Detrás de las luces del Bicentenario

Un padre discriminador, un visitante abusivo, un pluri-desfile sazonado de indigenas, expandilleros y ex combatientes de Ñancahuazu, metidas de pata del canal oficial y la infaltable pugna política por acaparar cámaras.

 imageimageimage La parada militar-indígena en la que participaron efectivos de cinco países de la región fue presenciada por los presidentes de Bolivia, Ecuador, Venezuela y Paraguay en La Paz por la conmemoración del Bicentenario del grito libertario de 1809. (Fotos: Abi)

Los festejos del Bicentenario tuvieron en La Paz un sentido más político que cívico y ayudaron a remarcar la impronta de un gobierno que usa a la división como herramienta en la búsqueda de su hegemonía. Sirvieron, además, para desnudar la dualidad en la que se mueve Evo Morales en relación a varios aspectos.



Se trató, hay que reconocerlo, de festejos realizados a la medida de la importancia de la fecha que se conmemoraba y en los que la población, a diferencia de los funcionarios gubernamentales, participó con verdadero fervor cívico.

Sin embargo, Evo Morales, peleó a brazo partido un papel protagónico y sus consabidos discursos no dejó pasar la oportunidad para ganar puntos ante su padrino Hugo Chávez. Nadie le hizo notar la incongruencia de que una efeméride departamental, dedique, por ejemplo, más espacio del que correspondía a la crisis hondureña. Como ya lo habíamos dicho, en varios actos quitó al alcalde Juan del Granado el protagonismo que le correspondía y pretendió mostrarse como heredero de los Protomártires de la Independencia, además en la noche le dejo plantado en la cena que ofreció el burgomaestre y prefirió irse a bailar al festival de música celebrado en el estadio paceño, pues ahí estaban las cámaras de televisión.

Otra. En desatinado intento de revisión histórica el presidente quiso identificar a Tupac Katari como el precursor de la gesta libertaria paceña lo que muestra nuevamente su desconocimiento de la historia o por lo menos su afán de encontrar un justificativo para su radicalismo indigenista de ultima hora, puesto que durante los 20 años de dirigente cocalero jamás reivindicó esta postura.

Los festejos enorgullecieron al valeroso pueblo paceño pero fueron también una bofetada contra los sucrenses. Por encono político el presidente degradó la magnitud de los festejos del primer grito libertario de América y exaltó los de La Paz, abriendo nuevamente la posibilidad de una confrontación regional que se creía superada. Bolivia tiene un padre  discriminador.

No fue solo el problema regional el que volvió a ser puesto sobre el tapete debido al afán de venganza del gobierno en contra de Sucre. Evo nuevamente se mostró incontinente y acusó a la Iglesia Católica de tener intenciones golpistas tomando como pretexto un llamado que hiciera ésta en Honduras y se despachó señalando que la oración es una anestesia para los pueblos.

Con su postura anticatólica, también revelada luego de llegar a la presidencia, puso además en figurillas a las Fuerzas Armadas que no pudieron rendir honores a la Virgen del Carmen, Patrona y Generala de la institución y tuvieron que mandar una esmirriada delegación a la procesión de la imagen de la Virgen que fue llevada como estandarte por los sublevados del 16 de julio de 1809.

Naturalmente este detalle histórico no lo conocía Evo y nadie se tomó el trabajo de enterarlo. Por el contrario, Pedro Susz, funcionario de la alcaldía a quien se le dio por hacer de oficioso gubernamental, dijo que por disposición de la nueva Constitución las FFAA no pueden participar en actos religiosos y que en su lugar acudiría la Policía. Sorprende hasta donde puede llegar el grado de servilismo de algunos funcionarios que quieren aparecer como más papistas que el Papa.

Una reportera del canal oficial gubernamental (los hay otros privados que son también gubernamentales pero en forma solapada), tuvo también problemas. Resulta que en la “parada militar bolivariana” participó un grupo de excombatientes en la guerrilla de Ñancahuazú, lo cual no fue muy del agrado ni de Evo ni de Chávez que consideraron herido su espíritu guevarista.

Pero eso no es todo. La inadvertida reportera describió a los excombatientes como defensores de la patria frente al invasor extranjero, como defensores de la soberanía nacional, lo cual ocasionó que de inmediato se le cortara el audio desde el estudio central y que la muchacha quedara por un buen rato hablando al cohete. Posteriormente debió sufrir una severa reprimenda de Julio Peñaloza, el jefe de prensa de canal 7, en el pasado estrecho colaborador de los neoliberales ADN y MNR y ahora furibundo izquierdista e indigenista.

Las pandillas no estuvieron ausentes. “Los marquezes” que fueron conocidos por sus múltiples tropelías al principio de la década de los 70 fueron parte de la “parada militar bolivariana”. Sus rasgos fascistoides puede que den la nota sobre el futuro curso de los acontecimientos.

Para rematar pudimos constatar que Hugo Chávez es más insoportable aún cantando que dando discursos. El aporrear sin ninguna consideración “Alma llanera”, considerado el segundo himno venezolano, debe merecer también el reproche de todos quienes tenemos un mínimo de respeto por la música y el canto.

imageEl presidente Hugo Chávez recibe el informe de la Guardia Presidencial. Luego sostuvo una prolongada reunión con su homólogo Evo Morales. (foto La Razón)

Pero el cierre no podía  ser peor, Chavéz  se quedó hasta el mediodía de ayer viernes en La Paz en largas reuniones privadas con Morales y no tuvo el menor reparo en adelantarse a recibir el parte de la guardia presidencial al ingresar a Palacio Quemado, al lado de Evo, quien quedó malparado al ser desplazado en su propio país y solo atinó a caminar rápidamente hacia el ascensor.

De inmediato el Vocero Iván Canelas trató de minimizar la humillación con el cuento de que eso ocurre siempre con los mandatarios visitantes y además en una total abdicación de su pasado de dirigente sindical justificó como un simple exceso de celo de la seguridad presidencial la encerrona de los periodistas de medios privados para que no incomoden con preguntas impertinentes al «benefactor» venezolano cuando ingresaba a palacio como si fuera el presidente de Bolivia. Solo pudieron hacer entrevistas, con libreto acordado, el gubernamental Canal 7 y la chavista cadena Telesur, medios que obviamente tuvieron ingreso irrestricto a todos los eventos del bicentenario. Soberanía le llaman.