La campaña que se viene


El MAS se juega todo para iniciar el 6 de diciembre un proceso sin control y sin límites de tiempo. La campaña será un espejo de ese afán.

ElNuevoDia Editorial El Día



Ha llegado la hora de ver todo lo que es capaz de hacer el MAS para lograr que el 6 de diciembre sea el inicio de un proceso indefinido de ocupación del poder en Bolivia.

Mientras que la oposición está enfrascada en buscar las caritas simpáticas para reunir la mayor cantidad de votos posibles y la Corte Nacional Electoral (CNE) se empeña en hacer viable el empadronamiento biométrico, el oficialismo mueve todo su aparato político y comunicacional como si fueran a enfrentar una guerra en la que también jugarán como mariscales de campo, los ministros y todos los recursos estatales a su disposición.

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La paralización del Estado puede ser apenas un daño colateral. Todo vale en campaña, incluido el virus de la gripe A, que ha sido neutralizado por los festejos del Bicentenario de La Paz, ciudad que gozará de dos días de feriado y el estreno de numerosas obras financiadas por el Gobierno central. No es para menos, se trata del principal bastión del MAS, al que hay que adular y cuidar al extremo. La muerte de dos personas con todos los síntomas de la enfermedad que tiene asustado al mundo entero, es algo que hay que relativizar por un Ministerio de Salud que se empeña en mostrar que la gripe porcina es un asunto sólo de Santa Cruz.

Y si el ministro Tapia hace todo por politizar una epidemia y engripar a los opositores, su colega Quintana sigue adelante con el plan Pando, departamento que está en vías de convertirse en el nuevo Chapare, con coca excedente y todo, pero más que nada, con las características de un feudo impenetrable y con lealtad absoluta al régimen que le asegure la vigencia de la ilegalidad como modo de vida y de producción.

Cada uno hace su parte en esta guerra de baja intensidad. Como el temita del terrorismo se cayó indefectiblemente en Santa Cruz, los diputados masistas que investigan el caso Rózsa, se han trasladado a Trinidad donde están tratando de acosar a las autoridades con sus acusaciones sin fundamento. Algo habrán logrado con su plan de desprestigio  que comenzó el 16 de abril o de otra forma ya se hubieran calmado y seguramente buscarán cuando menos arañar una mano de barniz a los opositores benianos.

Todo esto va, en tanto los candidatos opositores no asomen sus narices con sus altavoces, banderas y panfletos, aunque una nueva arremetida judicial contra Manfred Reyes Villa y la incursión de una viceministra en la Prefectura de Santa Cruz fueron señales claras de que la “marcación” será cuerpo a cuerpo para evitar cualquier jugada de peligro. Los movimientos sociales, que advirtieron con tiempo suficiente que están con los chicotes listos para hacer una y mil veces lo que hicieron con Marcial Fabricano, le pondrán la cuota de violencia que necesita esta guerra que poco a poco se va calentando.

El MAS se jugará su futuro el 6 de diciembre y no hay duda de que se colocará a la altura de las circunstancias. Carece de todos los escrúpulos para hacerlo. La democracia boliviana también estará en juego ese día y se espera que haya quienes estén dispuestos a enfrentar los duros días que nos esperan para estos próximos cinco meses.