró. Como narcotraficante fue un tonto útil, porque EEUU le hizo un juicio por conspiración en el narcotráfico, asociación ilícita, sería la figura jurídica.
Ahora, lo que también especulan mucho es su relación con Roberto Suárez. Lo que pasó es que Roberto era un señor, un tipo que se acercaba y ayudaba. Todos eran amigos de él. No puede uno ser enemigo de un tipo tan buena gente. Por eso aprovechan y dicen que Lucho y él eran parientes.
Hay tantas injusticias contra Lucho y no digo que es un querubín. Yo deduzco que fue un tonto útil de los narcotraficantes. Le regalaban migajas para que no les revisen la valija. Que tomá este regalito, ¿le gusta ese auto? Son mis deducciones.
– ¿Cuánto dinero estima que llegó a tener su hermano?
– A gatas, ha de haber llegado a tener en efectivo un millón de dólares y en bienes inmuebles no más de 600.000 dólares. Casitas, hangarcitos de huevo, avioncitos. Un avión que cumplía los servicios a la Comibol, porque nosotros exigíamos que los aviones sean de primera. Él, aprovechando que era militar, no los metió revolucionariamente en la licitación.
Eso sí, de sonso no tenía nada. Sabía dónde poner la palanca. Me decía: ‘Lo que pasa es que vos eres un minusválido mental, eres cojudo, no sabes aprovechar en la vida’.
– Luis Arce Gómez estuvo también con los gobiernos de René Barrientos y de Ovando Candia…
– Estuvo. Con el que rompió lanza fue con Banzer. Paradójicamente Lucho es graduado en el Servicio de Inteligencia Militar de Panamá. Estudió en España, en el Estado Mayor. Fue compañero de curso del rey Juan Carlos.
– ¿Es cierto que fue expulsado de las FFAA?
– Sí, porque le pegó a un brigadier.
– Se comenta que alguna vez el coronel Arce Gómez llamó al general Gary Prado a su despacho para acusarlo de que estaba conspirando y lo amenazó, ¿es cierto?
– Es que Gary era medio zurdelio (izquierdista), y eso no se perdonaba a nivel militar.
-¿Gary Prado era de su generación, de su promoción?
– Claro, era su fantasma, porque mi madre le decía: ‘¿Por qué Garicito es el primer alumno de tu curso?’
Entonces Lucho no lo podía sentir. Yo creo que decía por qué no se morirá éste. Era su pesadilla.
– ¿Usted cree que Luis Arce Gómez siempre tuvo la vocación militar?
– Sí, sí, le gustaba. No se olvide de que Lucho tuvo su prestigio cuando era subteniente. Hizo macanas. Se casó y se hizo castigar, porque no se puede casar un militar hasta el grado de capitán. Éste se casó de subteniente y se la robó a su mujer.
– Se ha comentado y publicado que Luis Arce Gómez disfrutaba con las torturas…
– Yo creo que su cargo de ministro del Interior hizo que lo pinten así.
Lo que pasa es que los militares de esa época estaban acostumbrándose a la violencia. No los de Bolivia, sino los de Sudamérica. Era una lucha sin cuartel y él como ministro del Interior y militar no podía quedar atrás. No es que le hubiera gustado la violencia.
Yo lo he visto desde el lado humano un día en que su hijito, de dos años, se cayó y se partió el labio. Casi se puso a llorar, a gritar, me pidió que mire a su hijo. Le puse un pañuelo y le dije, ‘¿vos eres el terror de Bolivia?’ En realidad era un hombre muy sensible.
– ¿Usted cree que el narcotráfico llegó a tocar al entonces presidente Luis García Meza?
– Le pudo haber tocado porque todos los ejércitos de Sudamérica con regímenes militares necesitaban plata para su guerra sucia y el que proveía esa plata era el Ejército de Bolivia.
– ¿Ya habló usted con su hermano?
– Hablé con un señor llamado el Tigre, un recluso de Chonchocoro.
Me llamó para decirme que mi hermano necesitaba una estufita y ropa gruesa. Le propuse que le iba a mandar un celular, pero eso está prohibido.
Mi padre era culto; el otro, un ‘militarote’
– ¿Cómo está de salud su hermano?
– Hace seis meses lo intervinieron por un problema en la próstata. Él no se quejaba, tiene mucho amor propio. Mi padre nos educó de tal forma que decía que los enfermos y los cobardes deben de morirse. Nosotros toda la vida tratamos de aguantárnosla como podíamos. Yo creo que todo eso ha influido mucho en el carácter de Lucho, de ser así tan atolondrado, tan arrofaldado. Pero esta madrugada (por ayer) lo he visto un ancianito, ¿será que uno no se da tiempo para darse cuenta de que el tiempo envejece?
– ¿Cuando el estaba en EEUU, usted lo vio alguna vez?
– No lo vi porque nunca quiso. Me dijo que yo me preocupe de sus hijos y de mi madre. Como todo hermano siempre hemos tenido antagonismo, quién era el más machote, el triunfador, el exitoso. Un día fui al ministerio y le dije: ‘Esto no me gusta, es puro delincuentes, malandros’. Él me dijo: ‘Aquí no se da la primera comunión, esto es el ministerio de la represión’.
– ¿Su papá, cómo era ideológicamente, igual que Luis?
– Mi papá igual era de derecha, pero con más intelecto, mi padre era muy culto. En cambio, Lucho era un ‘militarote’. Yo he notado una diferencia sustancial.
El uno era un intelectual, fino, jugaba ajedrez, bailaba el vals. El otro era un burisero, malhablado.
Tenía viveza criolla
– ¿Cómo disfrutaba el poder? ¿Qué le daba placer?
– Cagarse de risa de todo el mundo, y mandar. Era su debilidad. Parecía que hubiera tenido un complejo de niño.
Me acuerdo que un día estábamos yendo en su auto a cenar a la casa. Eran las 20:30, para su auto y llama por radio: ‘Tómenla presa a la chola que vende anticuchos al lado de El Prado, por la plaza del Estudiante’. Al rato, un tremendo Caimán, con 40 tipos armados hasta los dientes, llega para tomarla presa a la anticuchera. Esas cosas espectaculares le gustaban. Le dije: ‘no creo que esta mujer sea subversiva ni tira bombas’. ‘No seas cojudo’, me dijo, ‘y qué van a comer los que tomamos presos en el estadio’. Los soldados a la chola la tomaban presa y le cargaban su leña, sus asaditos, sus palitos, y la mujer hacía su agosto en el estadio porque ahí ya había como 60 presos. Yo noté que ella subía a la volqueta calladita de un puntazo .
– ¿Usted qué le dijo a su hermano cuando éste advirtió que los elementos opositores tenían que andar con su testamento bajo el brazo?
– Me causó risa porque era muy propio de Lucho.
Era vivo, en el sentido de tener viveza criolla, pero de cerebral nada.
¿Cómo pues va a decir eso un ministro? Si yo pienso matar a alguien y soy ministro, no lo anuncio pues.